¿TE IMPORTA EL HOY...?
¿TE IMPORTA EL HOY...?
Continuamos con
esta reflexión. Hemos dicho que, Dios nos da todos los días muchas oportunidades
para hacer lo correcto y disfrutar junto a nuestros seres queridos. Dios nos lo
recuerda: “… Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará
vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y
vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno…” (Isaías
55:1-3)
Es verdad, en
nuestra vida, estamos más ocupados en cosas pasajeras, en cosas que un día dejaremos
y por esto estamos descuidando lo más valioso… A continuación, vamos a hablar
sobre dos puntos muy importantes que debemos tomar en cuenta en el día de “HOY”:
El primero que vamos a tocar hoy, es: “Cuando un ser querido se va”, y en la próxima
publicación, tocaremos la
importancia de: “Aprovechar esos buenos momentos que Dios nos da”:
1. CUANDO UN SER QUERIDO SE VA.
a) No es fácil decir adiós.
Cuando un ser querido se va de viaje por varios meses, está a punto de
partir de la casa, con las maletas en la mano; no es fácil la despedida; se nos
hace un nudo en la garganta; sentimos que las lágrimas están a punto de brotar.
Nos invade la incertidumbre y nos preguntamos. ¿Volveremos a vernos otra vez?
Cada vez que viajo a algún lugar, eso es lo que me pasa. Voy con el
pensamiento de que tal vez ya no vuelva a casa a compartir con mi familia.
Salgo de la ciudad al mismo tiempo orando a Dios, rogando por mi vida y por
la vida de mi familia, sabiendo que Dios es fiel, que nunca falla: “… Jehová tu Dios es Dios, Dios
fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus
mandamientos…” (Deuteronomio 7:9-11; 27:10; “Aunque
mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá… Hubiera yo
desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los
vivientes. Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a
Jehová.” (Salmo 27:
10,13-14).
Estar en las manos de Dios, es mejor que tener en nuestras manos cualquier
seguro de vida que ofrece el mundo. Si el Señor me lleva a su presencia, mi
familia está en buenas manos.
b) Pero, cuando alguien se va al más allá…
Es aún más doloroso, porque ya no hay esperanza alguna de volver a
compartir en esta tierra con esta persona. Se van a un viaje sin retorno;
cualquier intento de buenas intenciones para esa persona se acabó.
La muerte no avisa a nadie, llega de repente. Cuando todo marcha bien y
cuando sentimos que nada nos hace falta. De pronto una llamada telefónica nos
estremece, esas palabras nos caen como un jarrón de agua fría. Esa persona
amada sencillamente emprende el viaje sin retorno. No habrá tiempo de
abrazarla, antes que levante la mano y nos diga “adiós”.
c) Tiempo no aprovechado, tiempo perdido.
Si hubiéramos entendido a su tiempo lo que es la despedida, no hubiéramos
dicho: “No tengo tiempo”, “debo irme”, “se me hace tarde”. Ni habríamos mirado
tanto el reloj. Seguramente nos hubiéramos quedado más tiempo para conversar.
Ahora, no estaríamos rememorando con nostalgia lo que debería haber sido,
porque lo habríamos disfrutado al máximo. Si en esos momentos hubiéramos
entendido que todo es pasajero, que las cosas y el tiempo pasan con una
facilidad extraordinaria. Las cosas “Hoy”
serían diferentes.
“Hoy” estamos vivos todavía. Si Dios por medio de este mensaje ha tocado tu
corazón y te has dado cuenta que has fallado, ¿ahora, qué te queda?, entender
que esas discusiones que no faltan deberían evitarse y aprovechar el tiempo
positivamente. Desde hoy aprendamos a vivir en el amor y perdón de Jesucristo.
Esta experiencia
triste pasé, cuando una tarde, del mes de febrero de 1988, alguien vino a mi
casa y me dijo: “Tu mamá a fallecido…” (Recuerdo todavía como si fuera ayer).
Recibí la noticia más triste de mi vida.
Vinieron a mi
mente preguntas demasiado tarde: “¿Por qué, en ese momento, no estuve
al lado de ella? ¿Por qué no la ayudé? Si la hubiese ayudado a tiempo, no iba a
pasar lo que pasó”. Mi reacción fue demasiado tarde. Después, sentí
pesar dentro de mí, por no haber estado ahí en el momento del accidente.
Lo que suceda mañana es desconocido, nadie
sabe que será mañana. Dice la biblia: “… No sabéis lo que será mañana…” (Santiago
4:14). “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana
traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.” (Mateo 6:34). Pues el
futuro está en control de Dios, “Hoy” es
un regalo de Dios, tenemos una bonita oportunidad para disfrutar con nuestros
seres queridos.
Podemos olvidar o perder una prenda y
volverla a recuperar. Pero el tiempo que se pierde nunca podrá ser
recuperado (el tiempo se va y nunca vuelve). Algunos dicen mi vida es
tiempo perdido. “¿Este día fue tiempo perdido?” “¿Lo que te escribo, no lo
estás tomando en cuenta?” Si es así, es perder el tiempo.
Lo más valioso está a la puerta de tu
corazón. Jesucristo, nuestro Salvador, te dice: “He aquí Yo estoy a la puerta y
llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y
él conmigo.”... La respuesta es
solo tuya. No pierdas el tiempo “Hoy”,
aprovecha bien, porque “el tiempo es oro” o bastante valioso, como para
desperdiciar.
Continuará...
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