CRISTO ES TODO PARA NOSOTROS

 CRISTO ES TODO PARA NOSOTROS


El penúltimo mensaje que compartí, fue con el título: “CUÉNTALE TODO A JESÚS.” Un hermano que ha leído el mensaje, me llamó por teléfono y me dijo: “Me ha hecho muy bien contarle todo a Jesús.” … Esta persona ha encontrado paz y fortaleza, solo en Jesucristo.

Es difícil confiar en alguien nuestras luchas, batallas y preocupaciones. Aún, es complicado contarles a personas cercanas a nosotros. Por este motivo, muchos deciden sufrir solos sin poder hacer nada.


Pero, no conviene ocultar o callar, nos hace más daño y no podemos cargar con esa culpa para siempre. ¡Necesitamos liberarnos! Como alguien decía, si callamos nos corroe el alma, nos afecta en todo nuestro ser. Entonces no es bueno ocultar o callar.


Uno de los textos que me ha ayudado es Salmos 32:3-5, doy gracias a Dios que esté escrito en la Biblia. Es una experiencia del patriarca David, él dice: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos... Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado.” (Salmos 32:3-5).


Eso mismo nos aconseja que hagamos el apóstol Pedro, en 1 Pedro 5:7, dice: “echa todas tus preocupaciones sobre Él, porque Él cuida de ti”. En la Traducción del Lenguaje Actual, dice: “… pongan sus preocupaciones en las manos de Dios, pues Él tiene cuidado de ustedes.” (TLA).


Hoy comparto la continuación de este mensaje, con el título: “CRISTO ES TODO PARA NOSOTROS.” Esa es la verdad y la esencia de vida para el cristiano. Todos nuestros pecados Él lo ha borrado y lo ha sepultado en el profundo del mar de la gracia para siempre; no es justo seguir cargando con el sufrimiento. Necesitas despojarte y depositar en las manos de Dios.


En el Nuevo Testamento, nuestro Señor Jesucristo nos invita ir a Él, para encontrar ese descanso tan anhelado. Ese descanso es lo que necesita el hombre para tener paz y fortaleza en esta vida. Entonces no rehúses a esta invitación: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mateo 11:28) Recuerda, es Jesucristo quien te hace esa invitación. ¿Qué le responderás? ¡La respuesta la tienes tú!


Para entender este mensaje, voy a contarles el testimonio de Antonio: Dice que él tenía problemas con su carácter, era de “pocas pulgas” (como se dice popularmente en mi país). Cierto día, después de regresar del trabajo se encontró en un embotellamiento de tránsito. En eso se ha percatado que, detrás de él venía un auto a toda prisa, rebasaba a varios coches y estaba inquieto queriendo pasar. Trataba de abrirse paso entre tantos vehículos.


Antonio, observaba por el espejo retrovisor como zigzagueaba queriendo pasar. En ese momento trata de rebasar a Antonio peligrosamente, casi lo raspa su coche. Y Antonio estaba furioso, con ganas de gritar o insultar o impedir el paso. Pero, Antonio en ese momento inexplicablemente se tranquiliza, y él piensa: “Pobre hombre, quien sabe necesita llegar urgente a su destino…” Dicho esto, se hizo a un lado y le dejó pasar…


Al llegar a casa, Antonio recibe una noticia muy triste: Su hijo de tres años había sufrido un grave accidente y había sido llevado al hospital de urgencia por su esposa... Inmediatamente va al hospital y al entrar al hospital, su esposa corre al encuentro, se echa a los brazos de su esposo con lágrima en los ojos, al mismo tiempo con alegría en su semblante, tranquiliza a su esposo, le dice: “Tranquilo mi amor, todo está bien, todo ha salido bien. El médico llegó justo a tiempo para salvar a nuestro hijo, ya está fuera de peligro.”


Aliviado Antonio dirige sus pasos al consultorio del médico que había atendido a su hijo, para darle las gracias por salvar a su pequeño. Cuál sería su sorpresa, al verle se quedó sorprendido. El médico que estaba frente a él, era el mismo señor apresurado que él le había dado paso, en medio del embotellamiento de coches... 


Antonio, en ese momento levanta las manos para dar gracias a Dios y luego le abraza a ese buen profesional para agradecerle... Antonio, a pesar de su carácter, había ablandado su corazón para darle paso a este Señor en ese momento del embotellamiento … 


Esta familia de la historia, antes de marcharse al trabajo, siempre tenían el ejercicio del Devocional y un momento de oración con Dios… Ellos sabían la importancia de refugiarse en Dios, para que durante el día les vaya bien, en todas sus actividades … Decirle como Moisés: “… Si tú mismo no vienes con nosotros, no nos hagas salir de este lugar…” (Éxodo 33:15-17 NTV)


El Apóstol Pablo mismo al escribir a los hermanos de Colosas, dijo: “Cristo es el todo, y en todos.” (Colosenses 3:11). ¡Estas palabras deshacen la idea de justificarse con las propias obras humanas! … Por eso, es también una rica fuente de consuelo y aliento para las personas afligidas por sus pecados. Ese consuelo es: “Cristo es el todo, y en todos.”


En Salmos 73:23-25, el salmista dice: “… tu poder me mantiene con vida, y tus consejos me dirigen; cuando este mundo llegue a su fin, me recibirás con grandes honores. ¿A quién tengo en el cielo? ¡A nadie más que a ti! Contigo a mi lado, nada me falta en este mundo.” Y en Salmos 3:4, dice: “… en Él confío; ¡Dios es todo para mí!”


Alguna vez nos hemos encontrado en una situación muy difícil, como si estuviéramos en un fondo sin salida, nos hemos sentido impotentes y desanimados sin poder hacer nada; miramos por todo lado, si hay alguna manera de salir o escapar de esos problemas. Aún los amigos que habíamos pensado que eran buenos amigos, nos han cerrado las puertas.


Uno siente un peso enorme en el corazón y el cuerpo está cansado, entonces ¿a dónde nos dirigimos? ¡Buscamos una vía de escape! ¿Verdad? Miramos a todas partes con la pregunta ¿Dónde encuentro ayuda? ¿Cuál es el camino que debo tomar? Ahora te pregunto: ¿Encontraste esa ayuda adecuada? Muchos por no encontrar una ayuda, se han refugiado en el alcohol o las drogas. ¿Eso es una ayuda para bien? ¡No! ¡De ninguna manera! Es para más sufrimiento.


En Salmos 121:1-2, esta persona tenía una pregunta parecida y al mismo tiempo una respuesta acertada, dice:A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, Creador del cielo y de la tierra.” (Salmos 121:1-2 CST). Personalmente, encontré una ayuda completa en Dios. Entonces, la única esperanza para el hombre que sufre es nuestro Señor Jesucristo quien murió en la cruz por ti y por mi (Juan 3:16).


En las palabras de Jesucristo, también encontramos palabras de esperanza, dice: “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (Juan 10:10). Y Lucas 19:10, dice: “Yo, el Hijo del hombre, he venido para buscar y salvar lo que se había perdido.” Estas palabras nos alegran ¿Verdad?


Por ejemplo, al ver a fieles cristianos sonreír en medio del dolor y problemas, preguntan: ¿de dónde sacan fuerzas? El secreto de esa paz, gozo y el valor que vemos en esas personas, es: ¡Cristo lo es todo para ellos!... En medio de esas dificultades, son capaces de mostrar su fe con fortaleza, ellos saben en quien han confiado y quien les sostiene. 


Si vivimos en el refugio correcto, vamos a decir como Moisés: “… Si tú mismo no vienes con nosotros, no nos hagas salir de este lugar…” (Éxodo 33:15-17 NTV).Ya no vamos a querer apartarnos de Él nunca. Y diremos como el Apóstol Pablo: “… a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien…” (Romanos 8:28). Nuestro Señor Jesucristo bendiga siempre su vida y familia. Amén.




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