UN MENSAJE QUE TE HARÁ SONREÍR DE ALEGRÍA

 UN MENSAJE QUE TE HARÁ SONREÍR DE ALEGRÍA



El Devocional “CADA DÍA CON DIOS” del 27 de febrero, comienza con el texto de Romanos 4:8, dice: “Bienaventurado el varón, a quien el Señor no inculpa de pecado.”


La explicación comienza así: “El varón a quien el Señor no inculpa de pecado”.  ¿Existe tal persona en el mundo? ¿Dónde está? ¿Alguien la ha visto? ¿O la Palabra de Dios miente? ¿Quién tiene tan buena relación con Dios, que Éste nunca lo culpa de pecado? ¿Quién es tan afortunado? Es aquel -dice el apóstol- “a quien Dios atribuye justicia sin obras” (v.6), o sea, sin méritos propios; “aquel, cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos” (v.7).


¿Y cómo identificar a tal persona? ¿Cuáles son sus características para reconocerla, de modo que también nosotros podamos ser tan bendecidos? El apóstol Pablo dice que tal persona se califica a sí misma como impía, y que no “obra” tratando de justificarse mediante su propio esfuerzo, “sino cree en Aquel que justifica al impío”, y “su fe le es contada por justicia”… (Carl Olof Rosenius).


Quizás el amor más intenso y el instinto de protección más grande en la experiencia de la humanidad, sean los de los padres hacia sus hijos, especialmente la mamá, como dice en Isaías 49:15: “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? ¡Aunque ella lo olvide, yo nunca me olvidaré de ti!” (RVR 95). Sabemos que la mayoría de las madres harían lo imposible por su bebé. Si un camión estuviera a punto de arrollarlo, no nos sorprendería que saltarían frente al vehículo en movimiento sin pensarlo dos veces.


¿No te gustaría ser amado con la misma intensidad? ¡Claro que sí! De hecho, el amor del Señor para con nosotros es mucho más profundo y más puro que el de los padres por sus hijos. Tal vez me digas, ¿Cuál es la prueba? La prueba es lo que Dios hizo por nosotros. Romanos 5.8 dice: “Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Y Juan 3:16, dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, más tenga vida eterna.” 


¡Qué increíble que el Creador del universo nos ame de esa manera! ¿Conoces y experimentas la seguridad y la dulzura de su amor? La gratitud y la alabanza deben, entonces, fluir de tu corazón. ¡Qué asombroso que el Creador del universo nos ame tanto a ti y a mí de esa manera!


De acuerdo a la palabra de Dios, todos somos pecadores (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23 y 1 Juan 1:8). Como resultado de ese pecado, todos merecemos la muerte (Romanos 6:23) y la condenación eterna en el lago de fuego (Apocalipsis 20:12-15). Por lo cual, cada día de nuestra vida es un acto de misericordia, de parte de Dios hacia a nosotros. 


Muchas veces me he puesto a pensar, si Dios nos diera lo que merecemos, todos estaríamos perdidos sin salvación. Ahora mismo estaríamos condenados por una eternidad. Esa es la realidad del hombre. En Salmos 51:1-11, David clamó a Dios, en su desesperación: “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado… no me eches de delante de ti y no quites de mí tu Santo Espíritu”. David hizo una súplica por misericordia y Dios perdonó a David, lo hizo solo por gracia, no fue por las obras de David. David pidió que detenga el juicio que merecía, y en vez de ello Dios concedió el perdón. De ninguna manera se lo ha ganado por obras humanas. 


Lo mismo pasa con nosotros, no merecemos nada de Dios. Dios no nos debe nada. Todo el bien que experimentamos cada día de nuestra vida, es el resultado de la gracia de Dios (Efesios 2:5). La gracia es simplemente un favor inmerecido. Dios nos da cosas buenas que no merecemos y que nunca podríamos ganar. 


La Ley dice: “Tú tienes que hacer eso… aquello… Si no lo haces, estás condenado a la muerte. Has pecado y estás perdido y eres culpable para el juicio y castigo” … Sin embargo, el Evangelio dice: “Hay esperanza para el ser humano”. Las Buenas Nuevas nos muestra a Jesucristo: “Él ha cumplido la ley en nuestro lugar, Él ha pagado nuestros pecados en la cruz. Solo por las obras de Jesucristo somos perdonados… Ya no gritaremos de dolor y desesperación: “¡¿… Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?!” Jesucristo ya lo hizo en nuestro lugar” …  (Mateo 27:46). Eso es la gracia de Dios. Dios lo hizo por amor y no porque soy el mejor o simpático.


Esa hermosa enseñanza compartimos en la Iglesia Evangélica "EL SEMBRADOR". Me siento reconfortado y feliz... Apreciado hermano, también tú puedes ser bendecido, ahora mismo, con este Evangelio maravilloso lleno de esperanza... En estos tiempos tan difíciles que estamos pasando llega como una agua viva que refresca nuestra alma. Solo tienes que abrir tu corazón a Jesucristo, Él te espera: “Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar.” (Mateo 11:28 NBLA).


Te animo a congregarte en una iglesia cristiana donde vas a empaparte de la palabra de Dios y luego compartir estas BUENAS NUEVAS con aquellas personas que viven desesperados, buscando descanso en sus almas… Sé que en el futuro nos espera lo mejor, de eso estoy bien seguro, solo por el Evangelio de Jesucristo. Amén.




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