CÉNTRATE EN LO ÚNICO NECESARIO
CÉNTRATE EN LO ÚNICO NECESARIO
En esta oportunidad, quiero agradecer infinitamente al hermano Orlando Mamani, por escribir y compartir con nosotros este importante tema, que debemos reflexionar, a veces olvidamos con facilidad o no tomamos en cuenta esta verdad:
“Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria…” Lc. 10:41-42a
Muchos de nosotros nos encontramos constantemente afanados, preocupados por las cosas que tenemos que hacer, y generalmente ocupamos frases como estas: Tengo que ir a pagar las facturas, ir al mercado, ir al colegio o universidad, tengo que visitar a un familiar, tengo que escribir una carta, etc., en pocas palabras, nos encontramos afanados con muchas cosas.
Ahora bien, ¿es malo afanarse o preocuparse por las obligaciones o responsabilidades que tenemos que hacer? No, no es malo tener que preocuparse por asuntos legítimos. Sin embargo, generalmente ese estado de “preocupación” tiende a hacernos ver las cosas desde una perspectiva incorrecta, quiero decir, al estar preocupados vemos nuestras responsabilidades u obligaciones desde una perspectiva humana. No vemos las cosas desde la perspectiva de Dios, y ello nos turba. Hace que nuestras prioridades o focos de atención sean incorrectos, o mal direccionados.
La historia de la visitación de Jesús al hogar de María y Marta nos da una enseñanza que todos deberíamos considerar y aplicar en nuestras vidas cuando nos encontremos preocupados por los problemas o asuntos que tenemos por resolver. Jesús al ingresar al hogar de estas dos mujeres, ve que Marta se encuentra muy afanada por todo lo que tiene que hacer, mientras que María se encuentra a los pies de Jesús escuchándole.
Marta al percatarse de la actitud de María, le dice a Jesús que María venga a ayudarle con las tareas que tiene por hacer, y Jesús le responde con tono de familiaridad: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria. Seguramente podríamos preguntarnos que Jesús al responder de esa forma nos quiere decir que: ¿es mejor la vida contemplativa o pasiva que la activa? ¿Nos motiva a no ser hospitalarios? ¿A tener una vida despreocupada? No, por supuesto que no. Jesús al decir que “sólo una cosa es necesaria” nos invita a reflexionar y meditar sobre las cosas que “realmente son importantes”, es decir, que cuando ponemos a Dios en primer lugar, todas las demás cosas ocupan su lugar respectivo.
Si Dios es el centro de nuestras vidas, todo lo demás encajará en el lugar que le corresponde. Nuestras mentes desperdigadas por los afanes de la vida ocuparán sus lugares respectivos, ya que podremos ver y hacer las cosas desde la perspectiva divina, a saber, actuar como Dios desea que actuemos. ¿Cómo podremos hacer de Dios el centro de nuestras vidas? Por medio de nuestra relación con él, y específicamente por medio de la oración.
La Iglesia desde sus inicios hasta el presente ha comprendido que la oración es fundamental en la vida cristiana. La oración consiste en concentrarse en Dios, y no en sí mismo. Pensar en Dios, mirar a Dios, descubrir quién es Dios. ¿Cómo podremos cultivar el hábito de la oración para de ese modo tener una relación íntima con Jesús? Determinando tiempos específicos para la oración. Es necesario establecer un tiempo en el que nos centraremos y hablaremos con Él.
¿Orar resolverá nuestros problemas? Muchas veces no, pero la oración también consiste en centrarnos en Jesús, y no tanto así en sus respuestas. Corrie Ten Boom dirá: “Si te miras a ti mismo te deprimirás, si miras al mundo te decepcionarás, pero si miras a Cristo encontrarás paz y consuelo”. La oración es aferrarnos a Él. Así que, propongámonos diariamente en centrarnos en lo único necesario para afrontar las diversas situaciones que nos deparará el día.
Comentarios
Publicar un comentario