LOS QUERIDOS ABUELOS ¿ESTORBO PARA TODOS?
LOS QUERIDOS ABUELOS ¿ESTORBO PARA TODOS?
Ayer en la mañana al subir del centro de la ciudad a mi casa, en el transcurso del recorrido del bus, vi subir a un anciano con dos bolsas de pan, sosteniéndose en un bastón. Era necesario ayudarle, inmediatamente me levanté para ayudarle y le cedí el asiento que estaba ocupando.
¡Cómo se alegraba por la ayuda que le brindé!, lo hice con mucho gusto y con alegría. Él anciano, se dirigió a mí con unas palabras de agradecimiento, que solamente ellos saben hacerlo, con mucha elegancia y palabras dulces.
Pero también, por casualidad la misma mañana vi en la tele un episodio muy penoso y preocupante: las noticias mostraban un maltrato horrible a los ancianos, en un hogar de acogida, de la ciudad de Sucre, Bolivia. Las imágenes eran muy crueles, me causaron rabia e impotencia y al mismo tiempo tristeza. Me preguntaba: ¿Vale la pena llegar a la tercera edad? ¿Nos convertimos en un estorbo para la familia y la sociedad? ¡Es complicado pensar en ser anciano!
Al respecto, quiero rescatar las palabras de Emilio Castellote, en su artículo: “CUANDO NOS HACEMOS MAYORES: LA SOLEDAD DE LOS ABUELOS.” Él dice: “Sentirse útil y querido. Son dos cosas que nos proporcionan ganas de vivir. Dos sentimientos que se cultivan en las relaciones con los demás… ¿Qué pasa cuando uno se va haciendo mayor? Pasas a ser un estorbo, una carga, o como muchos el cuidador de unos nietos que seguramente no saben apreciar los tesoros y la sabiduría dada por la experiencia de su abuelo que les cuida. A mí esto me parte el corazón. No sé a ti.”
También, Nínive Alonso (Escritora, abogada, filósofa y terapeuta española), escribió en su artículo, con este título: “Los viejos ¿Un estorbo para todos?”, ella dice: “… Amigo joven, seguramente pienses que ¡sí, un viejo puede ser un estorbo!, pero algún día ese estorbo serás tú y tendrás las canas amarillentas, y te pondrán pañales y serás un viejo al que todo se le olvida pero te gustará que vayan a visitarte, que te sonrían, que te hagan parecer necesario y querido, querrás que tus nietos te abracen todas las semanas y que te cuenten “cosas de ligues” y te hablen del Facebook aunque luego, cuando marchen, te olvides de casi todo… Serás un viejo y serás un estorbo. Pero ojalá, seas el estorbo y el viejo preferido de aquellos por lo que diste tu vida como otros la están dando por ti.”
Parecen palabras muy fuertes. Pero, vale la pena meditar en la realidad de la vida; porque todos vamos a llegar a ser viejos, nadie escapa de este ciclo de la vida. Excepto a que antes de ser viejos nos llegue la muerte.
En esta etapa, es normal pasar por momentos de muchos interrogantes. Uno se deprime y sufre, porque las fuerzas ya no son como cuando eran jóvenes, a menudo se aburren y se sienten estorbos, inútiles que no sirven para nada.
Hay razones para deprimirse ¿Verdad? Vemos muchos ancianos abandonados por su familia, en las calles pidiendo una moneda y otros abandonados en su propia casa… viendo todo esto, uno se pregunta: ¿Cómo reaccionarán conmigo mis hijos? ¿Seré una carga para ellos? ¿Quién me socorrerá cuando estoy enfermo?...
Pero, lo que falta preguntarnos, es: ¿Qué dice Dios? Aquí viene la noticia más agradable de nuestra vida. Las promesas del Señor son fieles y nos levantan el ánimo. Levantamos la cabeza y sonreímos gozosos, porque estamos en buenas manos ¿verdad? Uno de los textos de la Biblia, dice: “… Yo he cargado con ustedes desde antes que nacieran; yo los he llevado en mis brazos, y seguiré siendo el mismo cuando sean viejos; cuando tengan canas, todavía los sostendré. Yo los hice, y seguiré cargando con ustedes; yo los sostendré y los salvaré.” (Isaías 46:3-4). ¿Ahora contentos? Hay todavía más promesas. Job 5:26, dice: “Llegarás a la vejez en pleno vigor, como un manojo de espigas maduras.”
Para los que son jóvenes todavía, mi consejo es: Hoy entreguen sus vidas a Dios, confíen siempre, sírvanle de todo corazón y sean obedientes en todo, así tendrán una vejez honrosa delante del Señor: “Las canas son una digna corona, ganada por una conducta honrada.” (Proverbios 16:31). Él nos ama y nos cuida, hasta que lleguemos a esa hermosa edad. Su recomendación es: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33)
Estos textos me hacen recordar de muchos siervos de Dios, a los 90 años, llenos de vigor, siguen todavía enseñando y predicando, con esas fuerzas, que uno se pregunta: ¿De dónde sacan esa fuerza?
Hace 4 años atrás, mi esposa y yo viajamos a un aniversario de una congregación cristiana, en el trópico boliviano, con un pastor de noventa años. Me sorprendí al verle caminar como en sus tiempos juveniles, he visto enseñar con todo vigor la palabra de Dios.
¡Qué bonita noticia! ¿Verdad? La solución es Cristo. Él vino a esta tierra para rescatarnos del sufrimiento y llevarnos a la vida eterna, entrega tu vida a Él, si no has recibido a Jesús como Señor y Salvador, hoy es el día para que lo hagas. Recuerda que, tomados de las manos del Salvador, emprendemos el maravilloso camino hacia una vida feliz. No se arrepentirá de tomar esta decisión. Sin Él no podremos hacer nada (Juan 15:5).
Para terminar este mensaje, te pregunto: ¿En este momento cómo estás? Tal vez estás pasando por un momento difícil, de soledad, aflicción, dolor, tristeza (y no entiendes por qué), que nadie se preocupa de ti, tal vez estás enfrentando una enfermedad y te preguntas: “En este momento, ¿dónde está Dios?”
Apreciado amigo anciano, Dios te ama y está a tu lado. Tal vez dices, pero…, no siento que me ama. A veces no tienes que sentir, tienes que creer en el amor de Dios. Dios nunca te prometió que en esta vida el dolor no tocaría tu vida, porque el pecado entró al mundo, trayendo dolor, tristeza, muerte y miseria.
Entonces, pasaremos momentos difíciles en esta vida. Pero tenemos una promesa grande que Dios va a estar a nuestro lado siempre: “Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.” (Salmos 23:4). “No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa.” (Isaías 41:10).
Dios nunca te prometió que en esta vida no tendrías momentos difíciles, pero te prometió que nunca estarías solo, que Él siempre estaría a tu lado, yo quiero que tú creas en eso. Que la mano de Dios en este momento toque tu corazón y calme tu dolor y te ayude a entender que, aunque tú no lo puedas ver, Dios está a tu lado, secando tus lágrimas consolándote trayendo paz a tu corazón. Amen.
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