¿ERES TU ESA OVEJA QUE FUE COMPRADA CON SANGRE Y AMOR?
¿ERES TU ESA OVEJA QUE FUE COMPRADA CON SANGRE Y AMOR?
Al escribir este mensaje, estuve pensando en aquellos cristianos que se alejaron del seno del hogar paterno, quedando a la deriva, expuestos a toda clase de peligros sin protección. Me da mucha pena ver y escuchar argumentos fuera del contexto bíblico y los consejos de Dios…
Son tantos los motivos que nos desvían del camino y nos van alejando, en tan solo un instante nos encontramos por ahí apartados, perdidos sin rumbo fijo, solo dando vueltas sin llegar a ningún lado, de una manera tan sutil el enemigo nos engaña, tanto que sin darnos cuenta ya no sabemos ni a dónde vamos ni cómo fue que llegamos hasta ahí.
Espero que este mensaje sirva de reflexión y ayuda para que en el nuevo año, podamos comenzar con un corazón nuevo y lleno de gozo.
Muchos se han alejado de Dios, como una oveja se aleja de su rebaño, se han perdido poco a poco. Han sido cruelmente engañados por el enemigo, tomando el camino equivocado, se han alejado. Cuando han querido volver, se han encontrado con infinidad de obstáculos, en una situación muy difícil, atrapados en angustia y miedo. La palabra de Dios dice: Todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino…” (Isaias 53:6 DHH).
La única Persona que nos puede RESCATAR es JESUCRISTO. ¡Hoy mismo podemos levantarnos e ir a la persona que nos busca por amor! ¿Quién otro ha pagado nuestras deudas y por lo cual hemos sido perdonados? ¡Solo Jesucristo, el Hijo de Dios! Jesucristo es la única esperanza. ¡HOY ES DÍA DE SALVACIÓN! dice la palabra de Dios: “... En el momento propicio te escuché, y en el día de salvación te ayudé. Les digo que este es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el día de salvación!” (2 Corintios 6:2) NVI).
Jesucristo te está buscando, déjate encontrar. En Mateo 18:12-14 NTV, dice:“Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se extravía, ¿qué hará? ¿No dejará las otras noventa y nueve en las colinas y saldrá a buscar la perdida? Si la encuentra, les digo la verdad, se alegrará más por esa que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, no es la voluntad de mi Padre celestial que ni siquiera uno de estos pequeñitos perezca.” (Mt 18.12-14 NTV).
El ser humano, por naturaleza somos tercos y rebeldes. Cuando se trata de Dios, tapamos los oídos y no queremos escuchar. El resultado, más confusión hasta llegar a la ceguera espiritual. Cuando ocurre esa rebeldía, viene una lamentable sentencia: “Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró los ojos.” (Isaías 29:10).
En este año que hemos comenzado, vale la pena reflexionar y tomar una decisión firme, correcta y acertada… El mismo Dios, que está lleno de amor para perdonar a cada uno de nosotros, en Su Hijo Jesucristo. Es el mismo quien finalmente puede castigar a los que lo despreciaron la invitación, cegándolos.
Se trata del mismo Dios misericordioso, que tiene un ardiente amor por nosotros, indignos pecadores, Aquel que nos ha dado a su Hijo eterno, y nos perdona todos nuestros pecados cuando creemos en Él, y nos convertimos en sus discípulos.
Es ese Dios que constantemente perdona a sus pobres hijos todos sus pecados, cuando acudimos a Él sinceramente. Jesucristo quiere darnos la gloria eterna, es el mismo que sentencia a los tercos de corazón.
Ese Dios, rico en misericordia, derrama “espíritu de sueño” sobre ciertas personas, de modo que se vuelven ciegas y no ven lo que les conviene. Dios hace eso, por ejemplo, con los que rechazan su misericordiosa invitación revelada en el Evangelio, y pretenden ser santos, intentando justificarse ante Él con sus buenas obras.
Aquí tenemos que prestar especial atención a la terrible justicia de Dios y nos hace recordar que “Dios no puede ser burlado” (Gálatas 6:7).
Que nadie se equivoque pensando que esta temible manera de proceder de Dios, era sólo para el Antiguo Testamento. No, aunque estuvo lleno de amor por todos, nuestro Salvador Jesucristo pronuncia el mismo juicio sobre aquellos que lo oyen, y no se muestran obedientes a su voz; los que no quieren recibirlo en arrepentimiento y fe.
A lo mismo se refiere el apóstol Pablo, en 2 Tesalonicenses 2:10-11: “...los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron la verdad...” ¡Qué terrible sentencia! ¡Observa qué lejos llega la ira de Dios, cuando desprecian la invitación que Él hace a los seres humanos, castiga con ceguera espiritual!
Cuando sienten el remordimiento en su corazón, suelen preocuparse en curar con buenas obras y esto se convierte en imposible solución, porque están desconociendo la obra redentora de Jesucristo. Pero, la verdadera solución está en las obras de Cristo. Jesucristo nos dice: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.” (Mateo 11:28)
Por eso, hoy es día de salvación y está todavía Jesucristo esperándonos con brazos abiertos, no debemos despreciar esta invitación, ni echarle la culpa a Dios por lo que pudo haber ocurrido en nosotros.
Debemos tener conciencia, porque no es pequeño el pecado de rechazo que a veces cometemos contra el sublime Dios. A veces resistimos y rechazamos totalmente la gracia de Dios. Quizás no sólo hemos escuchado la clara predicación de su Palabra, sino que además hemos visto la obra del Espíritu en la conversión de nosotros mismos y de muchos otros. Pero aun así hemos resistido a despertar y hemos despreciado todos los llamados de Dios, entregándonos más al mundo y a la vanidad.
¿Semejante desprecio a Dios, no deberíamos también recibir un gran castigo? Dios es más grande que el hombre y supremo sobre toda su creación. Por cierto, es terrible despreciar e insultar con nuestra actitud y palabras al Dios Todopoderoso y temible. Y será más terrible en el día del Juicio Final. El Juez Supremo, en el día cuando juzgue les diga a los malditos que se aparten de Él y vayan al castigo eterno.
Pero en esa misma ocasión, Dios será tan grandioso y bueno con los creyentes, quienes han obedecido su llamado a un Dios tan lleno de gracia. Tendrán una inmensa gratitud hacia Dios, porque Él los ha salvado de todos sus pecados, a pesar de ser indignos e impuros.
Tal vez no ha sido tu intención, pero hoy te encuentras lejos y ni siquiera te explicas en qué momento pasó, tal vez estás queriendo regresar, pero algún sentimiento de culpa por haber desobedecido no te deja volver, no te alejes más, no permitas que la culpa o la vergüenza terminen por arrojarte a los brazos del lobo, el enemigo busca su presa manipulando con toda clase de pensamientos que la hagan sentir culpable o que no merece la oportunidad de volver.
Él conoce los motivos, pero te perdona todo por amor. No te dejes engañar, Jesús el buen pastor, siempre está esperándote con los brazos abiertos, Él no te va a reprochar por haberte ido, no te va a amar menos por haberte alejado, Él permanece cerca, esperando a que te decidas volver, y estará feliz por tener de vuelta a su amada oveja. Amén.
Comentarios
Publicar un comentario