¿SATANÁS?... ¿NO ES ESE MISMO QUE CRISTO VENCIÓ EN LA CRUZ?
Comenzaremos con
la siguiente ilustración: “Hace poco me
contaron una anécdota que protagonizó un conocido pastor amigo, que fue citado
por un importante comité de ministros y teólogos. Estaban intrigados por los
mensajes de este prestigioso orador y fueron directo al grano. Le dijeron, sin
rodeos, que les diera una razón por la cual jamás mencionaba a satanás en sus
mensajes. Nunca hacía referencia al diablo ni a sus huestes.
El predicador se reclinó sobre su silla e hizo un gesto
como intentando recordar. Luego de un extenso silencio, frunció el ceño y dijo:
- satanás… satanás… me suena conocido. Si mal no recuerdo debe ser aquel que la Biblia menciona que fue vencido y aplastado en la cruz, ¿verdad?
Los demás asintieron en silencio.
- Entonces tendrán que disculparme -agregó-, sucede que paso tanto tiempo con Dios, que no me resta tiempo para dedicarle a personajes derrotados. En mi lenguaje no me permito incluir a los vencidos. Los que estuvieron en aquella reunión dicen que nadie pudo discutir ni agregar nada a lo que el hombre de Dios había dicho. Su razonamiento era inobjetable.”
Desde que conozco a Jesucristo, he visto “cristianos” que tienen pánico a satanás, temen que en cualquier momento les ponga zancadilla, así piensan que el equipo contrario gane la batalla. Incluso los libros más vendidos tienen que ver con aquellos que invierten sus páginas en tratar de definir y descubrir cómo es el enemigo y cómo expulsarlas de las personas que aun asisten a la iglesia.
El común denominador con el que me he enfrentado cada vez que Dios me pone, frente a estas personas, que toman más tiempo en expulsar demonios, tienen terrible miedo hacia Satanás. La guerra espiritual pareciera ser la única y determinante arma secreta y vital para una vida victoriosa o un verdadero avivamiento. Es como si el Señor hubiese dicho que logró vencerlo un poquito, pero que como no pudo completar la obra, nosotros tenemos que terminar de derrotarlo.
Quiero que leas con atención lo que trato de decirte: Satanás está vencido. No
tiene poder. Está derrotado. Está acabado. Está terminado. Está destruido. En los
términos de boxeo está en la lona. La cruz acabó con ese fanfarrón. Y un gran
secreto: le tiene terror a los campeones que están unidos a Cristo Jesús
(Santiago 4:7).
Está claro, Satanás peleará por el resto
de nuestra existencia en este mundo, para querer mantenernos alejado de Dios
(Hechos 26:18). Sin embargo, si tú dedicas más atención en estar en buena
relación con Dios, no tienes por qué temerle a ese enemigo derrotado. Si estás
en íntima comunión con Jesucristo, no tengas miedo; nunca podrá vencerte ni
hacerte daño. Pero, si intentas alejarte un poco de tu Salvador, es entonces
donde aprovechará para atacarte (1 Pedro 5:8).
El poder de Satanás sobre las personas
entregadas a Dios ha sido roto, debido a que el pecado fue completamente pagado
por la sangre de Jesucristo... Desde luego, la salvación no pone fin a la
batalla de una persona, contra las fuerzas del maligno. Satanás desea
zarandearnos como al trigo (Lucas 22:31-32), y hacernos siervos débiles e
inútiles en el reino de Dios. El sabe que pertenecemos a Dios para siempre;
pero aun así, la realidad de esta verdad no lo detiene para continuar
atacándonos.
Te hago una pregunta: ¿Dónde ataca
primero el enemigo?... Si respondiste: “En nuestra mente y pensamientos”, ¡Respuesta
correcta! Los pleitos, las guerras y la maldad salen del corazón y los
pensamientos del hombre (Mateo 15:19; Santiago 4:1). Así, tal cual son los
pensamientos en el corazón de una persona, así es su personalidad (Proverbios
23:7). Esa es la razón por la que leemos en Proverbios 4:23: “Con
toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales
de la vida”.
Si tomas más atención en lo que hace Satanás,
él te hará pensar: “Debido a lo que has fallado
a Dios, jamás podrás ser completamente íntegro; que jamás podrás estar sano, ni
hacer las cosas bien. No tienes ningún valor para Dios.” ¡Eso es Mentira!
Cualquier pensamiento de esta naturaleza, que te atormente en tu vida cristiana,
no proviene de Dios; pues Dios siempre te mira como su hijo amado en Cristo
Jesús, una nueva criatura (2 Corintios 5:17).
Satanás aborrece el hecho que ahora seas
una nueva persona, y por eso te declara la guerra en el área donde es más fácil
derrotar, en tus pensamientos. Pues si concentras tu mente en las cosas de los
pecados del pasado, entonces no podrás concentrarte en lo que Dios tiene para
tu futuro. Esta es la razón por la que Pablo escribió: “Pero una cosa hago: Olvidando lo
que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo hacia a la meta
para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses
3:13-14).
Los cristianos enfrentamos una batalla
constante, de la que debemos ser conscientes para poder vencer, no lo haremos
con nuestras fuerzas. Dios pelea por nosotros. “…No temáis, ni tengáis miedo de
ellos. Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, Él peleará por
vosotros…” (Deuteronomio 1:29-30). Debemos tener plena confianza en
Dios y descansar en sus poderosas manos: “Jehová peleará por vosotros, y vosotros
estaréis tranquilos.” (Éxodo 14:14).
La solución en estar revestidos de
Cristo y de esta manera ejercer autoridad en el nombre de Jesucristo, porque él
vive en nosotros: “Porque para mí el vivir es Cristo…” (Filipenses 1:21); “Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13); “… de
Cristo estáis revestidos.” (Gálatas 3:27). Reconocer que fuimos creados
por Dios, salvados por la obra redentora de su amado Hijo Jesucristo. Amén
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