¿ESTÁS A PUNTO DE ACEPTAR Y RENUNCIAR TU FE?
¿ESTÁS A PUNTO DE ACEPTAR Y RENUNCIAR TU FE?
El Carnaval de hoy,
Siglo XXI , tiene todo el poder espiritual inmundo como el de hace miles de
años. Se nos presenta como una fiesta inocente, que no tiene nada de malo si se
celebra correctamente. Esta idea ha engañado a millones de personas incluso
dentro del cristianismo.
El Carnaval es una fiesta
pagana abiertamente idólatra y adoración al demonio, peligroso para aquellos
cristianos que están tambaleando en su fe y para los nuevos que han decidido
recibir a Jesucristo en su corazón. Por eso estos días, muchas iglesias
cristianas organizan campamentos y retiros, fuera de la ciudad. Para cuidar a esas
personas vulnerables, para alejar del bullicio del carnaval.
El demonio amenaza,
con todas sus fuerzas malignas, para alejarte de Dios. Como alguien decía, que
el maligno viene con estas palabras: “¿Sigues
creyendo en Dios? Te dice que te ayuda y no lo ha hecho. Más bien vamos a
festejar o ch’allar a la pacha mama.” Posiblemente, la misma pregunta has
recibido. Y tú ¿Qué le contestas? ¿Estás a punto de aceptar y renunciar tu fe?
Martín Lutero, al
respecto, tomando el texto de Mateo 4:3, que dice: “Y vino a él el tentador, y le
dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.” En su explicación, dijo:
“¿Aún dices que tienes un Dios? ¿Aún tienes a un Padre en
el cielo que quiere cuidar de ti? Ahora, come y bebe lo que tu fe pueda darte.
Haznos ver si tu fe puede saciar tu hambre y apagar tu sed. Tienes solamente
piedras en vez de pan. ¿Puedes creer que eres hijo de Dios? ¿Crees que él es tu
Padre, él que no te da ni un trozo de pan, sino que te deja en la miseria?”
Con esos pensamientos el diablo tentó a Cristo. Y
ciertamente Cristo padeció estas tentaciones porque no era de madera ni de
piedra, sino un hombre verdadero. Con estos pensamientos hoy el diablo todavía
tienta a todos los hijos de Dios. Sólo hay una diferencia: Cristo era y
permaneció puro y sin pecado. Pero
nosotros no.
Exactamente eso
es su intención del diablo, que dudemos de Dios y caigamos en sus garras. Pero
el Señor en su palabra, ya nos ha puesto en alerta, al decirnos: “Sean
prudentes y manténganse despiertos, porque su enemigo el diablo, como un león
rugiente, anda buscando a quien devorar.” (1 Pedro 5:8 DHH).
Si nuestro
enemigo, está buscando la oportunidad de hacernos caer, especialmente en estos
días difíciles, la palabra de Dios es nuestra luz para no tropezar en el camino: “Lámpara
es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino”. (Salmos 119:105 LBLA)…
Sabemos que en estos días veremos actividades en contra de Dios, disfrazado de
costumbres aperentemente cristianas, a la verdad es adoración al demonio mismo.
En 1 Juan 2:15-16, dice: “No amen al mundo, ni lo que hay en el
mundo. Si alguno ama al mundo, no ama al Padre; porque nada de lo que el mundo ofrece
viene del Padre, sino del mundo mismo. Y esto es lo que el mundo ofrece: los
malos deseos de la naturaleza humana, el deseo de poseer lo que agrada a los
ojos y el orgullo de las riquezas.” (DHH)
Como cristianos, el
hecho de que esta fiesta incluya en su nombre a la carne ya debería ponernos en
alerta, pues nuestro Dios nos advierte que, quienes siguen o practican las
obras de la carne NO HEREDARAN el Reino de los Cielos (Gálatas 5:16-21).
A demás de eso, por ser de origen pagano también tenemos la obligación de
alejarnos de ella, pues de esto nos advierte la biblia en Deuteronomio 18:9-14.
A continuación
voy a citar algunos textos, espero y oro a Dios que Jesucristo nuestro Salvador
te ayude a escapar de esta tentación:
“No te harás ídolo, ni semejanza
alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las
aguas debajo de la tierra.” (Éxodo
20:4)
“{No,} sino que {digo que} lo que
los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios y no a Dios; no quiero
que seáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor y la
copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de
los demonios. ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos, acaso, más fuertes que
El?” (1
Corintios 10:20-22)
En estos días,
mientras que el mundo da la espalda a Dios, nosotros dediquemos todo ese tiempo
a orar, leer la palabra de Dios y alabar al creador del universo. La bendición
viene solo de Jesucristo, a Él sea la honra y gloria por los siglos de los
siglos. Amén.
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