¡QUIETUD EN LA TEMPESTAD!
La pandemia y
tantas otras dificultades que enfrentamos, nos ponen en una situación de
desesperación e inseguridad, con la pregunta: ¿Qué pasará conmigo o qué pasará
mañana? En realidad no sabemos qué pasará mañana; pero, Dios sí lo sabe y todo
está bajo control del Todopoderoso… Y uno de los rumores que ahora nos asusta, es
que en China comenzó otro virus más peligroso que el COVID-19.
Pero, venga lo
que venga, tenemos que animarnos y apoyarnos a seguir adelante, eso es lo que trato
de hacer al escribirles… Como peregrinos en esta tierra, solo nos queda arrimar
el hombro para ayudarnos a llevar las cargas los unos a los otros (Gálatas
6:2). ¡Ayudarnos a levantar el ánimo, estar más unidos que nunca! No vale
miramientos por pequeñas diferencias que puede haber.
Apreciado hermano, quiero que dirijas tu mirada a Dios, quien da
una fortaleza completa… En
Salmo 46:1, dice: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las
tribulaciones.”
El Salmista, cuando
utiliza la palabra “nuestro”, está
diciendo o refiriéndose a todo el pueblo de Dios… Cuando el salmista dice que Él
es “nuestro pronto auxilio”. Está diciéndonos: “… ¡Mi ayuda viene del Señor, quien hizo el cielo y la
tierra! Él no permitirá que tropieces; el que te cuida no se dormirá. En efecto, el
que cuida a Israel nunca duerme ni se adormece. ¡El Señor mismo te cuida! El Señor está a tu lado como tu sombra
protectora... El Señor te libra de todo mal y cuida tu
vida. El Señor te
protege al entrar y al salir, ahora y para
siempre.” (Salmo 121:1-8 NTV.)
El salmista se
regocijaba convencido, aunque eran atacados por grandes enemigos, estaban
seguros y protegidos, no había por qué temer. En este salmos, escrito por los
hijos de Coré, dirigiéndose al Señor, dice: “nuestro
pronto auxilio”... Nos
enseña que debemos correr a los pies del Salvador (nuestro refugio seguro),
mientras Dios sea la fortaleza de nuestras vidas.
Cuando Dios se propone
hacer algo, es porque Él personalmente va a estar allí, pues cuando Dios dice
que va a estar contigo en esta pandemia, así lo hará… Él en persona te defiende
de cualquier ataque, para Dios eres “la niña de Sus ojos” (Deuteronomio
32:10; Salmo 17:8; Zacarías 2:8)… Dios va a estar contigo pase lo que pase, “todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo
28:20)
Nunca luches con tus propias fuerzas. El autor de este
Salmo 46:1, nos presenta de una ayuda oportuno
en la situación que te encuentres, es de un Padre que ama y cuida, cuando dice “nuestro amparo y fortaleza”, “nuestro pronto auxilio”, “no temeremos”, y “nuestro refugio”, etc…, y luego da lugar a una
invitación amorosa: “Estad quietos, y conoced que
yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.” (Salmo
46:8-9). Dios, en esos momentos difíciles ordena no desesperarnos, sino asumir
una actitud de regocijo y confianza, en dos palabras: “Estad quietos”. (Tranquilos).
Lo que Dios
quiere decirnos con estas palabras es, cuando tengamos que enfrentar las
adversidades que se nos presentan en la vida, no actuemos conforme a nuestros deseos,
impulsos, esto nos llevaría solo a desesperarnos más...
Escucha lo que nos
dice el Señor: “Estad quietos”,
y luego, dice “… conoced que Yo soy Dios”. En
el Nuevo Testamento, específicamente en Romanos 12:19, dice: “… Mía
es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.” Él tiene poder, lo hará cuando
la persona que necesita su intervención, confía
plenamente en Él y se pone tranquilo.
A continuación
comparto algunas hermosas promesas que Dios nos ha dejado en Su palabra, para
que tengamos fortaleza en estos tiempos peligrosos:
“Por nada estén
afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de
gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de
Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus
mentes en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:6-7 NBLA).
“Bendeciré
al Señor, quien me guía; aun de noche mi corazón me enseña. Sé que el Señor siempre
está conmigo. No seré sacudido, porque él está aquí a mi lado.” (Salmos
16:7-8 NTV).
“En
paz me acostaré y dormiré, porque solo tú, oh Señor,
me mantendrás a salvo.” (Salmo
4:8 NTV).
“El Señor es
mi luz y mi salvación, entonces ¿por qué habría de temer? El Señor es
mi fortaleza y me protege del peligro, entonces ¿por qué habría de temblar?”
(Salmo 27:1 NTV).
“Cuando
me encuentro en problemas, tú me das nuevas fuerzas. Muestras tu gran
poder y me salvas de mis enemigos.” (Salmo
138:7 TLA).
“Dios
mío, tú cumplirás en mí
todo lo que has pensado hacer. Tu amor
por mí no cambia, pues tú mismo me hiciste. ¡No me abandones!” (Salmo
138:8 TLA).
“En
cuanto oro, tú me respondes; me alientas al darme fuerza.” (Salmo
138:3 NTV).
“Y este mismo
Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas
que nos ha dado por medio de Cristo Jesús.” (Filipenses 4:19
NTV).
“No
tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy
fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano
victoriosa.” (Isaías 41:10
DHH).
“Pues Dios amó
tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no
se pierda, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16 NTV).
“Pero si
confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos
nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9
NTV).
“Ningún
arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se alce contra ti en juicio.
Esta es la herencia de los siervos del Señor, y su justificación viene de mí, declara el Señor.”
(Isaías 54:17 LBLA).
“Tú
eres mi refugio; tú me libras del
peligro, por eso, con voz fuerte, canto y festejo mi liberación.” (Salmo
32:7 RVA 2015).
“En
medio de mis angustias y grandes preocupaciones, tú me diste
consuelo y alegría” (Salmo 94:19
TLA).
“Puedo
cruzar lugares peligrosos y no tener miedo de nada, porque tú eres mi
pastor y siempre estás a mi lado; me guías por el buen camino y me llenas de
confianza.” (Salmo 23:4
TLA).
“Sabes
lo que hago y lo que no hago;
¡no hay nada que no sepas!” (Salmo
139:3 TLA).
“Pon
toda tu confianza en Dios y no en lo mucho que sabes. Toma en cuenta a
Dios en todas tus acciones, y
él te ayudará en todo.” (Proverbios
2:5-6 TLA).
En este mensaje,
quiero presentarte el ejemplo de una mujer llamada Ana, madre del profeta
Samuel, expresó lo siguiente, acerca de la fortaleza que todo ser humano
necesita para enfrentar los momentos difíciles de la vida, dice: “El
levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta al menesteroso, Para hacerle
sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque de Jehová son las
columnas de la tierra, y él afirmó sobre ellas el mundo. El guarda los
pies de sus santos, más los impíos perecen en tinieblas; PORQUE NADIE SERÁ
FUERTE POR SU PROPIA FUERZA.” (1 Samuel 2:8-9), y tenía razón,
pues nuestras propias fuerzas son insuficientes para enfrentar las adversidades
de la vida.
Sabiendo que no
podemos con nuestras fuerzas, ¿Dónde encontramos ayuda? ¡En Jesucristo! Su
Palabra nos invita ir a Él, para encontrar esa ayuda oportuna: “Ustedes
viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar.”
(Mateo 11:28 TLA). ¡Qué palabras de amor y ternura!
La respuesta la
tienes tú. Espero que vayas a refugiarte en Él: “… Vivamos bajo el cuidado del
Dios altísimo; pasemos la noche bajo la protección del Dios todopoderoso. Él es
nuestro refugio, el Dios que nos da fuerzas, ¡el Dios en quien confiamos! Sólo él puede
librarnos de los peligros ocultos y de enfermedades mortales; sólo bajo su
protección podemos vivir tranquilos, pues nunca deja de cuidarnos. Ni de día ni
de noche tendremos que preocuparnos de estar en peligro de muerte. Ni en las
sombras de la noche, ni a plena luz del día, nos caerá desgracia alguna.” (Salmo
91:1-6). Amén.
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