¡EDIFICA TU HOGAR SOBRE LA ROCA!
¡EDIFICA TU HOGAR SOBRE LA ROCA!
En estos últimos tiempos, con mucho
dolor estamos presenciando, matrimonios que se destruyen todos los días… Muchas
veces por orgullo, algunos por olvidar el pacto que hicieron en la ceremonia
del matrimonio y otras por infidelidad conyugal. Estamos en tiempos muy
difíciles y peligrosos. (2 Timoteo 3:1-4).
El 1 de
Agosto del 2017, en la emisión “La hora 23”, del canal Bolivisión, el director
del programa, refiriéndose al tema del divorcio, dio las estadísticas
alarmantes, con un asombro que percibía en su rostro, de sorpresa y enfado,
dijo: “Es increíble a estas alturas de mi
vida recibir esta noticia, de diez matrimonios terminan siete en divorcio...”
Comparto la sorpresa y enfado de este conductor, hace pocos años atrás era
alarmante escuchar tres divorcios de cada diez matrimonios.
¿Será que el amor se ha terminado, como
dicen algunos? ¿Será que el amor es un sentimiento?... Si fuera así, sería de
lamentar, porque al acabarse el sentimiento, también se acabaría el amor. ¡El
AMOR es un mandamiento de Dios!: “les doy este mandamiento nuevo: que se amen
los unos a los otros.” (Juan 13:34) Y el amor, es sacrificado: “el
amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se
irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la
verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1
Corintios 13:4-7).
Si nosotros los cristianos no edificamos
nuestros hogares sobre la roca (Jesucristo), si nosotros no levantamos en alto
el ejemplo de hogares sanos, ¿de dónde aprenderán las nuevas generaciones estos
fundamentos esenciales? Es muy claro lo que dice, la palabra de Dios: “Si
Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no
guardare la ciudad, en vano vela la guardia.” (Salmos 127:1) Si Dios no
está en los corazones de los matrimonios “cristianos”, en vano tratan de
edificar con esfuerzos humanos, van por el camino del fracaso.
Apreciado lector, te animo a meditar y
reflexionar al respecto, es una preocupación muy grande… Qué triste y doloroso
es presenciar el divorció en nuestro núcleo familiar. Lo peor, es que dejan a
su descendencia dañada (hijos traumados). Nos preguntamos: ¿Esos hijos, viendo
este ejemplo, seguirán este camino?... De padres divorciados los hijos tienden
a seguir esos pasos (un matrimonio edificado en la arena); no siempre todos,
hay buenos hogares a pesar que tuvieron padres que se divorciaron (un
matrimonio edificado en la roca). Por lo cual: “Si los cristianos, no retornan a Cristo y su palabra, corren el
peligro de destruirse o vivir el calvario de la separación.”
Lamentablemente estamos hablando de divorcios
en familias cristianas, personas que conocen muy bien la palabra de Dios. Pero,
¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿No es que Dios les ayuda? ¿No es que los cristianos
deberían dar buen testimonio al mundo?... Preguntas que hace 20 años atrás, no
era necesario hacerlas; en esos tiempos la mayoría de los cristianos vivían con
la fe y la obediencia puesta en Cristo… Su matrimonio estaba edificado sobre la
Roca (Jesucristo).
La obediencia es muy importante,
poderosa y llena de paz. Al hablar de obedecer, la palabra de Dios dice: “Cualquiera
pues que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente,
que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba
fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace,
le compararé con un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y
descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu
contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.” (Mateo 7:24-27).
La sociedad descansa sobre el hogar.
Cuando se destruyen los hogares, se destruye la sociedad. Cuando la moral decae
en el hogar, también decae en la sociedad. La sociedad consta de hogares; los hogares
edifican la sociedad o la derriban. En resumen el conjunto de hogares compone
una nación. Por lo cual, es de tomar en cuenta seriamente el bienestar de las
familias de nuestro país. ¡Una familia de bendición, comienza con la intervención
de Jesucristo en el matrimonio! ¡En un hogar sin Dios, no habrá paz!
Muchos hogares hoy en día, por ignorar a
Dios, terminan en fracaso. El divorcio lleva a los esposos a la perdición, los
hijos se levantan en rebelión, pisoteando los valores morales que sus padres les
enseñaron y los desacuerdos económicos dividen el hogar y derriban el amor. ¿Cuál
es el remedio? ¿De dónde reunimos las fuerzas para vencer los poderes de las
tinieblas que llevan a la perdición los hogares de la actualidad? ¿Hay
esperanza para el hogar?
Sí, hay esperanza. En Cristo encontramos
la respuesta: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida
eterna.” (Juan 3:16). ¡Los hogares de ahora pueden prosperar! Si los
edificamos sobre la roca firme, sobre Jesucristo y su palabra, nada los podrá
derribar, como dice el salmista David: “Solo en Dios encuentro paz; mi salvación
viene de Él. Solo Él me salva y me protege. No caeré, porque Él es mi refugio.”
(Salmos 62:1-2). ¡Aleluya! Amén.
Amén
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