CUANDO TENGO MIEDO, ÉL ESTÁ CONMIGO ¡QUÉ ALIVIO!
CUANDO TENGO MIEDO, ÉL ESTÁ CONMIGO ¡QUÉ ALIVIO!
En Juan 14:1-3, Jesucristo nos ha dejado unas palabras de mucho aliento, cariño y amor, de lo que íbamos a enfrentar en estos últimos tiempos, para que no tengamos miedo de ninguna manera, dice: “… No se preocupen. Confíen en Dios y confíen también en mí. En la casa de mi Padre hay lugar para todos. Si no fuera cierto, no les habría dicho que voy allá a prepararles un lugar. Después de esto, volveré para llevarlos conmigo. Así estaremos juntos.” Y Jesucristo dice también: “… he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:20).
Hoy en día, este es el tema de conversación de muchos: “¿Crees que ya es el fin de los tiempos? ¿Está el mundo llegando a su fin? No es una sorpresa. Hemos tenido varios años de alboroto político. Luego, llegó el COVID-19, aislamiento y muertes que ha hecho estremecer nuestro país y el mundo.
Estuvimos en duelo por las personas que se fueron a causa de esta enfermedad. Nos preocupamos por el futuro. Muchos cambios en: nuestros trabajos, nuestros hogares, nuestra salud… Parece que esta enfermedad ya está pasando, pero ahora, nos preocupamos por lo que está pasando en Ucrania; terremotos en diferentes lugares del mundo y hambrunas en muchos lugares, sequia, volcanes, tsunamis, clima extraño, cambio climático.
Todo esto nos pone en velo y tenemos mucho miedo de lo que va a pasar en el futuro. Y nuestra respuesta es el miedo. Es normal. Somos humanos. No queremos sufrir ni morir muy pronto. Tampoco queremos que las personas que amamos sufran o mueran. Y así miramos el estado del mundo con pavor y miedo.
La promesa de Jesús es eminente, Él nos promete no abandonarnos, el Salvador que nos ama, que murió y resucitó para hacernos suyos, Él ciertamente cumple su promesa y nos ha dicho que vendrá a nosotros; y mientras esperamos, nos aferramos a esa certeza. E incluso en los días más oscuros, podemos consolarnos unos a otros con la promesa de su venida. Nada es más seguro que eso, porque Él lo ha dicho, y Él no es mentiroso.
El 17 de noviembre hemos leído el devocional del libro: “TESOROS BÍBLICOS”. Lutero toca el texto de Salmos 118:5, dice: “Desde la angustia invoqué a Jehová y me respondió, poniéndome en lugar espacioso.”
La explicación que hace Lutero, nos anima en gran manera y nos levanta el ánimo, y nos insta a confiar y por lo cual, conversar con nuestro Señor Todopoderoso y misericordioso. Quiero que lo leas con calma, dice: “Este versículo dice: Invoqué a Jehová, ¡Oye! -Tienes que aprender a invocar y no estar sentado, aislado, cabizbajo, preocupado en tus pensamientos, mordiéndote, afligiéndote, averiguando cómo deshacerte de lo malo y no viendo otra cosa que tu gran miseria, lo miserable de tu situación, tu desamparo. No hagas eso, ¡arriba, pícaro, holgazán, arrodíllate, levanta tus ojos y tus manos al cielo, lee un cántico, ora tu Padre nuestro y presenta tu angustia al Señor, llama, invoca! Así quiere Dios que presentes tu miseria, no que la dejes sobre ti, atormentándote y martirizándote.
Para entender mejor nuestro mensaje de hoy, también quiero compartirles la ilustración que puso en “La Dosis diaria” el pastor William Arana. Cuenta una historia que en un lugar donde los cristianos los que hablaban de Dios eran perseguidos y se les encarcelaban, inclusive a algunos los mataban y había un hombre que sufría esta persecución porque hablaba de Dios, predicaba de Dios, era un siervo fiel…
Durante ese periodo fue asechado continuamente por realizar actividades religiosas considerada como ilegales. Esto hizo que el hombre tenía que esconderse para escapar de esa persecución. Era invierno y una noche aparecieron los lobos allá en esa montaña donde el hombre se escondía, al principio este hombre temía porque ellos podían atacarlo, sin embargo, pasaron unos días y durante la noche él les decía: “¿Hola amigos volvieron a visitarme?” Ellos se quedaron observándolo y se iban… En realidad, este hombre, aunque les temía, no tenía tanto miedo como a las personas que lo perseguían, sin embargo, se mantenía pendiente de no ser devorado…
Una noche que hacía mucho frio, él se encontraba muy agotado, oró al Señor, diciéndole: “Señor, mándame una manta, porque si no, voy a morir congelado, tengo mucho frio, por favor guárdame de todo ataque.” A pesar de todo durmió bien, no tuvo frío. ¿Quieren saber por qué? Porque a la mañana siguiente, cuando despertó, aunque todo estaba oscuro, se movió para estirarse un poco, y ¿que vio? Un animal que se levantó de su lado y desapareció entre los árboles. A lo lejos observó que había pasado toda una noche un oso acostado junto a él, arropando todo su cuerpo….
Dios es maravilloso ¿Verdad? Pues este hombre que predicaba la palabra de Dios, que era creyente de las promesas de Dios, no pudo encontrar una mejor manta y más caliente que esa que la envió Dios…
“La oración del justo puede mucho.” dice Santiago 5:16 y ¿Sabes una cosa? En los momentos en que te sientes solo y desamparado y no encuentras socorro, solamente quiero decirte atreves de este mensaje no estás solo, te pido que clames a Jesucristo. Pues, cuando Él desea bendecirte va a utilizar lo que menos te imaginas.
He aprendido que las preocupaciones y el temor de no poder resolver esos problemas Él lo hace. Porque, nosotros mismos con nuestras fuerzas no podemos solucionar, ni dormir bien, ni descansar tranquilos ¿verdad? Hoy te digo de todo corazón: Confía en Jesucristo nuestro Salvador, porque Él tiene el control de todo. No te enceguezcas por la preocupación, no te enceguezcas por el temor que puedes estar sintiendo hoy. Duerme tranquilo y siente su abrigo, porque Él te va a sorprender con su ayuda y por lo que está haciendo para ti.
No vamos a temer mal alguno, porque: “Su vara y su cayado nos infundirán aliento. Aunque ande por valle de sombra de muerte no voy a temer…” (Salmos 23:4). Cuando oras y confías en Dios, vas a decir de todo corazón: “Yo me acosté y dormí, desperté porque Jehová me sustentaba, no temeré a diez millares de gentes que pusieren sitio contra mí, aquellos que vienen contra mí.” (Salmos 3:5-6). Nada de eso me va a hacer temer, porque voy acostarme y voy a dormir y voy a despertar a salvo, porque Dios Todopoderoso me cuida, no tengo miedo, porque a pesar de que tenga infinidad de problemas, Dios me va a rodear y me va a cuidar.Quiero bendecirte en este día que eres afortunado al tener a Dios a tu lado, habla con Él, clama con todo tu corazón, para que haya paz y salud en tu vida, Dios te ha prometido: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.” (Isaías 41:10-13). Esta promesa Dios cumple. ¡NO TENGAS MIEDO! Amén.
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