¡AY DE LOS QUE A LO MALO DICEN BUENO…!

¡AY DE LOS QUE A LO MALO DICEN BUENO…!

Imagen relacionada 
Un día una niñita estaba sentada observando a su mamá lavar los platos en la cocina. De pronto notó que su mamá tenía varios cabellos blancos que sobresalían entre su cabellera oscura.

Miró a su mamá y le preguntó inquisitivamente,

¿Mami, por qué tienes algunos cabellos blancos? Su mamá le contestó:

– Bueno, cada vez que haces algo malo y me haces llorar o me pones triste, uno de mis cabellos se pone blanco’. La niñita se quedó pensativa por un rato y luego dijo:

– Mami, ¿por qué todos los cabellos de mi abuelita están blancos?...

“Mentirita blanca”, a veces se convierten en mentiras grandes, que afectan a nuestros hijos. Desde la caída al pecado de Adán y Eva, nuestra naturaleza está plagada de cosas malas, nuestra tendencia siempre nos jala a lado malo, aunque algunos nos parezcan insignificantes, se convierten en una práctica y costumbres “buenas” en nuestras vidas.

La palabra de Dios en Isaías 6:18-24, dice: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho! Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo, porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.” En nuestros días, ¿has visto esta clase de personas? Sí, hay muchos. Por favor, te pido que lo leas detenidamente y te veas tú mismo, como en un espejo, si hay algo que tienes que dejar y cambiar en tu vida. Hoy estamos vivos todavía y tenemos oportunidad de arreglar y pedir perdón a Dios.

Imagen relacionadaCuando a estas personas se les llama la atención, la respuesta es excusarse o echar la culpa a  alguien. No quieren reconocer que están actuando mal. Por ejemplo, en la consejería, encuentro a personas que tienen problemas con el alcohol. Y cuando pregunto si hay alguna razón para esta práctica, la respuesta, es: “No es malo compartir con amigos, es una manera de relajarse de tanta tensión de la vida…”  Desde nuestros gobernantes nos enseñan que lo malo es bueno. Uno de los ejemplos que conmueven a nuestra sociedad es la aprobación del aborto, para ellos es bueno el asesinato de seres indefensos en el vientre de su madre.

La palabra de Dios, condena a aquellos que desafían a su creador, convirtiendo lo malo en bueno. Estas personas no quedarán sin castigo. Proverbios 11:21, dice: “Tarde o temprano, el malo será castigado…” En resumen, ¿Qué pasa con la vida de estas personas? ¡Sufrimiento! No solo a ellos, afecta a su familia: “El que da mal por bien, no se apartará el mal de su casa.” (Proverbios 17:13).

El primer hombre cuando cayó al pecado, comenzó con las acostumbradas excusas. Cuando Dios pide cuentas, la respuesta fue: “… La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.” (Génesis 3:12). ¿No crees que hemos heredado, esa típica respuesta de Adán? En Adán, no vemos ni una sola palabra de arrepentimiento. Más bien, él trata de excusarse a sí mismo. Es como si dijera: “Comí del fruto prohibido sólo porque tú, Señor, tuviste la idea de darme una mujer por compañera.”

La primera característica de un ser humano, caído en el pecado, no quiere admitir su culpa, pretende ser inocente… Cuando Dios preguntó a la mujer: “… ¿Qué es lo que has hecho?...” (Génesis 3:13). La respuesta fue similar a la respuesta de Adán; utilizó la misma táctica para defenderse: “La serpiente me engañó, y comí.” (Génesis 3:13). Tan característico de los seres humanos hoy en día, podemos ver incluso en niños pequeños. Cuando hacen algo malo, reaccionan con el mismo reflejo de picardía interior, aún antes de haber aprendido las mañas del mundo exterior, echan la culpa a otro.
Imagen relacionada 
Cuando nos encaran nuestras faltas, inmediatamente buscamos la manera de salir a flote de cualquier acusación. Cuando la acusación es más fuerte, nos amargamos y nos enojamos con Dios, como lo hizo Adán. Adán no solo se excusa a sí mismo, sino echa la culpa a Dios. Está muy claro que Adán trata de culpar su caída a Dios, porque él le había dado a la mujer… Si hubiese sido sincero habría dicho: “Mi mujer me dio”; pero al agregar las palabras: “Que tú me diste” claramente trata de cargarle la responsabilidad a Dios. Lutero dijo: “La respuesta de Adán está lleno de animosidad y odio contra Dios, como si digiera: -Tú mismo me has causado este problema. Si le hubieras dado a la mujer otro lugar donde vivir, esto no habría pasado. Que yo haya pecado es Tú culpa, porque me has dado una mujer para que viva conmigo.”

Notemos qué terrible maldad se apoderó de los seres humanos, después de la caída al pecado. Adán debería ir inmediatamente con lágrimas de amargo pesar, en busca de la misericordia de Dios, confesando su desobediencia, implorando perdón. En lugar de eso, utilizó falsas excusas y dio una respuesta evasiva. Pensó que su desnudes y la voz de Dios eran razones para huir.

Eva no fue mejor que su marido. Adán echó la culpa a su mujer, y a Dios; Eva culpó a la serpiente, que también había sido creada por Dios… Como si hubiese dicho: “Tú, Señor, tuviste la idea de crear la serpiente y dejarla en el Paraíso. Por eso caí en el engaño…” Tanto Adán como Eva acusaron a su creador y se excusaron a sí mismos.

Y lo mismo sigue sucediendo en la actualidad. Después de la desobediencia, siempre sigue la amargura y las acostumbradas excusas, de la cual participan nuestro cuerpo y nuestra mente. Y cuando no es posible disimular el pecado, entonces falsamente se le culpa a Dios. ¡A ese estado de extrema maldad llega el ser humano pecador! Por su incredulidad desobedece a Dios; y de ahí pasa a la blasfemia, de acusar al creador injustamente de ser el responsable. 

Pero, Dios no nos ha abandonado a nuestra suerte, para que vivamos esa vida de derrota y de amargura. Dios ha provisto un sustituto para pagar nuestra deuda. Lo que no pudimos cumplir, ha hecho y ha cumplido Jesucristo. Porque Él, quiere que vivamos llenos del amor de Dios, en Su perdón y en libertad cada día de nuestra vida.

Después de la caída de la primera pareja (Adán y Eva), Dios mismo proveyó vestimenta para cubrir la desnudez (Génesis 3:21) y dio la promesa de un salvador (Génesis 3:15) y se cumple con la el nacimiento y muerte de nuestro Salvador. Apreciado lector, Dios nos ama y no nos ha abandonado. Tenemos una esperanza viva, para escapar de esa vida llena de amargura. La palabra de Dios, dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquél que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” (Juan 3:16).

Vivir la experiencia de amistad, con Dios es la relación más extraordina­rio que le puede ocurrir a una persona. Es sentirse abrazado y ayudado por un amigo muy cercano, Su bondad, Su misericordia desbordante es incalculable, hacia nosotros. Jesús te ama gratuitamente sin esperar nada a cambio. Él nos ha amado primero, desde el seno de nuestra madre.

Jesús por amor, entregó su vida por nosotros, por lo cual, Él no quiere que vivamos sin su ayuda... Jesús te llama, te invita ir a descansar en Él (Mateo 11:28) y respeta totalmente nuestra libertad, no nos lleva a la fuerza, no nos obliga. Pero si acudes ahora mismo a Él, entre tú y el Señor habrá una verdadera amistad, al Amigo no se le defrauda ¿Verdad? Porque, Él nos llama amigos, ¡Qué amistad tan hermosa, un amigo que ha dado su vida por nosotros!: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.” (Juan 15:13-14). Amén.

Imagen relacionada
Nuestro amigo que está siempre a nuestro lado


Comentarios

  1. Gracias Papito por tus enseñanzas. Nos bendice en gran manera.te quiero mucho.

    ResponderBorrar
  2. Marcelita, Dios te bendiga por medio de su palabra. Solo en Él tenemos paz y felicidad.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

NO JUEGUES CON EL PECADO

ESTO TIENES QUE LEER, ES PARA TI

VIERNES SANTO