EL AMOR DE DIOS NO SE COMPARA CON NADA EN ESTE MUNDO
EL AMOR DE DIOS
NO SE COMPARA CON NADA EN ESTE MUNDO
Ya estamos a unos cuantos días después de la “Semana Santa”; seguramente muchos de nosotros hemos festejado con mucho regocijo, especialmente la fiesta del Domingo de Resurrección, porque ese es el día clave de la victoria sobre la muerte. Por este milagro tan grande somos libres y tenemos vida eterna juntamente con nuestro Salvador Jesucristo.
De ese amor habla la Biblia en todo su contenido. En resumen, encontramos en Juan 3:16, dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” Resaltando que Jesucristo es el centro de estas Buenas Nuevas, como Rey de reyes y Señor de Señores.
En el Antiguo Testamento, en el libro Salmos 103:8, en “Nueva Traducción en Lenguaje Actual”, dice: “Mi Dios es muy tierno y bondadoso; no se enoja fácilmente, y es muy grande su amor.” (Salmos 103:8).
Leyendo este texto, tal vez algunos dicen con mucho dolor en su corazón: “¡Ese mensaje no es para mí, fallo demasiado y me siento miserable! Sé que Dios es misericordioso. Pero, con los que se portan bien… ellos pueden reanimarse con un versículo como este, ¡pero yo no! Dios me ha rechazado. Siento que está enojado conmigo y que no quiere oír mi oración. Lo busco en su Palabra, y no encuentro ningún consuelo. Lo busco en oración, tampoco obtengo ninguna respuesta, sólo sufrimientos y temores vienen a mi vida. ¡El Señor me ha abandonado!”
¿Eso es verdad? ¿En este momento, así te encuentras? Pero, te pregunto: ¿Quién te presentó a Dios como un Dios malo? Fue el diablo engañoso y astuto, y luego tu propio corazón, por eso tienes una imagen totalmente falsa y equivocada de Dios. Mira cómo las Escrituras te presentan el verdadero corazón de Dios: “Mi Dios es muy tierno y bondadoso; no se enoja fácilmente, y es muy grande su amor.” ¿Has escuchado?
A veces es cierto que Dios puede dejarte un pequeño tiempo en tu sufrimiento, para mostrarte que sin Él es imposible solucionar cualquier problema y tienes que ir a Él en busca de ayuda. Pero, es imposible que pueda abandonarte y dejarte en tu sufrimiento para siempre. Esta posibilidad no existe para Dios: “... Yo no me olvidaré de ti,” dice nuestro bondadoso Padre (Isaías 49:15).
Por ejemplo, toda la Palabra de Dios desde el principio hasta su fin, el proceder de Dios con sus hijos fue nunca abandonarlos, excepto a los incorregibles y tercos, a los que perseveran todo el tiempo en su rebeldía y menosprecio. Pero jamás abandonó a los que lo buscan sinceramente, los que se dejaron reprender, los que en su aflicción invocaron al Señor y quisieron ser sus queridos hijos. En Proverbios 16:20, dice: “Los que están atentos a la instrucción prosperarán; los que confían en el Señor se llenarán de gozo.” Sí: ¡Ay del que prefiere confiar en su propio corazón y sentimiento! ¡Ay del que no confía en Dios, desafiando aún sus propios sentimientos!
En Isaías 57:15-16, dice: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado.” ¿Es esta realmente la Palabra del propio Dios? ¡Sì! Entonces, créela. ¡No trates a Dios como si fuera un mentiroso!
Otro ejemplo muy claro encontramos en el Nuevo Testamento, cuando Jesucristo contendía con la mujer cananea un largo rato, hasta la comparó a los perritos; pero ella siguió creyendo más allá de la adversidad, ella miró al corazón bondadoso de Jesús, diciéndole: “Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”, entonces Jesús no pudo contenerse más; su corazón efectivamente ardía de amor por esta persona y Él exclamó: “¡Oh mujer, grande es tu fe! ¡Hágase contigo como quieres!” (Mateo 15:21-28).
Ahí puedes ver el carácter de Dios, cuál es la disposición de su corazón. Ahí podemos ver cuál es su mayor satisfacción del Señor, es que: Nosotros sigamos creyendo en Él, mirando que su bondad y su misericordia es más grande que su enojo. Porque vemos claramente que fue una satisfacción, un verdadero placer para Él, que la mujer haya perseverado de esa manera, pues le dijo: “¡Oh mujer, grande es tu fe!” ¿No quieres causarle ese placer tú también? Entonces, cuando pareciera que Él oculta su amor, ¡persevera en la fe! ¡Sigue confiando y creyendo con todo tu corazón!
¡No permitas que el diablo te desfigure la imagen de Dios! Su verdadera imagen está en las palabras: “Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia”. “Misericordioso” significa que siente compasión por nuestra aflicción, y no es capaz de permitir que lo invoquemos en vano.
Como dijo Jesús: “¿Creen ustedes que Dios no defenderá a las personas que Él eligió, y que día y noche le piden ayuda? ¿Creen que tardará Él en responderles?” (Lucas 18:7 NTV). Sin duda verá su aflicción y escuchará el clamor de sus hijos, que claman día y noche a Él, y los atenderá. “Él no nos reclamará el por qué.”
Él es compasivo, que no nos retribuye conforme a nuestros pecados, sino que obra con nosotros conforme a su pacto de paz y gracia en Cristo Jesús: “Por amor de mi nombre refreno mi furor; para alabanza mía lo reprimo, para no destruirte. He aquí que te he purificado, pero no como a plata; te he probado en el horno de la aflicción. Por mí, por amor de mí mismo lo hago; pues, ¿cómo ha de ser profanado mi nombre? ¡No daré a otro mi gloria!” (Isaías 48:9-11 RVA 2015).
En nuestras almas surgen miles de ideas e imágenes de Dios. Pero la única imagen auténtica es la del Salmos 103:8, dice: “Mi Dios es muy tierno y bondadoso; no se enoja fácilmente, y es muy grande su amor.” Tan pronto como aparezca cualquier otra imagen o idea de Dios en tu alma y corazón, como por ejemplo que quiere tratar contigo de acuerdo a tus méritos o pecados; o que no se interesa por ti y te ha abandonado, contesta inmediatamente: No, esa es una imagen totalmente equivocada, falsa y distorsionada. O dile: Esa no es la imagen de Dios, sino del diablo. Porque el diablo viene para: “... robar y matar y destruir…” (Juan 10:10)
El verdadero Dios es: “... tierno y bondadoso; no se enoja fácilmente, y es muy grande su amor.”. Amén.
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