“¡NUNCA MÁS!”

 “¡NUNCA MÁS!”


Voy a comenzar con una ilustración: “Dice, que una vez hubo una niña que quedó huérfana al morir sus papás… La pobre niña vivía en la calle, sin que nadie se apiadara de ella.


En una oportunidad, una maestra se dedicó a recoger niños de la calle, para darles de comer y darles ropa. En eso, esta maestra se ha encariñado de esta niña y decidió adoptarla, era una niña que tenía el cabello de color diferente al resto de los miembros de la familia.


Después de un tiempo, uno de los hijos de la maestra, preguntó: ¿Por qué era adoptada? Entonces, otra niña del grupo le dijo: Yo sé todo de adopciones porque soy adoptada.


¿Qué significa ser adoptada?


Significa -dijo la niña-: Tú creces en el corazón de tu mamá en lugar de crecer en su vientre.”


¡Una ilustración muy hermosa para nuestra meditación de hoy! Como esta niña nosotros también hemos sido adoptados por Dios, por medio de Jesucristo… En el corazón de Dios hemos nacido (Juan 3:1-6)… Dios envió a su único hijo a rescatarnos: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). “Nadie tiene mayor amor que este: dar la vida por los amigos”  (Juan 15:13).


Esta niña, nunca más sufrió en la calle, sola y abandonada. Tenía su propio hogar y familia… Justamente, eso es lo que encontramos en Dios… Jesucristo pagó nuestras deudas y nunca más vamos a sufrir, nosotros tenemos un futuro lleno de bendición y maravillosa vida (Apocalipsis 21:1-3).


En el Antiguo Testamento, en Génesis 9:15, dice: “me acordaré del pacto que he establecido con ustedes y con todos los seres vivientes. Nunca más las aguas se convertirán en un diluvio para destruir a todos los mortales.” (NVI).



Cuando Dios dice: “Nunca más”, ¡él quiere decir nunca más castigará con diluvio! No hay duda alguna, que Dios cumplió con su santa promesa… Noé creyó lo que Dios le dijo y lo único que le quedaba es alabarle y ofrecer sacrificios al Dios amoroso y misericordioso. 


Para Noe, fue una experiencia maravillosa y momentos de felicidad, él tuvo paz en su corazón. Lo que pasó fue impactante y único, él palpó el gran milagro de Dios, después de pasar la tormenta del diluvio y permanecer por mucho tiempo sobre las aguas, vino la bonanza y una experiencia nueva.


La fidelidad de Dios hacia sus criaturas amadas, es tan grande que no podemos explicar en su cabalidad. Sabiendo que Dios se preocupa por nosotros, nos lleva a confiar más en Él: “Pero tú, oh Señor, eres un Dios compasivo y amable, lento para la ira, abundante en amor y fidelidad”  (Salmos 86:15).


Las experiencias de la vida nos enseñan: Muchas veces hemos pasado por tormentas muy traumáticas, a pesar de todo lo que hemos pasado, Dios estaba siempre con nosotros. En medio de esa tormenta, Dios ha obrado en nuestras vidas y nos ha ayudado a salir del fango del sufrimiento y hemos escuchado una voz tierno de nuestro Padre amoroso: “Nunca más” vas a pasar por lo que has pasado.


Noé comenzó con mucho regocijo su nueva vida en un mundo totalmente nuevo. ¡Celebró tiempos de adoración y de devoción a Dios! En esos momentos él solo se dedicaba a alabar a Dios y dar gracias por su fidelidad… 


En este momento, si analizamos lo que hemos pasado en el transcurso de nuestra vida, también podemos alegrarnos y dar gracias, alabar de todo corazón. Porque, nunca más vamos a ver lo que hemos  pasado y Dios cumple su promesa.


Tal vez Noé necesitaba que Dios le asegurara que las cosas serían mejores en el futuro. Noé y su familia acababan de sobrevivir a la tormenta y ahora era tiempo de continuar sus vidas… 


Lo mismo hoy en día, después de una tormenta traumática en nuestra existencia, hemos establecido fidelidad a Dios, con nuestra devoción y adoración. Entonces hemos escuchado a Dios decir “nunca más” pasarás por esa tormenta que pasaste y así hemos comenzado cada día a buscar un arco iris de Dios en nuestra vida. 


No debemos temer nunca más, porque Jesucristo ha hecho todo lo que nosotros nunca hemos podido hacer… Por eso, Él nos dice: “Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo.” (Juan 14:27 NTV). 


Nos promete que su paz guardará nuestro corazón y nuestra mente:  “Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:7 NTV). 


¿Y cómo podemos saber y estar seguro de todo esto? Nos asegura que siempre podemos saber su voluntad por medio de Su Palabra, porque Su Palabra es "lámpara" y una "luz" para nuestro camino, Salmos 119:105, dice: “Tu palabra es una lámpara que guía mis pies y una luz para mi camino.” (NTV).


Dios nos promete, Él nunca miente… Él nos promete que nunca más tendremos que vivir derrotados: “En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total.” (Romanos 8:37 TLA). ¡Alabado sea Dios!



A medida que leemos la Biblia, el arco iris de Dios da color a nuestras vidas… Vivir con Dios es bello, lleno de colores agradables. Sin Dios la vida del hombre se torna gris y una vida triste… ¡Querido hermano, ten ánimo y valor! Dios siempre cumple sus promesas: “Él da fuerzas al cansado, y al débil le aumenta su vigor. Hasta los jóvenes pueden cansarse y fatigarse, hasta los más fuertes llegan a caer, pero los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas; podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse.” (Isaías 40:29-31 DHH). 


En Cristo Jesús, “nunca más” vamos a ser derrotados. En este momento, decide correr a los pies de tu amado Salvador Jesucristo, vas a encontrar descanso… Escucha su llamado. Él dice: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar.” (Mateo 11:28 DHH). 


Si estás diciendo, yo he fallado mucho, estoy perdido. Jesucristo te dice: “Yo he venido a buscar y a salvar, lo que se había perdido.” (Lucas 19:10). Y los que vienen a Cristo son nuevas personas: “Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo.” (2: Corintios 5:17 DHH). Amén.


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