VIERNES SANTO
EL AMOR DE JESÚS DEMOSTRADO EN LA CRUZ
Entonces si hubo tantas crucifixiones durante el tiempo del imperio romano, ¿¿por qué la crucifixión de Jesús tiene tanto valor?? ¿Por qué Pilato, no podía sentenciar a muerte a Jesús? ¿Por qué tenía que preguntar todavía al pueblo? Porque era el Hijo de Dios y la lucha era más importante, los huestes espirituales contra el Hijo de Dios.
Cristo Jesús murió en la cruz para liberarnos de un imperio que nadie podía vencer, de un dominio del cual nadie podía liberarse: del imperio de las tinieblas y de satanás y del dominio del pecado.
Él no era un hombre con un ideal o una filosofía, Él era el hijo de Dios cumpliendo un plan eterno, creado desde la fundación del mundo: ¡¡la redención del pecador!!
todas las crucifixiones que hubo durante el tiempo del imperio romano significaron muerte, humillación, derrota, esclavitud, pero la crucifixión de Cristo tiene significados muy diferente: alegría, victoria sobre la muerte, libertad del pecado, sobre los cuales vamos a reflexionar, especialmente sobre la decisión del Pilato.
La palabra de Dios dice: “Pilato les preguntó: ¿Y qué quieren que haga con el que ustedes llaman Rey de los judíos? Y ellos volvieron a gritar: ¡Crucifícalo!... Pilato optó por complacer al pueblo y puso en libertad a Barrabás; luego mandó que azotaran a Jesús, y lo entregó para que lo crucificaran.” (Marcos 15:12-13, 15).
Fue una mala idea de Pilato preguntarle al pueblo lo que él como representante del Imperio Romano debía hacer. Fue un gran signo de la debilidad del procurador que estaba entre la espada y la pared. ¿Preguntarle a una multitud enardecida cómo hacer justicia? Pilato dejó la justicia de lado y se lavó las manos. Pero solo logró eso, lavarse las manos. No hubo cambios en su conciencia ni en su corazón. Para él ahora la vida seguía su curso.
Este tipo de reacciones insólitas y muy similares las vemos hoy en nuestra sociedad y en nuestros gobiernos. Ya no nos asombra ver que el gobierno le pregunte a la sociedad qué es lo que quieren que hagan sus gobernantes. Al final, estamos gobernados por las masas que, lamentablemente prefieren la homosexualidad, el aborto y la discriminación racial.
Eso es el error de los humanos, continúan hasta hoy en día, siguen ignorando a Dios, ¿A quién le preguntan por una solución cuando están entre la espada y la pared? Buscan y confían más en un hombre. Nadie se acuerda de Su creador. Aunque el Señor sigue invitándonos ir a Él: “… ¡vuélvete a mí! Me olvidaré por completo de mi enojo, y te recibiré con los brazos abiertos, porque soy un Dios bondadoso.” (Jeremías 3:12 TLA)
Pilato se vio y tubo confianza en sí mismo y en la multitud, pero no vio al mismo Dios que estaba delante de él. Este es el mensaje de Dios, para cada uno de nosotros; cualquier decisión que queremos tomar en esta vida, debemos mirar a Dios y escuchar Sus consejos para nuestro bien y esperar en Él, para que todas nuestras decisiones tengan éxito.
En este momento cerremos los ojos y miremos con nuestros ojos espirituales: Al Rey de reyes y Señor de señores (JESUCRISTO DIOS), que impasible sigue su camino hacia la cruz, para morir en lugar de los pecadores. ¿Estás viendo? El sangra todo su cuerpo y carga una pesada cruz por un pendiente, los soldados lo azotan con odio. Ya no tiene lágrimas en los ojos. Pero en el corazón de esta bendita persona estas tú y estoy yo, está haciendo con amor por cada uno de nosotros y lo hace voluntariamente.
La mayoría de los espectadores en el Gólgota, al ver al Cordero de Dios en el holocausto, colgado en la cruz, se dirigían con palabra hirientes: “La gente que pasaba por allí gritaba insultos y movía la cabeza en forma burlona... si eres el Hijo de Dios, sálvate a ti mismo y bájate de la cruz. Los principales sacerdotes, los maestros de la ley religiosa y los ancianos también se burlaban de Jesús. Salvó a otros—se mofaban—, ¡pero no puede salvarse a sí mismo! Con que es el Rey de Israel, ¿no? ¡Que baje de la cruz ahora mismo y creeremos en él! Confió en Dios, entonces, ¡que Dios lo rescate ahora si lo quiere! Pues dijo: “Soy el Hijo de Dios”». 44 Hasta los revolucionarios que estaban crucificados con Jesús se burlaban de él de la misma manera.” (Mateo 27:39-46)
Lo abren con una espada el costado, haciendo una herida muy grande, la corona de espinas le causó heridas profundas en la cabeza está sangrando. Ya no tiene muchas fuerzas. Apenas un puñado de gente presencia con dolor y espanto, al ver a su Señor morir en semejante muerte de cruz. Pero, en medio de ese odio y oscuridad, se escucha unas palabras llenas de amor, que sacan lágrimas hasta hoy en día: “…Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen…” (Lucas 23:34). Ahora te pregunto: ¿Eso no es por amor a ti? ¿Crees que no te va amar, sabiendo que Él hizo todo ese sacrificio por ti? La respuesta la tienes tu.
Dios sabe más que la multitud, porque Él es nuestro creador. Sabe mejor que nosotros. Nosotros cuán pecadores somos y qué peligrosos pueden ser para nosotros mismos, si tomamos nuestras propias decisiones. Solo basta con mirar a Adán y a Eva.
Dios sabe todo lo que nos pasa, y sigue ahí, tal vez sin decir mucho, pero al mismo tiempo haciendo mucho, tomando nuestro lugar en la cruz y muriendo para que nosotros tengamos vida. “Fue oprimido y tratado con crueldad; sin embargo, no dijo ni una sola palabra. Como cordero fue llevado al matadero. Y como oveja en silencio ante sus trasquiladores, no abrió su boca.” (Isaías 53:7).
¿Ahora que te queda hacer? En este momento abre tu corazón e invítale a entrar en tu vida, porque Jesucristo está tocando la puerta de tu corazón: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (Apocalipsis 3:20). Si recibes a Cristo, serás nueva criatura: “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17). Amén.
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