“El dolor que sufrió Cristo…” ¡FUE EN TU LUGAR!
“El dolor que sufrió Cristo…” ¡FUE EN TU LUGAR! (Mateo 27:45-56) Cuenta una curiosa anécdota de un rico comerciante llamado Alejandro. Este comerciante concedió un préstamo económico de una suma considerable a su siervo, con la condición de que la deuda sería cancelada en toda su vida trabajando para su patrón. En uno de los viajes de negocios a Europa, Alejandro se encontró con un amigo Pastor evangélico y recibió a Cristo en su corazón. Al volver y llegar a su casa, llamó a su siervo a quién pidió servirle comida y también que traiga una vela encendida. Su criado entonces se presentó portando una bandeja con comida y en la otra mano una vela encendida. Alejandro entonces, sacó el recibo del bolsillo donde figuraba el préstamo concedido a este siervo suyo; éste empezó a temblar, pensando en ese momento que su patrón le cobraría su deuda. Pero Alejandro tomó el recibo y mientras lo quemaba, pronunció las siguientes palabras: “Gran siervo mío, despué