EL SACRIFICIO DE UNA MADRE (Una reflexión para tomar en cuenta)
EL SACRIFICIO DE UNA MADRE (Una reflexión para tomar en cuenta)
Para que nos demos cuenta del valor enorme de una madre, voy a comenzar con una historia muy conmovedora. Ese amor incondicional y único solo podría encontrarse en una madre. ¡No tiene comparación! No se compara con ninguna otra estima de este mundo; ese amor solo se puede asemejar al amor de Dios.
Así dice, Isaías 49:15: “… ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho? ¿Puede no sentir amor por el niño al que dio a luz? Pero aun si eso fuera posible, yo no los olvidaría a ustedes.” (NTV)
La historia comienza, así: “Hace años una madre viuda, joven, viajaba a pie por las montañas de Escocia cuando le sorprendió una tempestad de nieve que le impidió llegar a su destino.
A la mañana siguiente al hallarle helada, descubrieron que se había quitado toda su ropa exterior para abrigar con ella a su hijito a quien encontraron vivo gracias a tal protección.
El Pastor que ofició el entierro de esta madre abnegada, solía contar con frecuencia esta historia como ilustración del amor de Dios.
Una noche el Pastor contó una vez más esta emocionante historia y pocos días después recibió recado para visitar a un hombre muy enfermo quien le dijo:
Usted no me conoce, porque aunque he vivido muchos años en esta ciudad nunca asistía a las iglesias; pero el otro día pasé por delante de su Iglesia y oyendo cantar me dio la vida para salvar a su hijo y explicó usted tan claramente que tal amor es una ilustración del amor de Cristo que dio su vida por nosotros, que por primera vez comprendí la grandeza de este amor.
Yo soy aquel hijo por el cual su madre murió helada y he querido hacerle saber que mi madre no murió en vano.
Quiero dar mi vida por Cristo: El sacrificio de mi madre me servirá para salvar mi cuerpo y mi alma.”
Ser madre es un inmenso privilegio, pero también es un trabajo duro que exige sacrificio y dedicación. Por más que amemos lo suficiente, no podremos devolver todo el cariño y todo lo que han hecho por nosotros…
Pero, muchas veces no nos dimos cuenta, ni nos hemos esforzado en demostrarle nuestro cariño y agradecimiento, olvidamos con el tiempo sus atenciones y cuidados. En vez de alegrarles un poquito, les damos mucho dolor que causamos lágrimas... Ellas lloran solas, en silencio, por no entristecer a sus hijos. La palabra de Dios dice: “… El hijo sabio alegra a sus padres; el hijo necio los hace sufrir.” (Proverbios 10:1 DHH).
¡Ay, de aquellas personas que hacen sufrir a su madre! A esas personas les pesará en lo profundo de su corazón, de no haberles atendido o amado, no estarán en paz hasta el día de su existencia en esta tierra. Es muy fuerte lo que dice la palabra de Dios: “El que maldice a su padre o a su madre, morirá en la más espantosa oscuridad.” (Proverbios 20:20 DHH).
Una madre está dedicada el 100% a la atención de sus hijos y seguirán haciéndolo hasta el día de su existencia en esta tierra. Estas preciosas criaturas llamadas madres, merecen nuestro mejor homenaje en este día especial “DIA DE LAS MADRES”… Nuestras madres, nos aman con ternura, la palabra de Dios lo afirma así: “Pues yo también he sido hijo: mi madre me amaba con ternura.” (Proverbios 4:3 DHH).
Apreciado lector, “una madre es única en nuestra vida”, no habrá otra igual. Por eso merece nuestro amor y respeto: “¡haz, pues, que tu padre y tu madre se sientan felices y orgullosos!” (Proverbios 23:25 DHH)... Eso es lo que anima a nuestras queridas madres. Cuando sus hijos están bien, ellas también están bien y sonríen, pero cuando sus hijos sufren, ellas sufren mucho más.
En este mismo instante me gustaría que hagas memoria lo que ella ha hecho por ti. ¿Tiene algún precio? ¡No lo hay! Ningún montón de dinero podrá recompensar el trabajo que ha hecho por ti: Nos llevó en su vientre, nos alimentó, nos cuidó, hasta que hemos podido caminar nos llevó en sus brazos y todavía sigue velando por nuestro bienestar, así lo hará hasta el día que Dios le de vida en esta tierra.
Nuevamente repito: ¿Cómo olvidar a la madre, que nos llevó en su vientre, en sus brazos y nos dio el cuidado necesario? Ahora que somos padres comprendemos qué es tener un hijo. No queremos que nadie les haga daño. Entonces, ¿merecen olvidarlas? ¡De ninguna manera! Hoy vamos a acercarnos a esa bella mujer (nuestra amada madre), para expresarle nuestro amor y ternura. Quizás mañana ya no los tengamos.
No la olvides nunca, ella no te abandonó; ella ha dejado de comer para darte a ti, no se ha vestido bien para vestirte a ti; no la desprecies, no la abandones: “… no desprecies a tu madre cuando envejezca.” (Proverbios 23:22). Hoy decide y haz un compromiso de lo que vas a hacer por ella de hoy en adelante, alegra su vida con tu buena conducta, con tu ayuda económica, con tu cariño, etc…
Nuestras madres aunque están sufriendo, siempre aparentan estar bien; no sé de dónde sacan esas fuerzas, siempre están sonriendo para que sus adorados hijos no sufran: “Mujer ejemplar no es fácil hallarla; ¡vale más que las piedras preciosas!” (Proverbios 31:10). Hoy déjale saber que aprecias y valoras todo lo que ella ha hecho y todavía hace por ti. Ellas son un regalo precioso de Dios en nuestras vidas.
Hoy vamos a aplaudir a aquellas madres que han luchado incansablemente por su familia; ellas merecen nuestro agradecimiento por su paciencia y bondad; aun en los momentos de tu mayor terquedad y rebeldía, ellas siempre han expresado su amor y ternura...
La palabra de Dios dice que debemos “honrar”… Siempre me he preguntado, sobre esa palabra, qué quería decir “honrar” y he encontrado otro texto que fortalece a esa palabra, dice: “¡Alábenla ante todo el pueblo! ¡Denle crédito por todo lo que ha hecho!” (Proverbios 31:31). Este es uno de los textos de la Biblia que me gusta, está diciendo que debemos enaltecer haciendo bien y esta actitud nuestra es de conocimiento de todo el pueblo, la admiración y respeto de un hijo es también admirado bendecido. ¡Qué honor más grande!
El siguiente texto voy a escribir con mayúsculas, para que en el corazón y mente de todos los hijos, no se les olvide nunca: “Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra.” (Efesios 6:2-3). Honrar no solo es saludarle y hablarle bien a ella, “honrar” aglutina muchas virtudes de un hijo a su madre… Feliz de los hijos que viven sus madres, porque son bendecidos en gran manera…
Cuídala, dale mucho cariño y amor. La palabra de Dios, dice: “Obedece y cuida a tu padre y a tu madre; ama… tanto como te amas a ti mismo.” (Mateo 19:19). Da gracias a Dios por tu mamá por todo el amor incondicional que te ha dado y te da. Hemos dicho, que el amor maternal es un pequeño reflejo del amor de Dios, ese amor que perdona y espera lo mejor de nosotros, un amor dispuesto a sacrificarse por nuestro bien. Proponte llenar tu corazón de ese amor.
“¿La falta de dinero te va a limitar festejar o felicitar a tu madre?” ¡Nada va a impedirte! En estos días de pandemia no puedes ir a abrazarla, pero, agarrarás el teléfono y le llamarás, para decir palabras hermosas……. que ella es preciosa para ti y le dirás que la quieres mucho… Si estás cerca de ella, haz algo especial: prepara su plato favorito. Haz algo para honrarla y continúa haciéndolo así, hasta el día que Dios le permita vivir a tu lado.
El deseo de este muchacho, que a continuación les cuento, me encanta: “… Recuerdo que un Día de la madre a una señora que vive en la casa del frente, sus hijos le llevaron serenata. Al escucharla, me asomé a la ventana y se me ocurrió una idea genial. Fui y esperé a que terminara la serenata y les expliqué a los mariachis que yo, siendo un niño, no tenía ni un peso pero que me gustaría mucho darle también serenata a mi mamá y que si podrían cantarle una cancioncita por mí, pero no me hicieron caso. Desconsolado, regresé a casa y le conté a mi mamá mis buenas intenciones y ella con lágrimas en los ojos me dijo que esa era la mejor serenata que no había recibido”.
Para terminar quiero confesarles, cada año que escribo un mensaje o predico en homenaje al día de las madres, me salen lágrimas, es difícil no llorar… Recuerdo el amor y la ternura de mi amada madrecita (Ella ya está en la presencia de Dios), me trae muchos recuerdos bonitos y agradables… Hijos: “Aprovechen que ahora están vivas sus amadas madres, cuando se van, hacen mucha falta y solo quedan recuerdos.”
“FELIZ DÍA MAMÁ”. Esta felicitación va en primer lugar para mi amada esposa, y luego con todo mi amor para mis queridas hijas, y también extiendo esta felicitación a mis sobrinas, a mi nuera, tías, a mis cuñadas, a mis comadres y a las hermanas de mi iglesia: “El Sembrador.” Amén.
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