¿TE IMPORTA EL HOY…? (CONCLUSIÓN.)
¿TE IMPORTA EL HOY…?(CONCLUSIÓN.)
Hoy terminamos
esta hermosa reflexión: ¿“Te importa el “Hoy”…?
Espero que hayas meditado y reflexionado, en cada uno de los puntos que hemos tocado.
Y espero que tu decisión haya sido aprovechar el “Hoy” con la bendición de Dios.
Tu perspectiva sea diferente, referente a la vida que Dios te da y mires
con nuevos ojos espirituales… Desde el momento que acudes a las misericordiosas
manos de Jesucristo, todo es nuevo. Las cosas viejas pasaron; ayer ya pasó y no
volverá más (2 Corintios 5:17).
El pasado es
historia, el futuro un misterio, pero el “Hoy” es un regalo, por eso se llama presente. El “Hoy” es un regalo entre los
regalos, el mejor regalo que te puedes imaginar; mira a tu cónyuge, mira a tus
hijos, mira a tus padres, ellos son un regalo precioso de Dios.
Sal a la calle y
observa con ojos positivos, sal al campo y observa la creación de Dios. “Hoy” es hoy, no es ayer ni es
mañana. El mejor regalo posible que Dios te ha dado para que lo disfrutes y la pases
muy bien, es el “Hoy”.
Estoy
convencido: si disfrutas el “Hoy”, la
vida será diferente y llena de bendiciones. El amor y el perdón de Dios fluirán
de tu interior como manantiales de agua viva. Estarás contento de ser instrumento
de Dios para servir en amor a otros, porque, ¡DIOS ES AMOR! ¡Así
tendrás el “Hoy” bien
aprovechado!
A veces, las
mejores lecciones del arte de amar, nos las dan nuestros hijos. Recuerdo en
este sentido un relato que escuché:
En los días de
la fiesta de la Navidad, un padre de familia castigó a su hija de tres años por
desperdiciar un rollo de papel de envolver regalos. El dinero escaseaba, y él
se enfureció al ver que la niña trataba de decorar una caja para poner debajo
del árbol de Navidad.
A la mañana
siguiente, la niña le trajo un regalo a su padre, y le dijo:
- Esto
es para ti, papá.
Él se sintió
avergonzado por su anterior reacción desmedida, pero su ira volvió a encenderse
cuando vio que la caja estaba vacía.
Y le gritó a la
niña:
- ¡¿No
sabes que cuando uno da una caja de regalo se espera que contenga algo?!
La niña le miró
con lágrima en los ojos y le dijo:
-
¡Papá, la caja no está vacía! Metí besos en ella y la llené de mi amor. Todo
para ti, papá.
El padre se
abrumó. Abrazó a su hijita y le pidió perdón. Mantuvo la caja dorada junto a su
cama durante varios años y siempre que estaba desanimado, sacaba un beso
imaginario y recordaba el amor que su hija depositó en ella.
Este amor
incondicional es algo más valioso que cualquier cantidad de dinero o montón de
riquezas del mundo. Es lo que necesitamos cada uno de nosotros para disfrutar
de la vida verdadera que Dios nos da cada día.
Es difícil entender que en la vida,
existe el tiempo para disfrutar cada momento. Siempre deseamos adelantarnos a
nuestro tiempo, o añoramos viejas épocas, pero nunca disfrutamos el momento que
estamos viviendo.
Cuando somos niños queremos ser ya
grandes para hacer cosas de adultos, y cuando estamos en la plenitud de la vida
anhelamos volver a ser pequeños y gozar al máximo cada instante. No hemos
aprendido a darle el valor a cada momento en la vida, vivimos lamentándonos por
lo que no hicimos ayer, o nos preocupamos por lo que haremos mañana, sin
abrazar el “hoy”. (Eclesiastés
3:1-8,11).
Mientras dure ese “Hoy” debemos aprovecharlo. En Efesios
5:16, dice: “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (BLA); y en Colosenses 4:5, dice: “Andad sabiamente… aprovechando
bien el tiempo.” Aprovechar bien el tiempo, es tener a Cristo en
nuestro corazón y vivir una vida lleno de paz. Amén.
Dios te bendiga
y te proteja el día de “Hoy” y siempre...
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