¿TIENES MIEDO A LA MUERTE?
¿TIENES MIEDO A LA MUERTE?
¿Alguna vez has llorado por algo hasta que se te
acabaron las lágrimas? Y has pedido la muerte a Dios, pero, cuando piensas en la
muerte te aterra, se hace algo desconocido. Tus ojos hinchados se rinden y se
secan mientras sigues con la corriente de angustia en tu alma. Este mundo es
así, miras al cielo en confusión total… “¿Por qué Dios no responde?” Aún la
muerte que has pedido no llega.
Recientemente muchos de nuestros hermanos en Cristo han pasado por esa situación, han perdido a sus seres queridos y han pasado por el sufrimiento y la agonía. Uno que no ha pasado por esta experiencia, no entiende en su cabalidad esa experiencia.
También me he encontrado en esa situación, fue en estos últimos días me ha tocado sufrir esa horrible enfermedad COVID-19. Antes de esta enfermedad, para mí fue tan superficial pensar en los enfermos en esta pandemia, es difícil captar en su totalidad lo que en realidad es esa enfermedad, la desesperación que muchos están pasando…
En ese momento difícil que estuve pasando, Dios estaba conmigo, aunque mi cuerpo se aterraba de dolor, hasta las temperaturas del invierno habían bajado extremadamente justo en esos días.
Me preguntaba… ¿Voy a morir?: “¿Señor por qué ahora?” A mi lado solo mi esposa; mis hijos cada cual en sus casas desesperados sin poder hacer nada, impotentes de no poder ayudarme… En ese momento no entendía lo que estaba pasando... En eso, recordé la Palabra de nuestro Señor Todopoderoso, diciéndome: “Invócame en el día de la angustia; te libraré, y TÚ ME HONRARÁS”. (Salmos 50:15)… Sentí cómo el Señor a mi lado estaba diciéndome, aquí estoy, no te aterres te libraré, porque tú me vas a horrar siempre.
Ya no podía comer, mi cuerpo ya no recibía tantos medicamentos que me recetó el médico, con una temperatura de casi 39º, sonreí un poco y dije al Señor: “Señor, Tú estás a mi lado, si es tu voluntad llevarme, amén, aquí estoy. Pero, si permites que viva, tu sabes cuál es tu propósito para mi vida; que se haga tu voluntad.”
Sé que Dios me ha creado para honrarle por toda la eternidad, si estoy aquí en la tierra o en el cielo. Esos son los planes de Dios para mí, siempre lo honraré. Pablo dice somos comprados con alto precio y ¿cómo no vamos a honrar?: “Porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, HONREN A DIOS con su cuerpo.” (1 Corintios 6:20 NTV)… Y el Señor siempre tendrá pensamientos de bien para sus hijos que ama (Jeremías 29:11).
En ese momento, el Señor me ha enseñado a descansar en
sus amorosos brazos, sentí acurrucarme en Su regazo y poniendo todo en Su
voluntad y esperando lo que el Señor me va a dar lo que es mejor para mí,
porque Dios tiene un plan para todos, aunque no lo podamos entender ahora.
Porque si Dios sabe y quiere que vivamos todavía, aunque vengan cualquier plaga a esta tierra, Él nos sacará de ese mal... Su palabra dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien...” (Romanos 8:28). Y solo Dios tiene poder para librarnos de la muerte: “… de Jehová el Señor es el librar de la muerte.” (Salmos 68:20).
Los hijos de Dios frecuentemente nos alegramos esperando la bendita hora en que dejaremos toda la miseria de este mundo atrás, y nos alegramos sabiendo que ingresaremos a la gloria celestial, a la felicidad eterna, donde ya no habrá enfermedades, pandemias, lágrimas, sufrimientos (Apocalipsis 21:1-4). Pero, aunque todavía tenemos un poco de temor a la muerte y nos espantamos cuando pensamos en ella.
Esto sucede porque todavía estamos en este cuerpo, no somos totalmente espirituales, sino que seguimos siendo vestidos de esta carne… Hay también miedo de la muerte, porque nuestra conciencia nos acusa, de no estar bien con Dios; entonces la seguridad de nuestra salvación se pierde y no estamos en paz con Él. Entonces no es de extrañar que vamos a tener mucho miedo hablar de la muerte...
¿Cómo está tu relación con Jesucristo? Si me dices que
no estás seguro, si estás bien o mal, ahora mismo busca a Jesucristo, cuanto
antes corre a los pies de nuestro Salvador para pedir perdón, mañana puede ser
tarde… No dejes que te engañe tu razonamiento, confía en su palabra, para que
cuando ocurra ese momento de transición, estés preparado.
En momentos cuando tienes miedo a la muerte, recuerda siempre, nada nos va a acontecer, si no lo permite nuestro amoroso Padre celestial. Su palabra dice, que ni siquiera un cabello de nuestra cabeza podrá perecer sin Su consentimiento (Lucas 21:18). Eso quiere decir que estamos al cuidado minucioso de un Padre Todopoderoso, amoroso y misericordioso.
Si nos toca partir de esta tierra, ¡ese momento de transición, será algo agradable y hermoso! Dice Su palabra, que ¡vendrán ángeles a llevarnos! (Lucas 16:22)… En esta pandemia uno de mis cuñados se fue a la presencia de nuestro Señor Jesucristo, y cuenta su esposa, el día de su muerte comió bien y dijo: “Quiero ir al baño”, y luego dijo: “Ya no quiero ir al baño.” Luego se echó en su cama y con qué tranquilidad se fue. Vinieron ángeles y se lo llevaron al lugar donde está preparado para cada uno de nosotros.
De seguro no será de espanto para las personas que aman a Dios. ¡El traslado de esta vida a la eternidad, está en las manos de Dios! Jamás permitirá nuestro Padre que nos llenemos de terror y miedo, debemos estar seguros nuestra muerte no será de espanto. Nuestro Salvador, dijo: “… ¡Así que, no temáis! Más valéis vosotros, que muchos pajarillos” (Mateo10:29-31).
¡Sí!!! ¡Alabado sea el Señor! Sin duda, Él nos valora
mucho más que esos pajarillos! Absolutamente nada nos pasará sin que Dios lo permita.
¿Vale la pena alejarnos de Él? ¡No vale la pena! Velar es vivir cada instante
de nuestra vida acompañado de nuestro Amigo, Hermano, Salvador, nuestro refugio,
nuestra fortaleza, su nombre es: JESUCRISTO.
Para Dios velemos mucho más que cualquier cosa creado en este mundo, porque al Señor le costó la vida de Su amado Hijo, nuestra vida es tan valioso y no sabes cuánto te ama Dios (Juan 3:16). Nuestra vida depende de Jesucristo, solo Él puede satisfacer completamente una vida plena por siempre (Juan 10:10; Hebreos 12:2)… Si estamos en buena relación con Dios, vendrá la muerte en momento preciso y exacto, según establecido por Él… Como un antiguo maestro cristiano, dijo: “Nadie muere por casualidad. Morimos en el exacto momento en que debemos morir, ni antes ni después.”
Y el rey David afirma: “Tus ojos vieron mi cuerpo en formación; todo eso estaba escrito en tu libro. Habías señalado los días de mi vida cuando aún no existía ninguno de ellos.” (Salmos 139:16 DHH). También el patriarca Job declara: “Si tú eres quien determina cuánto ha de vivir el hombre, y le pones un límite que no puede pasar” (Job 14:5 DHH). La muerte no es obra de la enfermedad, sino cuando Dios lo permite, así se hará. Ningún accidente, ninguna mano humana, ninguna peste o pandemia puede hacerles daño antes de la hora que Dios ha establecido, registrado en el libro de Dios.
Al cristiano le trae muchas ventajas esa bendita transición, morir es dejar la maldad de este mundo, los peligros y la intranquilidad. Debemos agradecer a Dios y vivir esperando ese final... ¡Porque, los que estamos unidos a Cristo Jesús estamos libres del pecado y listos, preparados para irnos! (Romanos 8:1). ¡Nuestra salvación se basa en esa esperanza viva!
Sobre esa base depositamos toda nuestra esperanza. ¿Qué ocurre entonces, cuando el Señor nos llama a la vida eterna? Ocurre algo hermoso que ninguna mente humana puede imaginar ese maravilloso acontecimiento. Si Dios es Dios de amor, imagínense lo que será ese momento glorioso. Algo en lo que estuvimos pensando tanto tiempo, la solemne entrada al descanso preparado por el Señor es glorioso y maravilloso (Juan 14:1-3).
Nos vamos, a un Reino cuya gloria ningún ojo vio, y
ninguna imaginación siquiera a soñado. Quedaremos libres de toda la maldad de
este mundo perverso, que tanto daño nos hace y nos hace sufrir, llorar y
desesperarnos... Allí recibiremos los maravillosos tesoros que Dios
Todopoderoso va a darnos a cada uno de sus amados hijos... Por eso tenemos que
evitar caer en el lazo del diablo,
Como dijo Jesucristo, al despedirse de sus discípulos, con esas palabras de ánimo y fortaleza: “Cuando todo esté listo, volveré para llevarlos, para que siempre estén conmigo donde yo estoy.” (Juan14:3 NTV). ¿Estas palabras no te animan? ¡Sí!!! Son palabras sin lugar a dudas llenos de ternura paternal, de una Persona que nos ama tanto y quiere lo mejor para nosotros.
Ánimo hermanos, todo está bajo control de nuestro Dios Todopoderoso, todo irá bien hasta que lleguemos a ese lugar donde ya está preparado para ti y para mí. Como Pablo dijo, con todo entusiasmo: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” (Filipenses 1:21). Amén.
Amén Amén Gloria al todo poderoso nuestro Padre celestial querido primo René me llena de fortaleza tus publicaciones también me consuela saber qué estás bien de salud ala distancia un abrazo de igual manera a tú esposa y muchas bendicioneos
ResponderBorrarMuchas gracias y pido a Dios su fortaleza en todo momento de sus vidas. Saludos y un abrazo.
Borrar