¡COMIENZA EL 2020… CON UNA SONRISA!!!
¡COMIENZA EL 2020…
CON UNA SONRISA!!!
Comienza un nuevo mes y un nuevo año. El
año 2019, ya no volverá; todas las derrotas, mal gustos, problemas, peleas
innecesarias y también alegrías, momentos agradables, ya no volverán nunca más.
Es inútil recordar, en muchos casos recordarlos solo nos traerá amarguras e
inconvenientes.
Pero, algo que no pasa y no cambia, es
Dios. Él es el mismo, ayer hoy y por todos los siglos: El amor de nuestro Señor
Jesucristo sigue siendo el mismo. Él nos ama con un amor incomparable y se
compadece de nosotros, con una misericordia inmensurable. Su palabra lo dice
así: “Jesucristo
es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (Hebreos 13:8).
Este Dios amoroso y misericordioso es el
que cuida a los suyos y también a su creación que es el universo. Aunque la
mayoría de la humanidad da la espalda, Él no cambia, mantiene, cuida y provee
de lluvia y alimento. Y a ti, que crees y sirves a Dios, nunca te abandonará,
así como lo ha hecho en el año que se fue. Así también lo hará en este año, su
palabra lo dice: "... yo he cargado con ustedes desde antes que nacieran; yo los he
llevado en mis brazos, y seguiré siendo el mismo cuando sean viejos; cuando
tengan canas, todavía los sostendré. Yo los hice, y seguiré cargando con
ustedes; yo los sostendré y los salvaré.” (Isaías 46:3-4).
Sin duda, al cristiano le sirve de mucho
consuelo saber que Dios está a su lado para cuidar y ayudar... seguirá siendo
el mismo, ayer, hoy y siempre. ¡Qué muestra más agradable de parte de Dios! Con
este consuelo, podemos comenzar este nuevo año con una sonrisa en los labios,
sabiendo que tenemos un Dios que no cambia. No olvides nunca lo que dice Su
palabra: ¡Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos!
Apreciado hermano, tú que conoces a Jesucristo;
pero no solo has conocido, sino has experimentado, comprobado y visto lo
bondadoso que es el Señor y cuán rico es Él en gracia y misericordia. Y también,
cuán fiel y poderoso es para remediar todos los males… piensa que Jesucristo es
siempre el mismo. Para Él no existe la posibilidad de cambiar. Él es el “Padre
de las eternidades.” (1 Timoteo 1:17).
Si recordamos Él nos ha perdonado y nos
ama, sin mérito alguno de nuestra parte, nos justificó por pura gracia cuando
aún éramos rebeldes pecadores… entonces podemos alegrarnos pensando que hará lo
mismo todos los días. Así como nos ha consolado en el pasado, cuando no
merecíamos su consuelo, sino su rechazo y castigo, aun así, desea consolarnos
en todo momento de nuestro sufrimiento.
“¡Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y
por los siglos!” ¡Todavía no ha
agotado su misericordia! “… Él nos amó primero” (1 Juan 4:19),
y hasta el final sigue ejerciendo su amor, aunque no merecemos por nuestros
pecados, desde lo profundo de Su corazón nos ama y cuida.
Así como en el pasado al pueblo de
Israel perdonó sus faltas, aún muy graves, también hoy en día hará lo mismo con
nosotros. Si a una famosa pecadora, que lloraba arrepentida a Sus pies, le
dijo: “¡Tu fe te ha salvado, ve en paz!” (Lucas 7:50); si a Saulo de
Tarso, que había sido “blasfemo, perseguidor, e injuriador”
le concedió pleno perdón y le dio el apostolado (1 Tito1:13); y si a David,
quien después de haber disfrutado inmensas bendiciones cayó en abominables
pecados, le permitió recuperar la gracia y le concedió el perdón… entonces
podemos creer que la gracia de Cristo, nuestro Señor, no tiene fin; y que Él
aún desea perdonar todas las transgresiones a todos los que lo invocan.
Sí, cuando vemos cómo nunca se
impacientó con las debilidades de sus discípulos, y aunque los siguió
reprendiendo y corrigiendo, jamás los repudió, podemos estar seguros de que
tampoco nunca se cansará de apiadarse también de nosotros. Y al recordar lo
dispuesto que estaba para escuchar una oración, aunque fuese tan sólo por tocar
su manto, podemos confiar que también ahora escucha nuestras oraciones, por más
breves que fuesen. (Mateo 9:18-26)
¡Qué maravilloso es saber que Jesucristo
sigue siendo así todavía hoy! Sigue con brazos extendidos a los que fallamos
cada día: “Extendí mis manos todo el día hacia un pueblo rebelde, que anda por el
camino que no es bueno, en pos de sus pensamientos.” (Isaías 65:2;
Romanos 10:21 LBLA). Es como para
gritar de alegría, que Él sea siempre “¡el mismo, ayer, y hoy, y por los siglos!”
Recordar esto es un fuerte estímulo para nuestra fe. Y cuando los tiempos
cambian, y surgen tempestades, y todo a nuestro alrededor se torna oscuro... el
cristiano puede decir confiadamente: “¡Roca de la eternidad… a tu sombra descanso
y encuentro mucho alivio!” (2
Samuel 23:3).
Oh Señor Jesucristo: Tú eres mi
fortaleza y mi Redentor; mi Dios y mi consuelo. Este año 2020, comienzo
confiando en esas hermosas promesas Tuyas, porque: “Tú eres siempre el mismo, y tus
años no se acabarán” (Salmos 102:27).
¡Aleluya! ¡Alabado sea por siempre nuestro Dios Todopoderoso! (Escrito con base
al Devocional CADA DÍA CON DIOS, de Rosenius).
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