¿JUSTO EN ESTE MOMENTO DIOS ME ABANDONA?
¿JUSTO EN ESTE MOMENTO DIOS ME ABANDONA?
Esta pregunta sale de lo profundo de nuestro corazón angustiado, cuando enfrentamos una situación dolorosa y desesperante; en esos momentos aún sentimos que Dios nos ha abandonado.
Una señora anciana, muy pobre, llamó a un programa de radio cristiano pidiendo ayuda para enfrentar su crisis económica.
Un brujo, que oía el programa consiguió su dirección y decidió tentar a la pobre mujer desesperada, para lo cual llamó a una de sus secretarias y le ordenó que compraran alimentos y preparara una buena cantidad para llevársela a la casa de la mujer, con una nota en la parte superior que decía: “Un regalo de Satanás.” Y le dijo a uno de sus mensajeros; “Llévale estos alimentos, y si te pregunta quien la envió, le dirás que le ha enviado el diablo.”
Cuando el mensajero llegó a la casa con los alimentos, llamó a la puerta, y la mujer salió, y al ver la cantidad de alimentos, alabó y dió gracias a Dios, e inmediatamente a guardarlo en su despensa. El mensajero del brujo se quedó en la puerta esperando que le preguntara, quién le había mandado. Pero ella no preguntó.
Al ver que la anciana no reaccionaba, ni mostraba interés en saber quién la enviaba, el mensajero le preguntó a la señora: ¿Señora, no quiere saber quién le envió todo esto? La anciana, en la simplicidad de su fe, respondió: “No importa quien me ha enviado. ¿Sabes algo? Cuando DIOS ayuda a sus hijos, hasta el mismo diablo le obedece”. (Autor anónimo).
Aunque pasemos por el peor de los momentos de nuestra vida, Jesucristo siempre estará a nuestro lado. Solo tenemos que creer y confiar en Él. Una de las promesas de Dios para ti y para mí se encuentra en Jeremías 29:11, en versión Dios Habla Hoy, dice: “Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo.”
Cuando sufrimos y cuando pasamos por esos momentos inexplicables, recuerda lo que dice en Romanos 8:28: “... a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien…” (Romanos 8:28). Aunque en esos momentos no entendemos lo que nos está pasando, esas palabras nos fortalecen porque sabemos que Dios está en el control absoluto. ¡Si Él está con nosotros, todo va a salir bien!
Una mañana al leer el Devocional “CADA DIAS CON DIOS”, de Rosenius, el Señor no los ha recordado: “He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida.” (Isaías 49:16). Al leer este hermoso texto, podemos preguntarnos: ¿Hay alguna posibilidad que el Señor nos olvide? Nunca lo hará. Estamos grabados en su corazón. Él nunca nos abandonará, por eso no hay ninguna posibilidad de que Él nos olvide.
Recuerda siempre esto: En esta vida hay una persona que nunca ha olvidado tu nombre, esa persona es Jesucristo Él no se ha olvidado de tu dolor, ni de tus lágrimas, ni de las heridas de tu corazón. Él no se ha olvidado de las injusticias que has sufrido, ni de las pérdidas que hayas tenido, tampoco se ha olvidado de tus oraciones.
Cuando el Señor les dice a su afligido pueblo (Sión), a sus pobres hijos en la tierra: “He aquí en las palmas de las manos te tengo esculpida”. Esas palabras eran para que se animaran en medio de su desaliento; para que ellos sepan que no estaban solos, el Señor estaba con ellos. Es como hoy en día nos estaría diciendo: “Por amor a ti he sufrido los clavos en mis manos y mis pies, ahí te tengo grabada. ¡Estás siempre ante mis ojos y mi corazón!”. ¡Bendito sea el nombre del Señor Todopoderoso!
Aun cuando le damos la espalda o nos separemos completamente de Dios, a pesar de ello todavía estamos grabados en las marcas de la expiación que hizo Cristo en la cruz. Ahí está nuestra salvación. El Señor no se aleja, somos nosotros que nos alejamos de Él.
Es decir, a pesar de nuestro rechazo, ese sacrificio se hizo para todos los habitantes de esta tierra, en Juan 3:16, dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Los que hemos recibido a Cristo en nuestro corazón, estamos al cuidado de nuestro Padre Celestial, Él nos cuida como a la niña de sus ojos. Así dice en Zacarías 2:8-9. También, nuestro Señor Jesucristo, dijo: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen. Les doy vida eterna, y nunca perecerán. Nadie puede quitármelas, porque mi Padre me las ha dado, y Él es más poderoso que todos. Nadie puede quitarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno.” (Juan 10:27-30 NTV).
Si no has recibido todavía a Jesucristo como tu Salvador, hoy tienes oportunidad para abrir tu corazón y dejarle entrar en tu vida (Apocalipsis 3:20). ¿Le abrirás tu corazón a la Paz y a la Vida Eterna? La respuesta la tienes tú.
Desde el momento que entregamos nuestras vidas a Dios, comenzamos a vivir con Él por toda la eternidad, y en el futuro muy cercano disfrutaremos la felicidad completa, donde ya no habrá llanto, ni dolor, ni muerte, etc. (Apocalipsis 21:3)
El va a volver pronto a esta tierra, tenemos que prepararnos para esperar. Una de las promesas que nos dejó el Señor, dice: “... No se preocupen. Confíen en Dios y confíen también en mí. En la casa de mi Padre hay lugar para todos. Si no fuera cierto, no les habría dicho que voy allá a prepararles un lugar. Después de esto, volveré para llevarlos conmigo. Así estaremos juntos.” (Juan 14:1-3 TLA). Amén.
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