UN GRAN ACONTECIMIENTO DE FELICIDAD

 UN GRAN ACONTECIMIENTO DE FELICIDAD


Ya hemos pasado la fecha más importante de la historia de la humanidad: La NAVIDAD. Nos cuenta el Apóstol Lucas en su libro: Lucas 1:26-33; Lucas 2:8-14, el anuncio importante que venía desde el cielo, los encargados de este mensaje importante eran los ángeles. Es una noticia  de gran gozo, que nunca en sus vidas habían escuchado.

He leído uno de los mensajes escritos por Les Thompson, con el título: “Amo la Navidad”, mi entendimiento y mi corazón se han nutrido de valor y gozo. Realmente es el acontecimiento más hermoso y trascendental de la historia de la humanidad. Al igual que la hermana Les Thompson, también amo la Navidad.

No hay otra época del año que me guste tanto como la Navidad. Me encanta ver las calles alumbradas con todo tipo de adornos y luces típicas de la Navidad. Me deleito en las risas y en la alegría de la gente, entrando y saliendo de la feria con muchos regalos que han comprado. 

Es incomparable escuchar esos lindos villancicos (costumbre de la tierra donde vivo: Chuquisaca - Bolivia), que forman parte de nuestra cultura…  Recuerdo desde que era niño, los acostumbrados buñuelos y leche con anís. Mi mamita, con qué entusiasmo y alegría preparaba para que su único hijo se alegrara en la noche buena... 


Cuando mis hijos eran pequeños, cuando llegaba el día de la noche buena, me encantaba entrar a mi casa, ver el hermoso arbolito todo decorado, me estremecía el cuerpo al escuchar las voces de mis hijos alegres preparando para la reunión de la media noche… Es algo inexplicable escuchar las vocecitas de mis hijos, decirme: “¡Feliz Navidad, papito!”

Sé que hay personas que reniegan contra la navidad, calificando de paganismo, algunos opinan que es un sacrilegio... Pero, francamente, no entiendo sus objeciones. ¿Quienes objetan? ¿Son los que no participan? ¡No! Son los religiosos, que son aparentemente cristianos.

Solo pensar en el hecho que en Navidad, el mundo entero se une para celebrar el más extraordinario evento de la historia de la humanidad, el nacimiento de Jesucristo en Belén, es para mí un milagro de Dios.

El mundo no se ha detenido para celebrar a personajes de renombre mundial, por ejemplo el nacimiento del más famoso romano Julio César. Ni aun hemos visto celebrar el nacimiento de Carlos Marx. Tampoco dedican un día siquiera para celebrar la hazaña científica más increíble: El aterrizaje del hombre en la luna… 

Pero para el nacimiento del Salvador del Mundo, tantos paganos como cristianos, ateos como religiosos cantan villancicos, adornan sus casas, compran regalos unos para otros, y con incuestionable alegría festejan la Navidad.

Las objeciones a la Navidad me recuerdan el incidente contado en Lucas 19, cuando los fariseos quisieron callar la celebración muy especial que se hacía a Jesús. Cuenta queCuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozandose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas! Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si estos callaran, las piedras clamarían.(Lucas 19:37-44).


Justamente, la celebración de todo el mundo que da homenaje a Jesucristo, me hace pensar, de “las piedras” de las que habló Cristo. Fíjense hermanos, es algo inexplicable que gran parte del mundo celebra la venida de Cristo a la tierra… Aunque lo hagan de forma inconsciente o involuntaria, rinden un homenaje al Rey de reyes y Señor de señores. Y ¿Por qué los cristianos no podemos alegrarnos en la navidad? 

Pasan la mayor parte del año sin pensar en Dios, sin hacer nada religioso, sin adorar a nada ni a nadie. Pero, al aproximarse el 25 de diciembre, inexplicablemente comienzan a adornar las calles, llenar sus almacenes de regalos, y a escuchar la música navideña. Aunque la adoración sea imperfecta, el hecho es que celebran aquello tan especial que sucedió en Belén hace más de 2000 años. ¡Es una celebración extraordinariamente asombrosa!

Como dice la hermana Les Thompson, el hombre no pudo haber inventado la Navidad. Tampoco creo que los ateos la hayan inventado para aprovechar por motivos comerciales. Tampoco puedo creer que fueron los demonios y Satanás que la hayan inventado como un medio para desviar a la gente de la fe verdadera (lo digo porque los demonios odian toda mención de Jesucristo). 

Muchos califican la Navidad obra del enemigo(Diablo). Estoy seguro que si la Navidad fuera satánica, otra figura sería central a la fecha, y no Jesucristo. ¿Será por esto que los demonios ahora procuran sustituir a Cristo con Santa Claus? ¡Es para pensar! ¿Verdad?

Y fíjense en esto: ¿qué es lo que sigue siendo lo central en Navidad? ¡Es el pesebre! ¿Verdad? En los comercios más mundanos es donde más lujosos se encuentran los pesebres. ¿Habrá un símbolo más perfecto de lo que es la Navidad? ¡El Hijo de Dios humildemente nace en un pesebre! ¡Y pensar que el mundo entero lo celebra!

Para reflexionar un poco más, me pregunto: ¿La gente por cincuenta semanas del año no tienen nada que ver con Cristo, que ahora, en las últimas dos semanas, lo celebran? Me hace pensar en las palabras de Pablo, cuando sus seguidores se quejaban de otros que no predicaban como él, dijo: ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.” (Filipenses 1:15-18). 

Al pensar de toda esta controversia que se levanta en relación a la Navidad, nos preguntamos: ¿No será esta la mejor época del año entero para participar en los festejos y ampliamente contar a quien nos escuche de ese Cristo que tanto amamos? ¿Aprovechar llegar a la gente con el verdadero mensaje de la Navidad?


Veamos en la palabra de Dios porque el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, es decir, la navidad, es un gran acontecimiento que vale la pena ser celebrado y proclamado.

Fue un acontecimiento proclamado primeramente desde el cielo (Lucas 2:8-14). Como iglesia tenemos que tener claro que los primeros en proclamar que el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo en este mundo era un gran acontecimiento para la humanidad, no fueron los hombres poderosos de la tierra, no fueron los religiosos de esa época, no fueron los sacerdotes ni los profetas, sino los ángeles de Dios, que proclaman que la navidad, es decir el nacimiento de Jesús era una NOTICIA DE GRAN GOZO (Vs 10-11)

Si este acontecimiento fue tan importante que fue proclamado directamente desde el cielo ¿Porque nosotros vamos a restarle importancia? ¿Por qué nosotros vamos a dejar de celebrar y proclamar que el hijo de Dios nació en este mundo para ser nuestro salvador y redentor?

Es un acontecimiento que marca el cumplimiento de varias profecías de la palabra de Dios (Mateo 1:22-23). Definitivamente que cuando Dios cumple sus promesas en nuestra vida nos llena de gran gozo y testificamos o proclamamos la fidelidad de Dios manifestada en nuestra vida.

Entonces ¿Porque como cristianos y como iglesia vamos a dejar de proclamar la fidelidad de nuestro Dios manifestada en el cumplimiento de sus promesas dadas por medio de los profetas que nos anunciaron mucho tiempo antes el nacimiento del hijo de Dios, del Mesías prometido, del redentor de la humanidad?

El nacimiento de nuestro Señor Jesucristo es un acontecimiento profético, que nos hace recordar que nuestro Dios es fiel, que cumple lo que promete, tal como mucho tiempo antes lo anunciaron los profetas:

El profeta Isaías profetizó que nacería de una virgen (Isaías 7:14)

El profeta Isaías también profetizó que el niño que nacería sería Dios y Padre Eterno (Isaías 9:6)

El profeta Miqueas profetizó que nacería en Belén (Miqueas 5:2)

Si esas profecías y promesas se cumplieron, ¿porque la iglesia no tendría que proclamar la bondad y la fidelidad de Dios para con nosotros los pecadores?

Es un acontecimiento que marca el inicio del plan redentor de Dios para la humanidad. (Mateo 1:21). Antes de la venida de nuestro Señor Jesucristo era tan difícil salvarse. Cuando el pueblo pecaba, ellos mismos no podían arrodillarse y pedir perdón… Tenían que esperar al sacerdote y sacrificar un corderito.

Sabemos que el plan de redención para los seres humanos es un plan eterno, pero se comenzó a hacer realidad en este mundo desde el momento que el redentor nació, desde el momento que el salvador estaba ya presente en este mundo.

Ahora podemos acercarnos, en este momento mismo, en nombre de Jesucristo. Jesucristo abrió las puertas del cielo para cada uno de nosotros y tenemos la guía del Espíritu Santo.

Jesús comenzó su vida en un pesebre, después Él cumplió con la ley, lo que no podíamos cumplir. Después de treinta y tres años, fue sacrificado como un corderito, derramando su sangre preciosa, para remisión de pecados, para rescatar nuestra vida de la condenación.

Jesús estando delante de Pilato a punto de ser condenado a morir en la cruz, habiendo ya sido azotado y golpeado declaró que para eso había nacido y para eso había venido a este mundo (Juan 18:37)

Es un acontecimiento que marca el principio del fin de la obra de satanás en este mundo (Génesis 3:15). Desde el momento que Adán y Eva pecaron el Señor declaró que en el futuro un hombre de la simiente de la mujer, es decir un ser humano, le aplastaría la cabeza a la serpiente, es decir a satanás.

Jesús, ese niño que nació en Belén, ese niño nacido de una mujer pero que era hijo de Dios fue quien vino a este mundo a herir la cabeza de satanás, a darle un golpe mortal al diablo.


La iglesia de Cristo debe proclamar ese gran acontecimiento, la navidad nos recuerda que nuestro Señor Jesucristo nació en este mundo para vencer al diablo y a sus demonios tal como nos lo declara la palabra de Dios:

Jesús nació en este mundo para deshacer las obras del diablo (1 Juan 3:8)

Jesús nació en este mundo para morir y resucitar y de esa manera destruir al que tenía el imperio de la muerte, es decir a satanás (Hebreos 2:14)

Jesús nació en este mundo para después treinta y tres años después vencer en la cruz a satanás y sus ángeles (Colosenses 2:15)

No cabe duda que la navidad es un gran acontecimiento, y por eso la iglesia de Cristo la celebramos, en agradecimiento a todo lo que el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo representa para la humanidad y para cada uno de nosotros que hemos sido salvados porque Jesús primeramente nació en Belén y después murió en el Gólgota clavado en una cruz.

Si todavía no ha nacido en tu corazón, hazlo en este momento, invitándole a tu vida… Para que de verdad festejemos y que no sea solo algo superficial, como muchos lo están haciendo… 

De este lugar saldremos con este milagro que Dios ha preparado para cada uno de nosotros. Amén.




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