SI NO SUELTAS TU PASADO… ¿CÓMO VIVIRÁS TU PRESENTE PARA AVANZAR A TU FUTURO?

 SI NO SUELTAS TU PASADO… 

¿CÓMO VIVIRÁS TU PRESENTE PARA AVANZAR A TU FUTURO?


Para comenzar nuestra meditación de hoy, te invito a leer las palabras del Apóstol Pablo que nos insta a dejar, abandonar y deshacernos completamente de lo pasado que nos lastima…. Vamos a leer Romanos 12:14-21, en versión NTV, dice: 

“14 Bendigan a quienes los persiguen. No los maldigan, sino pídanle a Dios en oración que los bendiga. 

15 Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran. 

16 Vivan en armonía unos con otros. No sean tan orgullosos como para no disfrutar de la compañía de la gente común. ¡Y no piensen que lo saben todo!

17 Nunca devuelvan a nadie mal por mal. Compórtense de tal manera que todo el mundo vea que ustedes son personas honradas. 

18 Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos.

19 Queridos amigos, nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de Dios. Pues dicen las Escrituras: «Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen», dice el Señor.

20 En cambio, «Si tus enemigos tienen hambre, dales de comer. Si tienen sed, dales de beber. Al hacer eso, amontonarás carbones encendidos de vergüenza sobre su cabeza».

21 No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien.”

Con todo lo que ha dicho el Apóstol Pablo, nos está diciendo que soltemos el pasado y vivamos una vida plena y productiva que satisfaga nuestro ser.


Recordar el pasado nos hará más daño y nos convierte en personas amargadas. Por eso, no conviene retenerlo de ninguna manera. Es una carga pesada vale la pena dejar a los pies de Jesucristo, quien está presto para ayudarnos en cualquier momento que acudamos a Él (Mateo 11:28-30).


Cuántas veces nos hemos aferrado a recuerdos, a imágenes del ayer, personas del pasado que nos han hecho daño, sin darnos cuenta de que para vivir nuestro presente y avanzar al futuro, es necesario deshacernos del peso que llevamos en nuestras vidas y dejar de lado los sentimientos y la añoranza que nos producen determinados recuerdos, especialmente recuerdos muy dolorosos.

Hay muchas personas que viven ancladas a un pasado, lo peor es que ya ha pasado, ya no existe y esos recuerdos paralizan nuestros buenos proyectos para el futuro, impiden vivir una vida plena en Jesucristo, disfrutar del presente y pensar en el futuro. 


Vivir el pasado entorpece sueños y las metas que tenemos, nos aleja de Dios y de las personas cercanas de nuestra vida.

Recordar el pasado, no nos va a dejar perdonar a esa persona que nos ha hecho daño; aunque con el paso del tiempo, ese rencor parece que se suaviza y desaparece, pero no es así, sigue anclado y guardado en un rincón de nuestro corazón. En el momento que vemos a esa persona vuelve a reavivar recuerdos crueles del pasado.

Necesitamos depositar en las manos de Jesucristo, esos problemas que nos lastiman, y con la ayuda de Él, vamos a poder perdonar a los que nos han hecho daño. Es una forma de tener paz con Dios, con nosotros mismos y con los demás. 

Entonces perdona, pero perdona de verdad, sin falsedad, y perdónate a ti mismo. Sólo de esa manera te vas a liberar de las cadenas que te atan a un pasado que nunca más va a volver.

Durante una sesión grupal, un psicólogo tomó un vaso de agua y les mostró a los demás. Mientras todos esperaban la típica reflexión de ‘¿este vaso está medio lleno o medio vacío?’, el psicólogo les preguntó:


-¿Cuánto pesa este vaso?


Las respuestas variaron entre los 200 y 250 gramos. Pero el psicólogo respondió:


-El peso total no es lo importante. Más bien, depende de cuánto tiempo lo sostenga. Si lo sostengo un minuto, no es problema. Si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo. Si lo sostengo durante un día entero, mi brazo se entumecerá y se paralizará del dolor. El peso del vaso no cambia, siempre es el mismo. Pero cuanto más tiempo lo sostengo en mi mano, este se vuelve más pesado y difícil de soportar.


Y continuó:


– Las preocupaciones, los rencores, los resentimientos y los sentimientos de venganza son como el vaso de agua. Si piensas en ellos por un rato, no pasará nada. Si piensas en ellos todos los días, te comienzan a lastimar. Pero si piensas en ellos toda la semana, o incluso durante meses o años, acabarás sintiéndote paralizado e incapaz de hacer algo.


Moraleja: ¡No olvides soltar el vaso! No permitas que el peso de las emociones negativas haga que tu vida se vuelva más difícil. Este peso solo te estará frenando de continuar con tu camino y ser feliz. (Autor anónimo)


Aferrarnos al pasado es entonces uno de los grandes males que nos tortura, no nos permite disfrutar de la vida y de las hermosas bendiciones que Dios tiene preparado para cada uno de nosotros. ¡No nos deja avanzar con éxito! ¡Nos quedamos paralizados!


Uno de los obstáculos muy peligrosos que casi todos hemos pasado, que nos impide avanzar es una herida pasada, que quedó abierta en nuestro corazón, es como una lima que frota y sangra el corazón, es una carga pesada, llevamos todos los días, convirtiendo nuestra vida en un tormento diario. 


Ya no podemos volver atrás para revertir lo que no se ha hecho bien las cosas y por lo cual, necesitamos avanzar hacia adelante, dejando atrás todas las cosas negativas que han pasado en nuestras vidas. Tenemos que dirigir nuestra mirada a la medicina eficaz para este mal: CRISTO JESUS. Quien perdona, sana y da paz en nuestro corazón… De Él viene la fortaleza, para: ¡PERDONAR, PERDONAR Y PERDONAR…! ¡Perdonar te libera y libera a los que nos han hecho daño!



A continuación, les comparto algunos textos, que habla del perdón:


“Cuando oren, perdonen todo lo malo que otra persona les haya hecho. Así Dios, su Padre que está en el cielo, les perdonará a ustedes todos sus pecados.” (Marcos 11:25 TLA).


“Si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, Dios, su Padre que está en el cielo, los perdonará a ustedes.” (Mateo 6:14 TLA).


“Le dirás a su pueblo que ya tiene salvación, pues Dios perdona sus pecados. Dios nos ama tanto, que desde el cielo nos envió un Salvador, como si fuera el sol de un nuevo día. Él salvará a los que viven en peligro de muerte. Será como una luz que alumbra en la oscuridad, y guiará nuestros pasos por el camino de la paz.” (Lucas 1:77-79 TLA).


“Mi Dios me perdonó todo el mal que he hecho; me devolvió la salud, me libró de la muerte, ¡me llenó de amor y de ternura! (Salmos 103:3-4 TLA).


Demos gracias al Señor por ayudarnos a caminar en el perdón, por darnos fuerzas para bendecir a aquellos que nos han maldecido y lastimado. Solo Jesucristo trae sanidad a nuestra vida, también trae sanidad a nuestros adversarios, para que puedan experimentar la bondad de Dios y caminar también en ese amor. 


“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.” (Juan 3:16). Amén.



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