PIDAN SABIDURÍA AL SEÑOR
PIDAN SABIDURÍA AL SEÑOR
“Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo” 1Re. 3:9ª
Todos hemos conocido a alguien que a pesar de haber tenido ventajas en su vida no lo supo aprovechar, es decir, el hecho de que una persona haya tenido holgura económica, prestigio, admiración de los demás y otras cosas por el estilo, no significa que tal persona haya a triunfado o tenido éxito en su vida. En otras palabras, las ventajas económicas o sociales no determinan que una persona vaya a tener éxito en la vida.
Ahora bien, el pasaje que se encuentra arriba habla acerca de aquel joven Salomón que recién estaba asumiendo el trono de David su padre. No encontramos a un Salomón experimentado, sino a un Salomón muy joven que está temeroso de las nuevas responsabilidades que le toca asumir como nuevo rey de Israel.
Todos cuando hemos tomado un nuevo trabajo o responsabilidad nos sentimos temerosos e inseguros acerca de lo que tenemos que hacer, es la misma situación en la que se encontraba Salomón, y él, al verse en tal situación no duda en expresar su inexperiencia e incapacidad para gobernar bien el pueblo de Israel, de modo que le pide al Señor sabiduría. Muchos en tal circunstancia seguramente hubiésemos pedido cosas como estas: Señor quiero tener el ejército más poderoso del mundo; quiero tener los cortesanos más serviles; que todos los reinos del mundo me teman, pero Salomón actúa distinto, él pide sabiduría al Señor.
¿Qué es sabiduría? La sabiduría es: ver las cosas desde la perspectiva de Dios. Es tener a Cristo y el Espíritu Santo presentes en las decisiones de toda índole que vayamos a tomar. Ya que, si uno posee muchas cosas que a la vista de los demás resultan “buenas y ventajosas”, y sin embargo la persona no sabe usar aquellas cosas buenas y ventajosas (llámese dinero, posición social, fama, etc.) de forma correcta, esas mismas cosas le destruirán, irán en su contra.
¿Evidencias? Hay muchas, solo por mencionar algunos: El rey Midas, Fausto de la novela de Goethe, Maradona, Justin Bieber, Kurt Cobain, etc., ¿Qué tienen en común todos estos personajes? Que, a pesar de haber tenido ventajas o privilegios, no lo supieron aprovechar de la forma correcta, no actuaron de forma sabia.
Se cuenta que Tomás de Aquino tuvo una conversación con el Señor, donde éste último le dijo: Tomás has escrito bien sobre mí, y como forma de recompensa deseo concederte un deseo, pídeme lo que quieras, y Aquino replicó: Domine, non nisi Te. Señor, nada excepto tú.
Aquino pudo haber pedido ser el erudito más grande de todos los tiempos, ser respetado y admirado por el mundo académico, y varias cosas que le ayudasen a perpetuar su nombre y prestigio, sin embargo, Aquino había comprendido que lo más importante es Cristo, ya que él es la fuente de donde emana la sabiduría por excelencia.
Ahora bien, todo lo dicho anteriormente nos lleva a la siguiente conclusión: Lo mejor que un ser humano le puede pedir a Dios es sabiduría, y dicha sabiduría es ver las cosas desde la perspectiva de Dios, es esa la perla de gran precio, es ese el tesoro escondido que encontramos en los evangelios. Si un ser humano pide a Cristo, al Espíritu Santo, Dios le va conceder lo que le pide.
En la actualidad se necesita muchísima sabiduría para tomar decisiones correctas, y Dios está dispuesto a darnos sabiduría si se lo pedimos, acudamos, pues, en actitud humilde y necesitada, al Dador de sabiduría, a pedirle que nos dé su sabiduría para hacer todas las cosas de la forma que a él le agrada y considera correcto.
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