¡NO TE DUERMAS…. ¡CUIDADO!

 

¡NO TE DUERMAS…. ¡CUIDADO!


Siempre es motivo de comentario que, ¡el tiempo se acaba!; todo va cambiando y va de mal en peor, ya no es lo mismo que hace años atrás... Jesucristo ya nos había advertido hace más de dos mil años atrás: “Muchos se apartarán de mí, se traicionarán unos a otros y se odiarán. Aparecerán muchos falsos profetas y engañarán a mucha gente. Abundará el pecado por todas partes, y el amor de muchos se enfriará.” (Mateo 24:10-12 NTV)


Este pasaje de la palabra de Dios está dirigido a la iglesia, Dios había dejado escrito para que nosotros estemos en alerta. Si nos damos cuenta estamos en esos tiempos peligrosos… La semana anterior hicimos un viaje a la ciudad de Llallagua, durante nuestro retorno por el camino pasamos por un pueblito llamado Chuquihuta y visitamos a una familia. El padre de familia me comentaba que, en el pueblo había muchos cristianos y cerca de ese pueblo, en una comunidad minera casi todos eran cristianos, sin embargo ahora ya no hay ni uno solo.


Le pregunté el por qué desapareció la iglesia, y me cuenta que el pastor tenía una doble vida, descubrieron que tenía amantes fuera de su matrimonio y este sujeto seguía predicando y tratando de mostrar otra vida en su iglesia. Y cuando se descubrió, todo acabó.


Pero, ¿por qué esta persona llegó a ese extremo? Estoy seguro que este “pastor” al comenzar su carrera cristiana lo hizo con ánimo puro y aún recibió el llamado de Dios… Pero la negligencia a la frialdad le alejó de la buena relación con el dador de la vida (Jesucristo), y con este hecho abrió puertas al adversario; el enemigo no perdona, él viene para hurtar, matar y destruir (Juan 10:10)... Eso es lo que pasa con muchos cristianos, descuidan su relación con Dios, no velan el regreso del Señor; la negligencia es peligrosa y mata.


Uno de los textos que nos da alerta a todos los cristianos es el ejemplo de las cinco vírgenes insensatas y las otras cinco sensatas, eso nos habla en Mateo 25:1-13, me gustaría que lo leas todo el pasaje... El versículo 5 dice: “Como el novio tardó mucho en llegar, a las diez muchachas les dio sueño y se durmieron.” (TLA).


Este mensaje  que habla de las 10 vírgenes son actuales, se ven todos los días ante nuestros ojos, vemos muchos cristianos medio dormidos o en total tibieza... Este pasaje está escrito para los seguidores de Jesucristo, porque el mundo incrédulo vive confiado en sus propias obras y espiritualmente ciegos. Cada día vemos personas orgullosas en lo que tienen y en lo que hacen, se olvidan totalmente de Dios sin saber que se engañan a sí mismos. Año tras año pasan sin advertir el sufrimiento que viene, con una falsa fe y una falsa esperanza.


Aquí el peligro es también en los cristianos que están descuidando su relación con Dios, se vuelven olvidadizos de la palabra de Dios, se vuelven medio dormidos y flojos espiritualmente... Y en eso lo material se convierte más atractivo y aparta la vista espiritual de Cristo, porque no hay tiempo para nada... Se detienen a la mitad del camino o recaen completamente en la muerte espiritual. La razón es que: “el esposo se tarda”. Jesús demora su regreso prometido. Esa tardanza se torna larga y aburrida... Lo peor cuando ven a su alrededor, encuentran personas que no quieren ni saber de Dios, parece que progresan y disfrutan su prosperidad. Parecen felices, seguros y contentos. A los cristianos los consideran “desequilibrados y locos”.


Entonces los cristianos al sufrir desdichas, cansados de las adversidades de este mundo, apartan su mirada y sus oídos de Jesucristo, les atraen miles de cosas atractivas. Su corazón está siendo cautivado por el mundo, al ver que la gente que no cree en Dios, les va mucho mejor y entra la tentación de alejarse… Eso le pasó a Asaf, él dijo: “Pues me llené de envidia al ver cómo progresan los orgullosos y los malvados. ¡Tan llenos están de salud que no les preocupa nada! No tienen los problemas de todos; no sufren como los demás. Se adornan con orgullo y exhiben su violencia. ¡Tan gordos están que los ojos se les saltan! ¡En la cara se les ve sus malos pensamientos! Hablan mal de la gente; ¡de todo el mundo se burlan! Tan grande es su orgullo que sólo hablan de violencia. Con sus palabras ofenden a Dios y a todo el mundo. ¡Pero hay gente que los consulta y cree todo lo que dicen! Piensan que el Dios altísimo no lo sabe ni llegará a saberlo. ¡Así son los malvados! ¡No se preocupan de nada, y cada vez son más ricos!” (73:3-12 TLA).


Esa gente que no les importa Dios, son admirados por millones, pocos de ellos se interesan en lo que dicen los cristianos… Viendo todo eso, el cristiano muy fácilmente descuida la Palabra de Dios y la oración. Este es “el día malo” y “la potestad de las tinieblas” como dice Lucas.22:53, por eso el creyente cae en un sueño e indiferencia... Pero, si se duerme mucho tiempo en esta indiferencia, el aceite que una vez tuvo puede agotarse, mientras duerme profundamente, hasta quedar ciego y espiritualmente muerto.


El sueño y la frialdad, en el que caen los cristianos, hace que los bienes espirituales y celestiales les parezcan de poca importancia, mientras que los bienes materiales se vuelven valiosos, importantes y más atractivos. Esto se manifiesta cuando un cristiano comienza a sentirse satisfecho y seguro consigo mismo, parece que conseguir más bienes materiales es lo más importante y delicioso. 


En ese caso, no se hacen problemas por sus pecados se convierte en algo normal, ni se preocupa por la lucha Espiritual contra la carne. No teme al enemigo de su alma; no está atento a los peligros de su propia naturaleza corrupta. Pedro estuvo en esa situación cuando declaró: “... Aunque todos te abandonen, yo no te abandonaré.”, y apenas pocas horas después negaba a su Señor (Mateo 26:33).


David pasó por lo mismo cuando subió a la terraza de su palacio y echó miradas codiciosas sobre una mujer, sin temer ningún peligro (2 Samuel 11:1-12). Cualquier cristiano es así cuando no se preocupa de su relación con Jesucristo y tampoco se preocupa en crecer espiritualmente; la gracia de Dios en Cristo Jesús ya no deleita su corazón; pierde el gusto de la oración y a la Palabra de Dios…


Si tú, apreciado hermano, estás a punto de decaer, ¿Cómo darte cuenta? Lo que tienes que hacer es darte cuenta que estás empezando a sentirte satisfecho contigo mismo, y tienes tentación de enaltecer tus obras; tan pronto como notas este hecho en tu vida, vuelve a Jesucristo para enaltecer en tu vida solo la obra de Jesucristo... “sal a llorar amargamente como Pedro, a los pies de Jesucristo” (Mateo 26:75). 


O en su caso si te dejas en esa tentación y tu vida se vuelve licenciosa según tu razonamiento, y sin tomar en cuenta la Palabra de Dios, entonces el Señor tiene que aplicar frenos externos de disciplina y castigo, o censurarlo por medio de otro cristiano, como el profeta Natán censuró a David (2 Samuel 12:1-15), En este caso si aceptas para tu propio bien, toma la advertencia o castigo para tu bien, confiesa tu pecado y dejadez y desea volver a Cristo, recibirás mucha bendición. 


Por el contrario, si la persona sigue dormida, se vuelve terco y testarudo, es señal de muerte y ceguera espiritual; y se convierte en un cristianismo falso y esa persona no aceptará advertencias, porque queda confiado y contento consigo mismo y con lo que hace. Más bien esta persona persevera conscientemente en su pecado, lo niega, oculta y defiende, como lo hizo Judas Iscariote (Lucas 22:3-6); o procede como las vírgenes insensatas, guardando externamente las apariencias de las vírgenes prudentes, pero careciendo en lo profundo del corazón de la verdadera vida y piedad de los fieles, dejando que todo siga por algún tiempo así, en silencio, hasta que sea tarde y se cierre la puerta (Mateo 25:10b). 


Rosenius dice: “¡Ah, qué condición más terrible, cuando una persona queda incapaz de examinarse seriamente a sí misma, incapaz de detenerse y repensar asuntos tan trascendentales, incapaz de desconfiar de su propia naturaleza! Pero, lamentablemente, así es la naturaleza humana, sufriendo una terrible consecuencia de la muerte que habría de ser la paga de la caída: “Ciertamente morirás” (Gn.2:17). Y se cumple lo que está escrito: “No hay temor de Dios delante de sus ojos” (Ro.3:18). Oyen, leen, y saben que muchísimas personas se engañan con sus propias suposiciones y se meten en problemas; sin embargo, no tienen miedo de engañarse también así mismas. “


Estas personas aunque leen y oyen acerca de las señales características de su condición, no prestan atención, más bien se distraen rápidamente con asuntos secundarios como lo material que los atrae más. Lutero expresa una gran verdad cuando dice: “Quien no teme por su propio bien, tiene motivo para temer”... 


Esa condición debería asustarnos. Si una persona ya no es capaz de temer o desconfiar de sí misma; si vive en un pecado secreto y favorito, sin considerarlo peligroso; si piensa que no vale la pena considerarlo pecado y si está satisfecho consigo mismo y con su piedad personal, muestra las terribles señales de una secreta muerte espiritual, que son el preludio de miseria eterna.


El espíritu del temor de Dios es sin duda la señal característica de un cristiano verdadero y despierto. En efecto, este teme a Dios aun cuando no hay peligro. Sabe de su propia flaqueza. Tiene miedo de engañarse a sí mismo. Nunca está satisfecho consigo mismo. Y cuando se siente espiritualmente medio dormido y olvida las cosas de Dios, eso le preocupa muchísimo. Este espíritu de temor se manifiesta también en la debida vigilancia, y hace que la oveja se mantenga cerca de su Pastor y que los polluelos se refugien todo el tiempo bajo las alas de la gallina. Hace que los fieles quieran revestirse diariamente con la Justicia de Cristo. 


Por eso están preparados en todo tiempo, para que la ira divina no los fulmine. Están a resguardo de todo lo que vendrá. Están vestidos de blanco y preparados para presentarse a cualquier hora ante del Hijo del Hombre. 


Para terminar, cito este hermoso texto, palabras de nuestro amado Salvador Jesucristo: “El discípulo que se mantiene unido a mí, y con quien yo me mantengo unido, es como una rama que da mucho fruto; pero si uno de ustedes se separa de mí, no podrá hacer nada. Al que no se mantenga unido a mí, le pasará lo mismo que a las ramas que no dan fruto: las cortan, las tiran y, cuando se secan, les prenden fuego. Si ustedes se mantienen unidos a mí y obedecen todo lo que les he enseñado, recibirán de mi Padre todo lo que pidan.” (Juan 15:5-7 TLA). Amén. (Escrito en base del libro: “CADA DIA CON DIOS”)



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