¿POR QUÉ CELEBRAR LA NAVIDAD?
¿POR QUÉ CELEBRAR LA NAVIDAD?
Sin lugar a dudas el mes de
Diciembre, es uno de los meses más preciosos de todo de los doce meses del año.
La razón es muy sencilla, porque es el mes en que se celebra la Navidad. Desde
que tengo uso de razón he tenido en mente algo importante, que son las fiestas
con significado, como: “La Navidad” y “La semana Santa”. En
mi familia siempre se ha tenido presente la costumbre de celebrar estas fechas
tan importantes. Desde mis antepasados siempre se había celebrado con mucha
devoción. Al igual que en todas partes del mundo han proclamado de generación
en generación, el nacimiento del Hijo de Dios, en favor de la humanidad. “Dios
hecho hombre (la encarnación)” (I Timoteo 3:16). El nacimiento del
personaje más famoso de la historia, el mismo Salvador “CRISTO JESÚS”.
Hay otro personaje en la historia
del universo, a quien no le gusta que celebremos la Navidad. Me refiero a
“Satanás” (el enemigo de Dios). Él siente mucha rabia al ver tanta belleza en
las Iglesias cristianas. No sabe cómo acabar con esto. Por eso, intenta engañar
con muchas fábulas, para desviar nuestra mirada hacia la mentira. A pesar de
esto, la gloriosa iglesia de Cristo no se rinde, ni abandona sus convicciones
de fe. Basta con mirar, nuestra propia iglesia y el resto de las iglesias de
nuestra ciudad. ¿Verdad?
Hay que ver la alabanza del
pueblo de Dios, el regocijo de pequeño a grande. Por eso, el enemigo pelea con
furia contra los cristianos, para que no celebremos nada ese día. “Satanás” y
sus huestes espirituales, estarán muy ocupados en poner obstáculos en la
iglesia, para evitar todo acto de culto y honor al “Rey de reyes y Señor de
señores…” (Apocalipsis 19:16). ¡No podrá con los verdaderos hijos de
Dios! Porque, estamos revestidos de todas las armaduras que el mismo Señor de
Gloria nos ha provisto (Efesios 6:10-20). Lo celebraremos con más fuerza y
entusiasmo, alabando a Dios con cánticos espirituales, que serán como olor
fragante para el Señor (2 Corintios 2:14, 15; Efesios 5:2). La Biblia dice: “El
que sacrifica alabanza me honrará…” (Salmo 50:23). Este día, le
entregaremos el mejor regalo que espera de nosotros, ¡NUESTRO CORAZÓN! y con
esto le diremos “¡… EN MI CORAZÓN, HAY LUGAR PARA TI…!”
En mi familia, como cada año
recordaremos con mucho honor a nuestro Salvador, porque Él nos salvó. Siendo Dios vino como humano, nacido de la virgen
María, para entregar su vida en la cruz como ofrenda voluntaria y al tercer día
resucitó victorioso, a favor nuestro. Jesucristo canceló nuestra deuda y nos reconcilió con Dios; por este milagro hecho
realidad tenemos paz con nuestro creador y somos libres del poder del pecado (1
Corintios 15:56, 57). Eso es lo que nos llena de gozo y nos impulsa a celebrar
con alegría y con todas nuestras fuerzas. Cómo olvidar aquellos años, momentos
hermosos que pasamos cada año rodeado de nuestros hijos y ahora con nuestros nietos; celebrando como debe ser en
familia, cantando alabanzas al Rey de reyes y Señor de señores.
Considero esta fecha muy
importante y por lo cual tiene que ser recordado, porque, si dejamos de
celebrar, sin lugar a dudas estaríamos cediendo terreno al enemigo. “Satán”
daría todo para que el 25 de Diciembre no se celebre, ni se dé gracias a Dios.
Por eso, amada familia en Cristo, les animamos, a cada uno de ustedes celebrar
con ganas y con alegría, como hijos amados de Dios. Cantando alabanzas, como
aquellos ángeles la noche en que nació el Salvador: “¡Gloria a Dios en las alturas y
en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres…!” (Lucas 2:14).
También, hay algunas personas que se oponen, a no festejar el día de la Navidad. Ellos
consideran a estas fechas, como “una
fiesta pagana”. Muchas veces me he preguntado, ¿por qué dicen fiesta pagana a la
Navidad? Bueno, ellos argumentan que la fecha del 25 de Diciembre es costumbre
de los “paganos” y por lo tanto no se debe celebrar ese día.
Decir que es una fiesta pagana,
es engañarnos a nosotros mismos. Si dejamos de celebrar considerando que esta
fecha es un acto pagano, nos estaríamos alejando de la realidad y del verdadero
significado de la Navidad. En ese caso, aún los días, las semanas, meses y años
se convertirían en “paganismo”. Porque, la mayor parte de estos nombres, fueron
dedicados a dioses paganos, como por ejemplo a emperadores de Roma, como:
Agosto, Julio y otros. En ese caso, no encontraríamos un día para celebrar
Navidad, ni Semana Santa.
En 2001, un conocido
“pastor” de nuestra ciudad, me hizo un argumento, en
relación a la celebración de la Navidad. Me dijo: “que no hay una evidencia contundente que demuestre que Jesús nació en
esa fecha”. Yo le respondí: “Es
verdad que no hay una fecha exacta que esté escrito en la Biblia a donde
podamos regirnos estrictamente para celebrarla. Pero, en lo personal nunca he
tenido problema en que la iglesia dedique un día en especial para reconocer que
mi Salvador nació, vivió, murió y resucito y está sentado a la diestra de Dios
Padre Todo Poderoso (Colosenses 3:1; Mateo 26:64). Al contrario, me siento orgulloso que las ciudades se engalanen en
homenaje a Jesús”. En estos días estuve recordando esta charla y me puse a
investigar un poco más. La conclusión es que, no hay argumento válido para no
celebrar ese día. No hay motivo para “satanizar” o “mundanalizar”. “No importa la fecha, lo que importa es
recordar un día para celebrar”.
Es lo mismo lo que está pasando
con otros temas controversiales de la Biblia. Grandes teólogos que no se ponen
de acuerdo, por ejemplo, acerca de la segunda venida de Cristo. La discusión
incesante entre los “pre-milenaristas” y los “milenaristas”, es que dicen que
habrá rapto antes del milenio (mil años) y otros dicen que no abra rapto. A
todo esto digo: ¿Qué importancia tiene? ¡Nada! Lo que importa es que un día no
muy lejano vuelve nuevamente nuestro Salvador, ya no como niño, sino como Juez,
para juzgar a los buenos y a los malos (II Timoteo 4:1). Lo que importa es que
debemos estar PREPARADOS para este encuentro, debemos velar para no ser
sorprendidos en nuestros pecados. Cual fuere lo primero (Mateo 24:44-51).
Lo triste de estas fechas es ver que el hombre da la espalda a Dios, ha convertido la Navidad en un mero mercantilismo, todo se
mueve en regalos y negocio. Se han inventado personajes mitológicos, como: “San
Nicolás”, o “Santa Claus”, o “papa Noel”, dicen que ellos son los héroes de
los niños, para los regalos. Sea cual fuere el origen y significado de estos
personajes, es un gran engaño y una mentira cruel, nada menos a niños
inocentes. Sabemos quién está detrás de todo esto, el enemigo de Dios se ha inventado
fábulas, para desviar la mirada del verdadero significado de la Navidad. La
Biblia dice que “Satanás” es el padre de la mentira (Juan 8:44; Apocalipsis
21:8).
Nosotros debemos mostrar el
verdadero significado de la Navidad a todo el mundo, no dejando de celebrar,
firmes en nuestras convicciones de fe. Nuestra obligación es de enseñarles la
verdadera Navidad a los niños de nuestra comunidad, y aclararles quiénes son
estas figuras fraudulentas que no dignifican nada el nacimiento del niño más
precioso de toda la historia humana. Más bien, con todo esto, ridiculizan el
verdadero significado de la Navidad.
En nuestra familia, a nadie le
molesta celebrar la Navidad, de ninguna manera podemos considerar como acto
pagano. Si fuera así dejaríamos de participar en muchas otras actividades de
nuestra propia iglesia. Amada familia, celebra esta Navidad con toda vuestra
fuerza, dándole honor y dándole las gracias por habernos dado el regalo más
grande y precioso: la salvación. Aprovechen este día para contarles y leerles
historias y pasajes de la Biblia, acerca de la Navidad a vuestra familia.
El mismo JESÚS pueda nacer en los
corazones de muchas personas. Deja que Satán se retuerza de envidia, porque la
gloria y honra le pertenecen al único Hijo de Dios, nuestro precioso Salvador
Jesucristo. Si nació o no nació en esta época, NO IMPORTA, lo que importa es,
que Él sí nació y vivió como tal. El profeta Isaías lo anunció de esta manera: “Porque
un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se
llamara su nombre ADMIRABLE, CONSEJERO, DIOS FUERTE, PADRE ETERNO, PRÍNCIPE DE
PAZ”. (Isaías 9:6). AMÉN.
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