EL DESCANSO ETERNO
EL DESCANSO
ETERNO
Cuando hablamos del descanso eterno, ¿Qué te hace pensar? Para muchos
siempre ha sido muy difícil de entender cuando hablamos de Dios y la vida
eterna, hay dudas. Uno se pregunta: ¿Será verdad que existe la vida eterna?
¿Será que nuestros seres queridos están en un lugar de felicidad o sufrimiento?
¿Cómo saber todo esto?
A pesar de haber conocido la verdad acerca de Dios, por causa del pecado el hombre siempre se ha empeñado en ignorarla. Rechazando Su palabra ha tratado de evitar el castigo de Dios, haciendo cosas que no ayudan en nada.
Te pregunto, cuál tema te gustaría escuchar más: ¿Del amor de Dios o de la ira de Dios? Bueno ya sabemos cuál sería la respuesta. Lo último que uno desea saber es de un Dios que está enojado. Le aseguro que este no será nuestro mensaje de hoy, estamos de duelo. Solo voy a leer algunos versículos de la Biblia, para que te des cuenta de la realidad actual del ser humano:
“Todo el que peca, desobedece la ley de Dios, porque el pecado consiste en desobedecer a Dios. Como ustedes saben, Jesucristo vino al mundo para quitar los pecados del mundo. Jesucristo no peca, ni puede pecar.” (1 Juan 3:4-5 TLA). Dice también: “El pago que da el pecado es la muerte, pero el don de Dios es vida eterna en unión con Cristo Jesús, nuestro Señor.” (Romanos 6:23).
La situación del ser humano delante de Dios (por causa del pecado), es crítico y triste. Sin Dios va camino al castigo eterno. Pero, a pesar que somos malos, Dios ha preparado una solución para cada uno de nosotros, tenemos una noticia muy agradable: “… Dios nos ha dado vida eterna, y que esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo de Dios, tiene también esta vida; pero el que no tiene al Hijo de Dios, no la tiene.” (1 Juan 5:11-12).
Hoy estamos vivos y podemos recibir ese precioso regalo (la salvación), por medio de Jesucristo nuestro único Salvador tenemos paz con Dios, Él ha pagado nuestra deuda y te la presento hoy. ¡Hay perdón y vida eterna para todos!: “Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16)
Aunque algunos dirían no creo en la vida después de la muerte. Pero, la costumbre
y la creencia en nuestro medio nos muestran que, la gente cree que hay vida
después de la muerte. Por eso, esperan que su ser querido vuelva a visitarles… Y,
¿qué dices tú? ¿Crees que hay vida después de la muerte? ¿Crees que hay un
lugar mejor después de la muerte? ¿Vuelven las almas en Todo santos?...
Esto me hace recordar, una entrevista de una periodista a un prestigioso y conocido pastor, a quién pregunta si Dios existe o no. Antes de la pregunta, ella le aclara que es “atea” (Que no cree en Dios), y dice: “… soy una persona escéptica, no quiero saber absolutamente nada y no creo ningún tipo de argumento que usted pueda traer. Sin embargo, si usted tendría que presentarme a Jesús, ¿qué me diría?”
El pastor, responde con toda tranquilidad y mucha sabiduría: “… Vamos a decir que tú no crees en nada. Tú no crees en Dios, no crees que hay salvación, no crees que hay cielo, no crees que hay vida eterna, no crees en nada. Pero, yo, sí creo.
Pero, vamos a hacer de cuenta que, yo tengo razón; terminan los tiempos, sí hay Dios, sí hay cielo nuevo, sí hay tierra nueva, sí hay vida eterna, sí hay salvación. ¿Qué perdiste tú? ¡TODO! Entonces hasta por lógica, es mejor creer en Dios.”
Este pastor tiene mucha razón. ¿Y tú que dices? ¿Estás preparado para la vida después de la muerte? Sabemos que, muy pronto vamos a morir, nos vamos a ir de este mundo, cada día vivimos “con un pie en la tumba”... Dios nos recuerda en su Palabra: “… Necio, (si) esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?” (Lucas 12:20). ¡Todo lo que tenemos, no vamos a llevar! Pero, ¿después de la muerte donde iremos?...
Cuando recordamos a los que se nos han adelantado, nos sentimos muy tristes. Al mismo tiempo nos embarga una sensación de dulzura en la vida: Tristeza, de haber perdido a un ser querido que ya no está con nosotros… Al mismo tiempo una enorme satisfacción, sabiendo que está en un lugar “HERMOSO”, no nos imaginamos lo que es en realidad el lugar donde él está…
Ese lugar es bello, nadie de los que estamos aquí lo ha conocido todavía… El
Señor en su palabra, nos hace saborear lo que vamos a disfrutar de un lugar
incomparable, lo que nunca nos hemos imaginado; nos hace alegrar y sonreír, no
hay palabras para describirlo, pues la Biblia dice: “... Dios estará con ellos, y
los protegerá. Ya no tendrán hambre ni sed... Dios secará todas sus
lágrimas, y los cuidará… así como el pastor cuida sus ovejas y las lleva a manantiales
de agua que da vida.” (Apocalipsis 21:1-4).
Hemos dicho que, en estos días aunque muchos supuestamente dudan de la otra vida, de alguna manera van a celebrarla, recordando a su ser querido que vuelve de la otra vida… En nuestro país, la creencia es que hay vida después de la muerte, aunque ellos lo celebran de diferente manera. Preparan comidas, bebidas y arman una mesa grande (preparan lo que le gustaba al finado), todo esto porque lo extrañan y quieren hacer lo mejor, creen que va a volver; pero, la verdad es que no volverán.
En Lucas 16:19-31, encontramos un relato del Rico y Lázaro. Cuando Lázaro murió, vinieron ángeles y se lo llevaron; pero cuando murió el rico, despertó en el sufrimiento (en el infierno) y luego le rogó que mande a uno de los muertos para avisar a sus cinco hermanos, para que no vayan a ese sufrimiento. Dios responde que, hay mensajeros en la tierra que crean en lo que dicen y aparte de eso hay un abismo, que no pueden pasar de un lugar a otro.
Y nosotros como cristianos nos preguntamos, ¿qué vamos a hacer? ¿Nada? Otros
dicen: no debemos hacer nada. Es verdad, si no vuelven ¿para qué hacer esas
cosas que no va a aprovechar en nada a nuestro ser querido?... Al mismo tiempo vienen dudas, no estamos
conformes con no hacer nada ¿verdad?... Tenemos familiares, vecinos, amigos y
amistades que no siempre son de nuestra fe, nos van a visitar queriendo
recordar a la persona que se fue y tenemos que preparar algo para invitarles...
Necesitamos evitar críticas. Pero, ¿Qué hacemos?…
Sabemos que no vuelven las almas, no podemos hacer la costumbre de “Todo santos”, como lo hace la mayoría (esto tiene que quedar bien claro)… Pero, la Biblia nos da una buena sugerencia, podemos hacer un culto, un motivo más para honrar y glorificar a Dios: “En todo caso, lo mismo si comen, que si beben, que si hacen cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.” (1 Corintios 10:31).
Entonces, ¿por qué no hacer un culto? ¿Por qué no recordar en esa reunión a la persona que tanto amamos?... Hasta la muerte de una mascota que hemos apreciado mucho, recordamos e incluso el lugar donde ha sido enterrado. Por lo tanto, con mucho cariño vamos a recordar, rescatando su fidelidad y testimonio. También aprovechar orar por su familia que están en vida.
Cuando nos vamos de esta tierra, nunca más volveremos... ¿Para qué volver a esta tierra para sufrir?… Por ejemplo, si preguntara a nuestro ser querido que se ha ido: “¿Quieres volver?” Seguramente él me diría: “¡Este lugar es hermoso, tan lleno de amor… Prepárense para estar en este lugar!” “¡No quiero volver! ¿Para qué volver, para verles llorar o sufrir?” En 2 Samuel 12:23, cuando murió su hijo, David dijo: “…Yo voy a él, mas él no volverá a mí.”
Entonces, el sol brilla a través de las nubes y dentro de nuestras lágrimas se forma un arco iris de esperanza. Un día no muy lejano nos encontraremos nuevamente con nuestro ser querido que se ha adelantado. Sé que ese bello lugar es totalmente lo opuesto a la vida que tenemos aquí en la tierra, como dice el Apóstol Pablo: “… pero si muero, iré a reunirme con Jesucristo, lo cual es mil veces mejor”. (Filipenses 1:23).
Felices los que mueren en Cristo, porque ellos encontrarán un verdadero descanso: “… ¡Dios bendecirá a los que de ahora en adelante mueran unidos al Señor Jesucristo! Y el Espíritu de Dios dice: Así es, porque ellos descansarán de todos sus sufrimientos y dificultades, pues Dios los premiará por todo el bien que han hecho.” (Apocalipsis 14.13). Dice también: “Al que soporta las dificultades, Dios lo bendice y, cuando las supera, le da el premio y el honor más grande que puede recibir: la vida eterna, que ha prometido a quienes lo aman.” (Santiago 1:12).
Desde el momento que entregamos nuestras vidas a Dios, Cristo vive en nosotros, como dice el Apóstol Pablo: “¡Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia!”. (Filipenses 1:21)… Entonces, tenemos que tomar ese ejemplo de la fidelidad de nuestro ser querido que se ha adelantado, vivir en Cristo es ser fiel hasta la muerte: “… pero si confían en mí hasta la muerte, yo les daré como premio la vida eterna.” (Apocalipsis 2:10).
Si tú quieres ir a ese hermoso lugar y quieres encontrarte con la persona
que se ha adelantado, ven a Jesucristo, Él ha pagado tus deudas ante Dios… Nuestro
Salvador Jesucristo, te hace esta invitación: “… Vengan a mí todos los que
están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso.” (Mateo
11:28). ¿Qué le responderás? ¡La respuesta la tienes tú! Y En apocalipsis 3:20,
dice:
“¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo
entraré y cenaremos juntos como amigos.” ¿Le abrirás tu corazón? La
respuesta te la dejo a ti. Amén.
Comentarios
Publicar un comentario