¡LEVÁNTATE, SUSPIRA Y SONRÍE!
¡LEVÁNTATE, SUSPIRA Y SONRÍE!
El propósito de los mensajes que he ido escribiendo, siempre han sido para animarles a levantar la cabeza y dirigir la mirada espiritual, al único que puede llenar nuestras vidas de alegría: A JESUCRISTO, quien sacrificó su vida por cada uno de nosotros. ¡Solo en Él hay una esperanza viva!
Él está con los brazos abiertos para ayudarnos. Escucha estas hermosas palabras: “Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar. Obedezcan mis mandamientos y aprendan de mí, pues yo soy paciente y humilde de verdad. Conmigo podrán descansar.” (Mateo 11:28-29 TLA); “Yo los he cuidado desde antes que nacieran, los he llevado en brazos y seguiré haciendo lo mismo hasta que lleguen a viejos y peinen canas; los sostendré y los salvaré porque yo soy su creador.” (Isaías 46:3-4 TLA).
En todas las situaciones decía: “! Rey mío, no se desanime, porque todo lo que Dios hace es perfecto! ¡Él nunca se equivoca!”
Un día el rey salió a cazar junto con su súbdito, y una fiera de la jungla le atacó. El súbdito consiguió matar al animal, pero no evitó que su Majestad perdiese el dedo meñique de la mano derecha. El rey, furioso por lo que había ocurrido, y sin mostrar agradecimiento por los esfuerzos de su siervo para salvarle la vida, le preguntó a éste:
-Y ahora, ¿qué me dices, Dios es bueno? Si Dios fuese bueno yo no hubiera sido atacado, y no hubiera perdido mi dedo. El siervo respondió:
“Rey mío, a pesar de todas esas cosas, solamente puedo decirle que Dios es bueno, y que quizás, perder un dedo, sea para su bien. Todo lo que Dios hace es perfecto. ! ¡Él nunca se equivoca!”
El rey, indignado con la respuesta del súbdito, mandó que fuese preso a la celda más oscura y más fétida del calabozo. Después de algún tiempo, el rey salió nuevamente para cazar, y fue atacado, esta vez, por una tribu de indios que vivían en la selva. Estos indios eran temidos por todos, pues se sabía que hacían sacrificios humanos para sus dioses.
Inmediatamente después que capturaron al rey, comenzaron a preparar, llenos de júbilo, el ritual del sacrificio. Cuando ya tenían todo listo, y el rey estaba delante del altar, el sacerdote indígena, al examinar a la víctima, observó furioso:
“¡Este hombre no puede ser sacrificado, pues es defectuoso!….!¡Le falta un dedo!”
Luego, el rey fue liberado.
Al volver al palacio, muy alegre y aliviado, liberó a su súbdito y pidió que fuera a su presencia. Al ver a su siervo, le abrazó afectuosamente diciendo:
“!Querido, Dios fue realmente bueno conmigo! Tú debes haberte enterado que escapé justamente porque no tenía uno de mis dedos. Pero ahora tengo una gran duda en mi corazón: si Dios es tan bueno, por que permitió que estuvieses preso, tú que tanto lo defendiste?” El siervo sonrió, y dijo: …
Rey mío, si yo hubiera estado junto con usted en esa caza, seguramente habría sido sacrificado en su lugar, ¡ya que no me falta ningún dedo! Por lo tanto, acuérdese siempre: Todo lo que Dios hace es perfecto. ¡Él nunca se equivoca!
Nuestro Salvador Jesucristo ¡NUNCA SE EQUIVOCA! Él es el mismo ayer, hoy y por todos los siglos. Él estará para ayudarnos en los momentos que necesitamos, Él lo hará con mucho gusto, porque nos ama y nos quiere a su lado y no lejos. Su promesa, es: “Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos, quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos.” (Isaías 45:2).
Por ejemplo: en el Antiguo Testamento, nos muestra la historia del pueblo de Israel. Después de 70 años en Babilonia como esclavos, volvieron a su tierra. Ellos pensaban que no iban a volver a ver a Jerusalén de nuevo. Pero, Dios es Dios, Él guiaba a Israel... Así también lo hará contigo este año. ¡Él apartará los obstáculos de tu vida! ¡Solo entrega toda tu vida a la Persona que te ama y quiere lo mejor para ti!
A veces puede ser que pienses que, Dios te está llevando por caminos estrechos y oscuros. Pareciera como si nunca fueran a acabarse. Pero, un día terminarán. Volverá el amanecer, la noche no dura, siempre llega la luz del nuevo día. Dios los guiará a campo abierto aquí en la tierra. ¡Solo confía en Él! (Salmos 23:4).
Estimado hermano, no veas tu propia insignificancia y no la dejes debilitar las promesas de Dios en ti ¡Mira la fuerza de Jesucristo en tu vida! Fija tu mirada en la gracia del Señor. Como dice Hans Erik Nissen: “Porque el amor que Dios te tiene no se basa en que tu seas digno de ser amado, sino, en el hecho de que Dios arde de amor por ti.”
El Señor no te ha olvidado, nunca lo hará, porque te ama (Juan 3:16). Él te ve a pesar de tus fallas, y lo más hermoso Él va delante de ti. Más adelante tus ojos también se abrirán y verás los milagros de Jesucristo. El Señor habrá quitado los obstáculos y te alegrarás en gran manera.
La lucha de las pruebas y los problemas no duran para siempre. No vas a conseguir las victorias con tus propias fuerzas. El Señor peleará por ti. ¡Levanta la vista donde Cristo ha hecho una obra completa, ha sacrificado Su vida en el Gólgota! ¡No te dejes caer en el desaliento! ¡Tienes futuro y esperanza! Amén.
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