¿POR QUÉ EL DOLOR Y SUFRIMIENTO?

¡LA PAZ EN MEDIO DE LA TORMENTA!


En 2 Timoteo 3:1, dice: “... es bueno que sepas que, en los últimos días, habrá tiempos muy difíciles.” (NTV) Sabemos que la palabra de Dios nos alerta que en los últimos tiempos, nos va a tocar vivir tiempos muy difíciles. También dice que habrá enfermedades desconocidas: “... muchos sufrirán de enfermedades terribles… ” (Lucas 21:9-11 TLA).

Entonces seguimos hablando y reflexionando acerca del dolor y el sufrimiento, lamentablemente parece que aumenta cada año que pasa... En medio de esa desesperanza surge una luz llena de amor y ternura que nos hace sonreír y nos llena de paz y una esperanza viva: ¡Él es Jesucristo ha venido a rescatarnos del dolor y la desesperanza!


En la congregación donde estoy pastoreando (Iglesia el SEMBRADOR), en los últimos días, tuvimos que experimentar momentos dolorosos al enterarnos que dos de nuestros hermanos en Cristo estaban pasando por una prueba muy dura, uno de ellos recibió  una violenta agresión por personas que no temen a Dios y va recuperándose cada día que pasa; el otro hermano tenía cáncer,  el 28 de Junio, partió a la gloria de Dios.


Al ver esta escena dolorosa, nos ponemos a pensar: ¿En qué tiempos estamos?... Hace 5 años atrás, nadie pensaba o se imaginaba lo que estamos pasando; pero, como dije, en medio de ese sufrimiento hay un consuelo, surge un esperanza, es Cristo Jesús llamándonos a ir a descansar en Sus brazos… Porque, un día no muy lejano, estaremos con Él para siempre. Ya no habrá más llanto ni dolor (Apocalipsis 21:3-4).


Sé que muchos, por medio del sufrimiento nos hemos acercado más a Dios, son estos sufrimientos los que nos han conducido a descansar solo en el único Dios, quien ofrendó su vida por amor a nosotros. Dios ha enviado a su amado Hijo Jesucristo a rescatarnos.


Cuántos de nosotros nos preguntamos: ¿dónde estaríamos, si no hubiéramos conocido a Dios?  ¿Si no fuera por el dolor, el sufrimiento, la pérdida, los malentendidos o el rechazo, dónde estaríamos? Él usa todo eso a nuestro favor. El Señor tiene un objetivo en mente, su objetivo final es, conformarnos a la imagen de su Hijo. “Todas las cosas nos ayudan a bien…” (Romanos 8:28), porque amamos a Dios.


¿Entonces cómo enfrentar la frustración? En Habacuc 3.17-19, dice: “Aunque no den higos las higueras, ni den uvas las viñas ni aceitunas los olivos; aunque no haya en nuestros campos nada que cosechar; aunque no tengamos vacas ni ovejas, siempre te alabaré con alegría porque tú eres mi salvador. Dios mío, tú me das nuevas fuerzas; me das la rapidez de un venado, y me pones en lugares altos.” (Traducción en lenguaje actual).


Después de predicar muchas veces un sermón sobre el sufrimiento, me han dicho: “Gracias por esta palabra de ánimo, necesitaba desesperadamente escuchar esas palabras de consuelo”. Esto muestra que todo ser humano necesita el consuelo de Dios, el único consuelo puro y lleno de amor. Y tú hermano, ¿necesitas palabras de consuelo? ¡Seguro que sí! ¡También yo lo necesito…!


Y ese consuelo agradable viene de Dios, Él dice:Miren los pajaritos que vuelan por el aire. Ellos no siembran ni cosechan, ni guardan semillas en graneros. Sin embargo, Dios, el Padre que está en el cielo, les da todo lo que necesitan. ¡Y USTEDES SON MÁS IMPORTANTES QUE ELLOS! (Mateo 6:26 TLA) 


Cuando los cristianos caen tan profundamente en la angustia del sufrimiento, muchas veces dudan de las promesas que Dios ha dicho en su palabra. En eso el Señor nos manda a ver las obras de la creación, podemos ver con nuestros propios ojos que Dios, en su infinito amor les cuida y provee lo necesario. 


Por eso, respecto a las preocupaciones materiales, el Señor dice: “Mirad las aves del cielo... vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” A todo esto Rosenius, pregunta: “¿Se ocuparía Dios mejor de esas pequeñas criaturas que de ustedes? ¿Se preocuparía Dios por las insignificantes aves, olvidándose de los seres humanos, sus más preciosas criaturas, creadas a imagen suya? ¿Se olvidaría de sus hijos y herederos, que son superiores a las aves y a todos los animales? ¿Se olvidaría Dios del ser humano?” La respuesta la tienes tú.


En el Devocional “CADA DÍA CON DIOS”, Rosenius sigue diciendo: “Considerad los lirios del campo… Pero os digo que ni aun Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Y si la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros”, que sois “linaje suyo”, “hombres de poca fe?” (Hch.17:28; Mt.6:28-30). Y con respecto a nuestros temores frente a los malvados, dice el Señor: “¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre”. “Más valéis vosotros que muchos pajarillos”. “Pues aun vuestros cabellos están todos contados”. Por lo tanto, “¡No temáis!” (Mt.10:25-34). Frente a ciertas dificultades nos sentimos totalmente impotentes, y pensamos que hemos sido abandonados por Dios. Lo invocamos hasta quedar roncos y agobiados, pero parece ser en vano. Dios se comporta “como un gigante incapaz de ayudar”. ¿Será realmente como parece? ¿No nos estará tratando Dios de una manera profundamente misteriosa? A veces Él parece un extraño, pero siempre es fiel y siempre nos oye. Tal vez estemos pidiéndole y esperando cosas contrarias a su voluntad.” 


Todo esto me enseña que, es totalmente imposible que Dios no nos dé todo lo mejor y lo más necesario para nuestra vida. Isaías 59:1, dice: “He aquí, no se ha acortado la mano del Señor para salvar; ni se ha endurecido su oído para oír.” (LBLA). El Señor lo hará con mucho gusto porque nos ama (Juan 3:16). A Él le ha costado el sacrificio de su propio hijo. A esto, las preguntas siguientes, Rosenius lo dice con mucha razón: “¿No vería nuestra necesidad el que nos dio la vista a nosotros? ¿No oiría nuestra oración el que nos dio el oído? ¿No tendría cuidado de nosotros, el que cuida de los pajarillos? Pensemos bien en la pregunta de Jesús: “¿Acaso no valen mucho más ustedes?” Jesús afirma expresamente: “¡Más valeís vosotros que muchos pajarillos!” (Mt.10:31).”


¡Queridos hermanos, tengámoslo en cuenta! Todo lo que estamos escuchando, el propio Señor lo dice. Lo ha dicho, el que nos compró a un precio tan alto, y Él es el que nos recuerda: “Más valen ustedes que muchos pajarillos...” Te pregunto: ¿Podría olvidarse de nosotros esa Persona que nos ha dicho esas palabras? Él mismo nos dice, las siguientes palabras de ternura y amor: “¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque ellas se olvidaran, yo no te olvidaré.” (Isaías 49:15:15 LBLA).


Así que, lo que nos queda es agradecer, alabar y echarnos en el regazo de nuestro Señor Todopodero, decirle: “Muchas gracias por amarme tanto, por cuidarme y proveerme todo lo que tengo… Que se haga tu voluntad en todo…” Del mismo modo, ponemos nuestra mirada en el autor y consumador de la fe (Jesucristo) (Hebreos 12:2). Vamos a derribar nuestro temor y vamos a confiar en el Dios Todopoderoso creador del cielo y la tierra. 


¿Quién puede juzgar la Palabra de Dios, cuando tropieza con pasajes que no puede entender? ¡Nadie! Descansa en las manos de Dios, porque todo está bajo el control del Dios Todopoderoso. Entonces, estaremos felices de abandonar esa actitud crítica y actuar a nuestra manera, al contrario diremos como Samuel: “... ¡Habla, Señor, que tu siervo escucha!...” (1 Samuel 3:9). Entonces descansaremos de nuestros tormentos internos, viviremos con una sonrisa que Cristo vive en nosotros (Gálatas 2:20). Amén.


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