LA MAYOR BENDICIÓN PARA UN HIJO... ¡ES LA MADRE!
LA MAYOR BENDICIÓN PARA UN HIJO...
¡ES LA MADRE!
Hoy recordamos el día de la madre y nuestro Dios Todopoderoso nos dice una verdad que a veces muchos olvidamos: “La mayor bendición para un hijo, ES LA MADRE.” ¡Una madre es única!… Escucha lo que nos dice el Señor: “Pero ¿acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo?...” (Isaías 49:15 DHH). ¡Una madre jamás olvida a su amado hijo! ¡FELICIDADES MAMÁ!...
El año pasado publiqué este mensaje y hoy nuevamente comparto con ustedes:
Llegó la fecha más significativa y el día más hermoso del año: “El día de la madre”. Esta fecha para algunos es olvidada y para muchos es una fecha importante que no pasa desapercibido, es una época para rendir un homenaje merecida a ese ser AMADA llamada “MADRE”... Voy a comenzar con una anécdota de Marta N. Robles con su hija, para que podamos entender cuánto valor tienen nuestras madres, dice:
-Mami, cuéntanos otra vez por qué quisiste tenernos.
-Pues...iba yo paseando por el parque un día cuando un niño pequeño tropezó conmigo y me hizo caer. Y pensé: “qué bonito sería caerme con mi hijo en brazos”.
Al día siguiente vi correr a una madre detrás de su hija con un bocadillo en la mano y pensé: "qué divertido jugar así con mi hija". Dos días después oí a un padre gritar a su hijo muy fuerte y pensé “seguro que yo podría gritar más fuerte que un papá”. La siguiente semana vi a una madre que empujaba un carrito de bebé con una mano mientras con la otra agarraba de la chaqueta a su hijo que se quería marchar corriendo y sujetaba con los dientes el bolso y pensé: “qué suerte poder practicar todos los días para tener cada vez más agilidad”.
Otro día fui a visitar a una amiga y vi una casa llena de juguetes tirados por el suelo. Y pensé: “¡qué bien me vendría agacharme y levantarme varias veces al día para estar en forma!”... Más tarde vi dos hermanos discutiendo y pensé: “esto es lo que yo siempre quise ser de mayor: juez de paz”. A los pocos días vi a un papá poniendo una tirita en la rodilla de su hija y pensé: “¡yo también quiero jugar a los médicos!”. Entonces llegué a casa y le dije a papi:
- Tenemos que tener dos hijos.
-¿Y nos hiciste como tú querías?
-Sí, exactamente como yo quería. Yo quería niños que corrieran entre mis piernas, que se escaparan corriendo cuando yo quería que comieran o se acostaran, que me enseñaran a gritarles cada vez más fuerte, que me convirtieran en una madre malabarista y en la más veloz del mundo, que me hicieran hacer mucho ejercicio jugando a ordenar y desordenar, que se pelearan todo el día para que yo pudiera pasarme la vida enseñándoles a pedirse perdón y a compartir, y que me hicieran estudiar para ser médico, enfermera, profesora, limpiadora, cocinera, escritora, inventora, etc.
-¿Por eso nos dices tantas veces que nos quieres mucho?
-¡Por eso mismo! Porque pude tener unos hijos maravillosos y estupendos. ¡Ustedes han superado todas mis expectativas y ustedes han conseguido que todos mis sueños se cumplieran!
Algo que me ha llamado la atención también, fue la publicación de Clarín.com, en uno de sus párrafos sobresalientes, dice lo siguiente: “Para una mujer que busca y quiere ser madre, seguramente no haya instante de mayor felicidad que ese primer abrazo a su bebé, inicio de una relación inigualable plagada de momentos de inconmensurable alegría y plenitud. Por el contrario, no debe haber peor tormento para una madre que el ver sufrir a un hijo... "La angustia y la desesperación de una madre al ver sufrir a su hijo es impresionante, porque es antinatural. Es lo más terrible que le puede pasar a una madre. Si muere es un duelo muy difícil de resolver, y si mejora, siempre está el miedo a la recaída. Una mujer con un hijo enfermo posterga todo hasta que mejora, deja de vivir", dice la psicóloga Isabel Piriz, del hospital Eva Perón y la Asociación Argentina de Oncología Clínica…” (19/10/2008 1:00 Clarín.com Sociedad Actualizado al 24/02/2017 12:50)
Diariamente oímos conmovedoras historias de madres que se convierten en heroínas para que sus hijos tengan mejores oportunidades, de salir adelante, superar una enfermedad, o ejercer sus derechos... Quienes se preocupan más de sus hijos son las madres, porque sienten en su corazón más profundo la alegría o el sufrimiento de sus hijos, porque los hijos son “sangre de su sangre” y “carne de su carne”. En otras palabras, parte de ella.
Madres que luchan por los derechos de sus hijos, ellas interceden en oración por sus hijos en todo momento de su vida, defienden su inocencia cuando muchos lo acusan, derraman lágrimas de amor y compasión cuando ven acorralados por el peligro.
¿Cuántas historias no hemos presenciado de madres que luchan por sus amados hijos? Ellas velan en los hospitales hasta que estén sanos, no importa si están cansadas o sin fuerzas (para sus hijos, siempre habrá fuerzas, sacan valor de donde no hay). ¿Podría haber comparación con otra criatura de este mundo? ¡No la hay! Por eso se dice que ¡la madre es única!
¡Madres haciendo cola en las cárceles para ver a sus hijos, ya sean culpables o inocentes! ¡Madres que esperan el regreso de sus hijos! Quienes han abandonado el hogar después de algo que pasó… han abandonado su hogar porque han sido mal aconsejados por malas amistades.
Hemos dicho que una MADRE es única en el mundo, no es reemplazable y es en esa persona que puedes confiar y encontrar un amor puro y verdadero... No encontrarás en ninguna parte de este mundo esa sonrisa llena de ternura y amor... Después del gran amor de nuestro Señor Jesucristo, es el amor de nuestra madre que llena nuestro corazón; por eso se dice que es sagrado el nombre: “MADRE”.
Por si acaso has olvidado, recuerda que ella te llevó en su vientre y en sus brazos, ella te cuidó con toda su dedicación, delicadeza y cariño. “¡Jamás! ¿Podrá la madre olvidar a su criaturita y no amar a su propio hijo?...” dice la palabra de Dios, en Isaías 49:15 (NBV).
La condición de madre es un gran honor y un privilegio, pero también es sinónimo de servicio. Cada día están llamadas a cumplir abnegadamente las necesidades de su familia. Ya sea que estén despiertas de noche amamantando a su bebé o cuando los hijos se enferman, ellas invierten su tiempo y su dinero en unos adolescentes desagradecidos, o preparando comidas. ¡Esas madres hermosas ponen constantemente primero a sus hijos antes que a ellas mismas!
Madre, nunca dejes que el dolor opaque tu amor. La sociedad moderna a veces te presiona y te quiere hacer sentir mal porque decidiste criar y levantar a tus hijos, sacrificando incluso tu superación personal o profesional. Muchas veces te critican hasta tus propios hijos porque dedicas tu tiempo y esfuerzo a ellos y no a desarrollarte como profesional. El diablo ofrece muchas cosas a la mujer a cambio de descuidar a sus hijos y estamos destruyendo a la familia y por ende a la sociedad.
Si tienes que trabajar y además criarlos pide fuerza extra al Señor pero no desistas en lo importante, PORQUE TU (MADRE) ERES IMPORTANTE PARA LA FAMILIA. Aunque estés desvelada o cansada, sigue educando y formando a tus hijos. No hay mejor satisfacción en la vida que ver a tus hijos exitosos y felices conforme al corazón de Dios. Cuando ese trabajo te recompensa viendo a tus hijos realizados en la vida, es tu premio y alegría que te hace sonreir.
A continuación comparto con ustedes, algunos textos de la Biblia. En este día tan importante, la palabra de Dios nos ayude a reflexionar, especialmente a los hijos y podamos dar un agasajo merecido a nuestras amadas madres, con todo nuestro cariño y amor:
“Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” (Efesios 6:2-4; Deuteronomio 5:16).
“La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.” (Proverbios 29:15)
“Al que maldice a su padre o a su madre, Se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa.” (Proverbios 20:20)
“El hijo sabio alegra al padre; Mas el hombre necio menosprecia a su madre. La necedad es alegría al falto de entendimiento; Mas el hombre entendido endereza sus pasos.” (Proverbios 15:20-21)
“El que roba a su padre y ahuyenta a su madre, Es hijo que causa vergüenza y acarrea oprobio. Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas que te hacen divagar de las razones de sabiduría.” (Proverbios 19:26-27)
“Los proverbios de Salomón. El hijo sabio alegra al padre, Pero el hijo necio es tristeza de su madre.” (Proverbios 10:1)
“Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre; átalos siempre en tu corazón, enlázalos a tu cuello. Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; Hablarán contigo cuando despiertes. Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen,” (Proverbios 6:20-23)
“Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre; Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, y collares a tu cuello”. (Proverbios 1:8-9).
Espero que hayas meditado en los textos anteriores y espero que desde este momento tu actitud hacia tu madre sea diferente, en tener más atención y cuidado... Alguien dijo una gran verdad: “El mejor regalo para una madre es que sus hijos busquen a Dios”... Solo, cuando Jesuristo entra a nuestro corazón, habrá ese amor verdadero para honrar a nuestros padres. Amén.
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