LA CORONA DE LOS ABUELOS SON LOS NIETOS

LA CORONA DE LOS ABUELOS SON LOS NIETOS
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La Palabra de Dios dice: “La corona de los ancianos son sus nietos…” (Proverbios 17:6 NVI). Estoy pensando en esa hermosa corona dorada, con perlas brillantes que adornan al abuelo. Qué hermoso, ¿verdad? Cada  nieto que nace, es una joya en esa corona y los abuelos se honran al lucir esa corona llena de perlas brillantes (los nietos). En la comunidad le respetan, en la familia es estimado. ¿Quién rechazaría esa hermosa corona?
Los nietos necesitan sentirse amados por sus abuelos, sentir ese calor familiar. Y de la misma manera, también los abuelos necesitan el cariño de sus nietos, un afecto recíproco; eso es la ley de la vida y una parte importante de la relación familiar. El nieto necesita un abrazo, un beso y jugar con sus abuelos, al igual que un foco necesita energía para alumbrar en esta vida. Y, cuando los nietos son mayores, buscan a los abuelos para pedirles consejos, valoran la inmensa sabiduría y experiencia que la vida les ha dado. Cuando deben tomar decisiones importantes sobre las cosas difíciles de la vida, corren a los abuelos con toda confianza.
Ser abuelo es un privilegio y una bendición. Los abuelos se convierten en un ejemplo de vida junto a sus padres, pues hay un equilibrio: A veces, cuando los papás fallan, tienen el último recurso, miran a los abuelos.
La palabra bendita del Señor, dice: “El hombre de bien, deja herencia a sus nietos…” (Proverbios 13:22 NVI). Cuando habla de herencia no solo habla en sí de la herencia económica, sencillamente se refiere a lo más importante: el ejemplo de fe y conducta del abuelo, una persona intachable en la sociedad y al servicio del Señor. Desde luego, esto  bendice no solo a los nietos, sino también a sus papás. Los nietos, no olvidarán jamás el camino trazado por sus abuelos y sus padres; la retribución para estos es ver a sus hijos y nietos llenos de la bendición del Señor en el camino correcto de la vida (1 Timoteo 5:4).
Dicen, que el niño nace con una pequeña parte de su corazón, preparado para que los padres y los abuelos la llenen con amor, aprecio y cariño. Si ellos descuidan de llenarla en casa, afuera en la calle la llenarán quién sabe con qué y cómo.
Para terminar quiero expresar a mis a nietos, en este día y decirles que los amo con todo mi corazón. Ellos son un regalo de Dios en la vida de mi esposa y el mío, nuestra alegría es llevarles el Evangelio de Jesucristo a sus vidas. Como abuelos tenemos la obligación de transmitirles las maravillosas palabras de Dios y las obras que Dios ha hecho en nuestras vidas. Todo esto les ayudará a comprender el porqué de la vida y para qué están en esta vida, pues la palabra sembrada no vuelve vacía.
Imagen relacionadaEn Deuteronomio 6:2 (NVI), dice: “Para que durante toda tu vida tú y tus hijos y tus nietos honren al Señor tu Dios cumpliendo todos los preceptos y mandamientos que te doy, y PARA QUE DISFRUTES DE LARGA VIDA”. Estimados abuelos y futuros abuelos, acudan a Jesucristo al único ayudador; de esta manera se prepararán para disfrutar de sus nietos. Nuestro Señor Jesucristo les va a ayudar a ser fiel en Su palabra, al final recibirán una recompensa, el premio de la vida eterna, no solo para ti, sino también para toda tu descendencia.
Como abuelos, nuestras últimas palabras de fe y confianza, para nuestros nietos: “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar” (Habacuc 3:17-19 RV).
¡Qué bonita noticia! ¿Verdad? Si no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Recuerde que, tomados de las manos del Salvador, emprendemos el maravilloso camino hacia el crecimiento personal y espiritual. No se arrepentirá de tomar esta decisión. Sin Él no podremos hacer nada (Juan 3:16; Juan 15:5).                   



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