¿CÓMO ARMONIZAR EL TRABAJO Y LA IGLESIA?
¿CÓMO ARMONIZAR EL TRABAJO Y LA IGLESIA?
Muchos hemos tenido o algunos tienen todavía una lucha interior, que no pueden lidiar con este problema y se sienten muy intranquilos; a lo que me refiero es: ¿Cómo armonizar el trabajo y la iglesia? En este momento, seguramente al leer este mensaje, me estás dando la razón, es una lucha constante de cómo equilibrar el trabajo para el sustento y las actividades de la iglesia.
El usar el tiempo como deseemos, e ir a otras actividades que disfrutamos, es propio del ser humano. Sin embargo, como creyentes, estamos unidos a la iglesia de Cristo. Esto significa que cuando muramos, resucitaremos para vivir con Él eternamente. De manera que, mientras vivamos en esta tierra, nuestros cuerpos y nuestras almas permanecen unidos a Cristo y así será para siempre (1 Corintios 6.14, 15).
Como administradores temporales de nuestros cuerpos, tenemos la responsabilidad de saber que no se puede vivir sin estar unido a Cristo y Su Iglesia, Él es la cabeza de la Iglesia y sin permanecer en el cuerpo de Cristo que es la Iglesia, es difícil tener una vida plena (Juan 10:10).
Hace dos semanas atrás llegó a mi correo electrónico, una reflexión muy importante que voy a compartir con ustedes, me parece que es una advertencia muy acertada. Titula: “Diferencias entre ir al trabajo y a la iglesia.” Dice:
Esta reflexión termina diciendo: “En el trabajo haces las cosas por dinero, pero en la iglesia por amor a Dios. Si das lo mejor para tu jefe, por lo menos haz lo mismo para tu Salvador…”
En el trabajo haces y cumples con todo lo que te ordenan hacer, lo haces con mucha dedicación y con una responsabilidad única, aun lo demuestras. Todo eso, por dinero que te va a ayudar temporalmente mientras vivas en esta tierra… Pero, ¿para lo más valioso, para nuestra morada eterna? ¿por qué no hacerlo mucho mejor? ¡Debería ser con más dedicación! ¿Verdad?
Lo que nos espera es hermoso e indescriptible, no hay comparación con ningún montón de dinero. El Señor en su palabra, nos muestra lo que va a ser: “... Dios mismo será su único Dios. Él secará sus lágrimas, y no morirán jamás. “Tampoco volverán a llorar, ni a lamentarse, ni sentirán ningún dolor, porque lo que antes existía ha dejado de existir.” (Apocalipsis 21:3-4 TLA) Por eso, Jesucristo antes de ascender al cielo, nos dejó palabras de fortaleza, dijo: “No se preocupen. Confíen en Dios y confíen también en mí. En la casa de mi Padre hay lugar para todos. Si no fuera cierto, no les habría dicho que voy allá a prepararles un lugar. Después de esto, volveré para llevarlos conmigo. Así estaremos juntos.” (Juan 14:1-4 TLA).
Entonces seamos prudentes y pongamos también más atención en la iglesia, trabajemos para lo que viene… Dios nos ha puesto en este mundo, como “sal” y “luz”. En Mateo 5.13-16, dice: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”
Si leemos detenidamente y analizamos lo que dicen estos textos, nuestra mente, corazón y nuestros labios estarían proclamando la palabra de Dios en todo momento de nuestra vida… Porque, el Señor dice que somos “sal” y “luz” en esta tierra... Al escuchar estas palabras, seguramente se estremece el cuerpo, al saber que hemos descuidado y en algunos casos, hemos ignorado esta responsabilidad tan importante delante de Dios.
Entonces nuestra tarea como “sal” y “luz” es, compartir con suma urgencia lo que portamos, la palabra de Salvación y orar diariamente por nuestra familia, amigos y vecinos, para que ellos también reciban la salvación eterna y escapen de ese castigo horrible que. (Apocalipsis 20:10).
Piensa un momento en la gente con la que te relacionas cada día de la semana. ¿Sabes cuántos de tus vecinos están enfermos? Hay personas en tu iglesia que están luchando para salir adelante y ¿tú les estás ayudando? ¿Sabes si alguno de tus compañeros de trabajo está pasando por dificultades? Lo más probable es que haya personas a tu alrededor que necesitan ayuda. Pero, cuando nos centramos solo en nosotros mismos, nos olvidamos de notar el sufrimiento y necesidad de las personas que nos rodean, y mucho más de alcanzar a los que necesitan.
Todo esto, depende del enfoque de nuestro corazón, depende de nosotros que permitamos que Jesucristo nos utilice como instrumento en sus manos, para tener una influencia positiva en este mundo... Si tu eres un cristiano fiel, escucha al llamado del Señor: “... ¿A quién enviaré como mensajero a este pueblo? ¿Quién irá por nosotros?. Entonces responde como Isaías: “... Aquí estoy yo... Envíame a mí.” (Isaías 6:8 NTV)... ¡Mucha gente necesita descansar en Dios! Tú serás instrumento de esas Buenas Noticias, te traerá alegría a tu vida y serás bendición para muchos.
El Apostol Pablo dijo que, para una persona que tiene a Cristo en su corazón es imposible no predicar o hablarles del Señor, es una necesidad anunciar el Evangelio: “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y !!ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Corintios 9:16 RV60). Amén.
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