¿CÓMO LLEGUÉ HASTA AQUÍ? ¡CÓMO ENCONTRAR EL CAMINO DE VUELTA!
¿CÓMO LLEGUÉ HASTA AQUÍ?
¡CÓMO ENCONTRAR EL CAMINO DE VUELTA!
Hay torrentes o corrientes de este mundo que pueden arrastrarnos y llevarnos a la perdición total, por lo cual no debemos alejarnos de la protección de nuestro Padre Celestial… En Job 6:15, dice: “Pero mis hermanos me traicionaron como un torrente; Pasan como corrientes impetuosas”
Hay corrientes peligrosas que nos alejan de Dios, y nos dejan sin poder encontrar el camino de vuelta y nos preguntamos: “¿Cómo llegué hasta aquí? … A veces nos damos cuenta muy tarde, cuando ya estamos atrapados.
A muchas personas les da miedo entrar en el mar si no saben nadar, pues dicen que el mar es traicionero. Si uno está nadando a la orilla del mar, en aguas tranquilas y de repente es llevado mar adentro y muchas veces eso se convierte en una tragedia, ya que poco a poco se van a alejando de la playa y luego las personas no pueden volver más y se ahogan y mueren.
Pero ¿Qué es lo que hace que el mar se lleve a las personas lejos de la playa y muchas veces sin darse cuenta? Lo que hace eso son las llamadas corrientes de retorno, “Estas corrientes son olas que vienen con fuerza y son poderosas que arrastran a los desprevenidos y son llevados lejos de la costa”
Pero si aplicamos esto a nuestra vida cristiana podemos decir que hay algo parecido y aún más traicionero y peligroso todavía, es todo lo que enfrentamos en este mundo, es tán peligroso, en solo pensarlo nos estremece el cuerpo (1 Pedro 5:8-9 TLA; Juan 10:10 NTV). Con razón Jesucristo dijo: “... porque separados de mí nada podéis hacer.” (Juan 15:5); “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33 LBLA).
De la misma forma como el mar con esas corrientes de retorno van alejando a las personas de la costa, muchas veces ya no puedes regresar, así es el enemigo, usa corrientes peligrosas para alejarnos del camino del Señor y de la iglesia, llevarnos lejos y enredarnos en muchos problemas y nos atrapa sin poder regresar a los caminos de Dios.
Cuando reaccionamos, a veces es muy tarde, ya nos encontramos atrapados y en un lugar sin retorno, un lugar penoso y lamentable. ¿Por qué? Porque hemos descuidado nuestra relación personal con Jesucristo… No hay paz, uno se aleja de su hogar por no tomar en cuenta esas corrientes peligrosas… Y ahí, en ese lugar de sufrimiento nos preguntamos: ¿Cómo llegué hasta aquí? ¿Ahora, como encontrar el camino de retorno?
Muchos cristianos están frustrados, sufriendo el desierto y tétrico infierno en sus vidas, esto a consecuencia de alejarse del Dios que solo de Él viene la seguridad, la paz y el amor. La palabra de Dios dice con mucha claridad al respecto (Proverbios 22:3; Salmos 22:1).
Vamos a ver por medio de la Biblia, cuáles son algunas de esas corrientes peligrosas que alejan a los cristianos, de los caminos de Dios.
En Mateo 6:31-33, nos habla de los afanes de la vida: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
Una de las palabras de alerta que nos da el Señor Jesucristo para esta vida es: no afanarnos, pues Él sabe que los afanes son una de las maneras más usadas por el enemigo para alejarnos de los caminos de Dios, y no solo para alejarnos sino para hundirnos en la ansiedad, en la preocupación, y en la tristeza.
Las preocupaciones son legítimas del ser humano, pero sin la intervención de Dios, es una carga muy fuerte y pesada para nuestra mente y nuestro corazón. Por eso el Señor nos dice, que no nos preocupemos por el día de mañana… Esto no quiere decir que vamos a estar tranquilos sin hacer nada o sin planificar, ni pensar en la solución, sino, hacer todo esto encomendando a Dios y confiando que Dios nos va a ayudar.
Estamos llenos de cargas por los problemas de la vida, por la economía, por las deudas, por el futuro, por la enfermedad, por los hijos, etc. y eso hace que nos afanemos por encontrar solución, por encontrar una respuesta, por encontrar una salida a nuestros problemas y preocupaciones y esa ayuda se encuentra solo en nuestro Señor Jesucristo.
Muchos han salido de esta trampa, confiando en las promesas de Dios y teniendo paciencia. Vamos a leer algunos textos de la palabra de Dios, que nos van a ayudar a entender mejor:
“Estad quietos, y sabed que yo soy Dios; exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra.” (Salmos 46:10 LBLA).
“Y este mismo Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús.” ( Filipenses 4:19 NTV).
“Porque yo conozco muy bien los planes que tengo proyectados sobre ustedes: son planes de prosperidad y no de desgracia, para asegurarles un porvenir y una esperanza.” (Jeremías 29:11)
Un psicólogo en una sesión grupal levantó un vaso de agua, todo el mundo esperaba la típica pregunta: ¿Está medio lleno o medio vacío? Sin embargo, preguntó:
– ¿Cuánto pesa este vaso?
Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.
El psicólogo respondió: “El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo 1 minuto, no es problema, si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo, si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado, más difícil de soportar se vuelve.”
Y continuó: “Las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellas un rato, no pasa nada. Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.”
Eso es lo que el enemigo quiere, llenarnos de preocupaciones y de afanes, para alejarnos del Señor y hundirnos en la angustia, es por eso que hoy si queremos vivir libres de los afanes y ser libres de la preocupación y la angustia tenemos que tomar las palabras de nuestro Señor Jesucristo (Mateo 11:28) “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” Ya no luches con tus fuerzas, ya no te alejes mas del Señor, ya no te sigas hundiendo, ven a Cristo hoy, acércate al único que verdaderamente puede ayudarnos, él es todopoderoso, él es nuestro Dios.
En Salmos 22:1-2 , nos habla de una expresión de desánimo, dice: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? Dios mío, clamo de día, y no respondes; Y de noche, y no hay para mí reposo.”
Si hay una herramienta utilizada grandemente por el enemigo para alejarnos del Señor, para hacer que nos apartemos de su iglesia y de sus caminos es el desánimo, ese pensamiento que viene a nuestra mente: No vale la pena seguir, la vida cristiana no es para mi, Dios no nos escucha, nuestras oraciones no son escuchadas.
El desánimo viene cuando la respuesta que necesitamos no llega, cuando la situación que estamos enfrentando no mejora, y parecería que el Señor está siendo indiferente a nuestra situación, y lo primero que viene a nuestra mente es ya no seguir clamando, ya no seguir confiando en el Señor.
Pero tenemos que comprender que si muchas veces la respuesta no llega rapido a nuestra vida no es para que nos desanimemos, no debemos creer las mentiras del enemigo, pues el Señor puede estar probando nuestra fe, puede estar enseñándonos a ser pacientes y a esperar en Él con un corazón confiado en sus promesas, o posiblemente nos está haciendo entender que lo que estamos pidiendo no nos conviene ya que él tiene algo mejor para nosotros.
Si de algo podemos estar seguros es del amor de nuestro Dios y del cuidado que él tiene para nuestra vida, por eso no tenemos que desanimarnos, confíemos en el Señor y NO TE MUEVAS, NO TE ALEJES DE ÉL (Nahúm 1:7 TLA) “Nuestro Dios es bondadoso y cuida de los que en Él confían. En momentos de angustia, Él nos brinda protección.” Y en Salmos 37:7 NBLA, dice: “Confía callado en el Señor y espera en Él con paciencia…”
Y otra de las armas que el enemigo utiliza para desanimarnos es el resentimiento, en Marcos 11:25, dice: “Cuando oren, perdonen todo lo malo que otra persona les haya hecho. Así Dios, su Padre que está en el cielo, les perdonará a ustedes todos sus pecados.” (TLA).
A veces, por el daño que hemos recibido, se pone muy difícil la relación con nuestro prójimo y se nos hace difícil perdonar y el resentimiento se apodera y nos hace mucho daño…
Entonces cuando no utilizamos el remedio poderoso y eficaz: EL PERDÓN, seguimos sintiéndonos molestos y resentidos. Esa actitud nos aleja de Dios y el dolor se apodera de nosotros.
El enemigo hace que apartemos nuestra mirada de Cristo y la pongamos en el resentimiento, nos enfoquemos en los demás. Si ponemos nuestra mirada en esos resentimientos, por lo tanto siempre veremos los errores de los demás y no en nuestros errores… Esto nos aparta de la relación con Jesucristo.
¿Quién sale perdiendo si nos apartamos de Cristo? ¡Nosotros perdemos mucho! Nuestro Señor Jesucristo es claro en decirnos que separados de Él nada podemos hacer, Él sigue siendo Dios, Él sigue siendo omnipotente. En Juan 15:5, dice: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” Amén.
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