¡VENCIENDO GIGANTES!
¡VENCIENDO GIGANTES!
Para entender
mejor nuestro mensaje de hoy, vamos a comenzar con una anécdota que llegó a mi
correo, dice: “Durante sus vacaciones en
la costa, una familia presenció una gran tempestad. Las olas subían a enormes
alturas mientras que los vientos fuertes sacudían violentamente las
embarcaciones que estaban amarradas al muelle.
Un niño de doce años, que miraba desde la ventana, se
fijó en que sólo la boya flotaba serenamente en aquel turbulento mar y se
mantenía en su lugar a pesar de los vientos fuertes.
El niño comentó con los demás que la boya era la única
cosa que había allí afuera que parecía no tener miedo, porque aunque se hundía
de vez en cuando, siempre volvía a subir sin daño y en el mismo lugar.
Entonces el papá les explicó que la boya se mantenía
firme a pesar del viento fuerte porque estaba amarrada a un ancla en el fondo
del mar, y agregó que también así es nuestra vida.
Cuando nuestra fe está anclada en Cristo podemos
enfrentarnos sin temor y con calma a cualquier viento contrario en la vida. No
existe bendición como la de una perfecta confianza en el Señor.”
Tiene mucha
razón, la persona que escribió la experiencia de su vida… Nadie está libre de
problemas. Las tormentas a veces llegan increíblemente fuertes y de repente,
cuando todo anda bien, nos topamos con la sorpresa inesperada. A veces sentimos
que nos enfrentamos a un poderoso gigante, humanamente muy difícil de vencer...
Pero, en medio
de esa turbulencia, se escucha una voz apacible, amorosa y llena de paz, que
nos dice: “NO TEMAS YO ESTOY CONTIGO.”
Para comprender
en su sentido exacto la ayuda que Dios, es en el momento de una crisis, tenemos
hermosas promesas de Dios… Quiero presentarte algunos textos de la Biblia;
quiero que lo leas con mucha atención y lo tengas siempre presente en cada
problema que se presente en tu vida:
“Sean fuertes y
valientes. No teman ni se asusten… pues el Señor su Dios siempre los
acompañará; nunca los dejará ni los abandonará.” (Deuteronomio 31:6)
“No les tengas
miedo, que el Señor tu Dios pelea por ti.” (Deuteronomio 3:22)
“… ¡Sé fuerte y
valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te
acompañará dondequiera que vayas” (Josué 1:9)
“Así que no
temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te
fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.” (Isaías 41:10)
“Porque yo soy
el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No
temas, yo te ayudaré”.” (Isaías 41:13)
“Sin hacer caso
de la noticia, Jesús le dijo al jefe de la sinagoga: ―No tengas miedo; cree
nada más.” (Marcos 5:36)
“La paz les
dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se
angustien ni se acobarden.” (Juan 14:27)
“No se inquieten
por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus
peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:6-7)
Qué hermosas
promesas de Dios para nuestra vida en este mundo, si tomamos en cuenta y
creemos con todo nuestro corazón en estas maravillosas palabras de Dios,
levantaremos la cabeza y correremos de prisa al refugio seguro, para
refugiarnos y para encontrar una oportuna ayuda y seguir firmes en el camino de
la vida, hasta que Dios nos llame a su presencia.
Hay algunos
momentos en la vida en que las adversidades y algunas circunstancias malas se
vuelven demasiado grandes a nuestros ojos y nos hacen temblar de miedo. No son
pocas veces en que nosotros hemos pasado esa situación, aun siendo cristianos,
nos hemos sentido debilitados de esas batallas diarias, a veces en varias
ocasiones persisten, asombrándonos por mucho tiempo y desaparecen.
¿Alguna vez te
has sentido demasiado pequeño frente a una situación así? Seguramente que SÍ,
en este momento, solo al recordar, se extrémese tu corazón de angustia y sólo
de imaginar te hace decir: “¡No quiero recordar!” Al solo pensar en el poder de
destrucción que determinada circunstancia ejerce sobre nuestra vida, no
queremos otro problema igual. ¿Verdad? No les hablo de problemas sencillos que
hemos pasado. Si no, de aquellos que nos han dejado sin fuerzas.
Sin embargo, la
Palabra de Dios es fuente de consuelo para todos los que confían en el Señor
Todopoderoso. A través de la Biblia es posible encontrar instrucciones, fuerzas
y aliento para salir a flote. Cualquier desafío, por mayor y más espeluznante
que ellos puedan parecer a nuestros ojos, Dios pelea por nosotros y Él es
nuestro pronto auxilio: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro
pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto no temeremos, aunque la tierra
sea removida…” (Salmos 46:1-3)
Es Dios quien
fortalece al que está cansado y restaura las energías de quien no tiene más fuerzas.
Que nuestra mirada esté siempre en Dios. Dios te fortalece con estas palabras: “… ¿por qué te
quejas? ¿Por qué dices: El Señor no se da cuenta de mi situación; Dios no se
interesa por mí? ¿Acaso no lo sabes? ¿No lo has oído? El Señor, el Dios eterno,
el creador del mundo entero, no se fatiga ni se cansa; su inteligencia es
infinita. Él da fuerzas al cansado, y al débil le aumenta su vigor. Hasta los
jóvenes pueden cansarse y fatigarse, hasta los más fuertes llegan a caer, pero
los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como
las águilas; podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse.” (Isaías
40:27-31). Amén.
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